No es lo mismo justicia que “poder judicial”

Por Curas en Opción por los Pobres. «No temo a Dios ni respeto a las personas» (Lucas 18,4).

En la Biblia encontramos ocasionales críticas a algún “poder judicial”.

«Aléjate de causas mentirosas, no quites la vida al inocente y justo; y no absuelvas al malvado. No recibas regalos; porque el regalo ciega a los perspicaces y pervierte las causas justas» (Éxodo 23:7-8)

Tanto, que ser no “testigo falso” figura en las normativas básicas, en los conocidos como “Diez Mandamientos”.

El desafío permanente de todo “Poder Judicial” es “hacer justicia”, y darlo por supuesto parece, por lo menos insensato.

Todo juez debe ser manifiesta y visiblemente independiente en las causas en las que debe intervenir, y no puede sentenciar por intuiciones, sospechas ni, mucho menos, preconceptos o deseos personales o ideológicos, ni, peor aún, obedeciendo a mandatos exógenos o devolviendo favores.

Sin ninguna sorpresa somos testigos de los autopercibidos “fundamentos” para la condena judicial de la expresidenta de nuestro país, no solamente por jueces que nadie puede afirmar sean independientes, por fiscales más fascinados por su histrionismo y el aplauso que por la búsqueda de la justicia y la verdad y por una motivación evidente más allá de todo otro objetivo que es la proscripción de Cristina Fernández de toda intervención futura en cuestiones electorales o públicas.

Leer que «no se puede saber a ciencia cierta el porcentaje de pagos anticipados…» y un renglón después afirman «pero no cabe ningún tipo de duda de que fue el mecanismo utilizado» ciertamente son ese tipo de expresiones que no parecen ajustadas a derecho.

Lamentablemente no tenemos demasiadas expectativas en este poder judicial en casi ningunas de sus instancias, y queremos alertar a todos y todas a ser conscientes, muy conscientes, de que una patria sin verdadera justicia está condenada a deshacerse, a licuarse en cimientos endebles.

Nuestro futuro depende de ello, seamos de la opinión religiosa, política, cultural que tengamos. Es insensato, en este tiempo de nuestra patria, comportarnos como meros espectadores de lo que quienes ejercen el poder han decidido para nosotros.

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