Por Alejandro Cano. Muchos recuerdan el dolor que les produjo la trama y el personaje del niño jujeño en el film “La deuda interna”. Verónico soñaba con conocer el mar y finalmente se quedó bajo ese cielo de agua. Aquella postal de la pérdida de los soldados durante la Guerra de Malvinas, la desolación de la infancia en la puna, aquel mar de arena y el manto eterno encontrado en la muerte el mar frío del sur. Verónico todavía es recordado.
La historia se repitió, de alguna manera. Porque son nueve los jujeños que dejaron su vida en el fondo del mar el día en que el Submarino ARA San Juan desapareció en las aguas del Océano Atlántico. Estos nueve jóvenes jujeños representan el 20% de la tripulación. Mucho Jujuy llevaba el submarino aquel día.
Justicia para los 44
Susana Mendiola es madre del cabo Fabián Cisneros. Cuando uno habla con ella se percibe toda la fuerza de los familiares de los submarinistas, se percibe un dolor que se convirtió en pedido de justicia. Susana dice que cada vez que se acerca un nuevo aniversario de la desaparición del ARA San Juan, los familiares sienten el mismo dolor que aquel fatídico 15 de noviembre de 2017. “A cuatro años estamos tratando de vivir con este dolor porque no podemos hacer un cierre, no podemos llevar una flor a un cementerio, no tenemos posibilidad de llegar al mar para rendir un tributo”, describe.
Dice que las familias esperan justicia y que la representante legal está solicitando algunas pericias para avanzar en la causa. Que quieren llegar hasta las últimas consecuencias.
“Sentimos orgullo por el trabajo de los submarinistas; ellos amaban su profesión», afirma. Y cuenta: «Mi hijo, Fabián Cisneros, tenía 28 años y estaba en el segundo lugar del cuadro de honor de la formación submarinista. Se había casado en mayo de 2017 con una mujer miembro de la Armada, que ese mismo año se quedó viuda”.
Macri y la ignominia
Para la mayoría de los familiares, Mauricio Macri no se comportó como debía hacerlo un presidente de la Nación. Mendiola asegura: “Creemos que es responsable y por eso está siendo citado por la justicia, debido al espionaje. A pesar de hacer maniobras para no ir a declarar, de tratar de evadir a la justicia, la sociedad ya se dio cuenta de la verdad”.
“Macri nos espiaba porque quería saber si los chicos nos habían mandado algún mensaje desde el celular cuando sufrieron el principio de incendio en el interior del submarino –revela Susana–. Por eso el 10 de marzo de 2018 mandó a limpiarnos los celulares de los 44 submarinistas y de todos sus familiares”.
En este contexto, relata que desde el primer día tuvieron muchas dudas sobre lo que había pasado con el submarino, dudas que compartieron entre todos los familiares el día que se conocieron en la base naval de Mar del Plata. Algunos de ellos sostienen la teoría de un ataque con un misil; otros creen que fue un accidente debido a la falta de mantenimiento del submarino, pues en 2015 se le había asignado un presupuesto que fue reasignado por Macri al asumir su gestión en diciembre de ese año.
“La abogada Valeria Carreras, que representa a los familiares, tiene muchas pruebas sobre lo que pasó con el submarino –afirma Mediola–. Queremos saber la verdad y tener justicia; queremos que se sepa que el gobierno ya conocía la ubicación del ARA San Juan desde el 5 de diciembre de 2017 por una información entregada por miembros de las fuerzas chilenas, pero escondieron todo ese material”.
Los familiares de los submarinistas están convencidos de que la cadena de mando militar no hizo lo que debía haber hecho cuando el 14 de noviembre los tripulantes empezaron a pedir auxilio. Hay comprobadas 17 llamadas que fueron ignoradas por las autoridades militares.
“En la base naval no habían pagado el servicio de internet y no podían recibir las llamadas, entonces se salen de protocolo militar llamando a su superior Correa, que toma el pedido de auxilio pero no lo comunica de manera urgente. Solo lo hace al otro día a las 6 de la mañana. Perdieron mucho tiempo”, repasa Susana. Increíble.
Espiar y perseguir
El ingrediente que corona de ignominia a esta historia es el que tiene que ver con el espionaje y la persecución hacia los familiares de los tripulantes. Mendiola confirma que fueron perseguidos, que se los grabó y fotografió en lugares públicos o en manifestaciones. “Por eso sabían lo que les íbamos a solicitar en las reuniones, porque el espionaje fue minucioso sobre todos los familiares. Cristina Caamaño (actual titular de la Agencia Federal de Inteligencia) presentó todas estas pruebas”, señala.
Por esta razón es que las familias consideran que fue una persecución a su dolor.
Esperanza en Dolores
Cuando tenía 18 años, el juez Federal de Dolores Martín Bava fue soldado en la Guerra de Malvinas. El azar –quién sabe– lo llevó casi 40 años después a tomar las riendas de la investigación de esta tragedia y a encaminar el cauce de la justicia reclamada para los 44 submarinistas.
La decisión y la valentía de este hombre lo define en sí mismo. La llamada a declaratoria al expresidente Mauricio Macri sorprendió a todo un país que, afortunada y mayoritariamente, no está dispuesto a acostumbrarse a la impunidad, la injusticia y la desigualdad.
Bava parece estar dispuesto a resistir a pesar de la campaña mediática para poner en duda su ámbito de aplicación y su idoneidad. Macri lo recusó dos veces, pero la justicia lo ratificó. La disputa es por justicia frente al poder real. No va a ser fácil.
En tanto, este último 17 de noviembre, en el acto del Día del Militante, el presidente Alberto Fernández volvió a poner en agenda el tema de la reforma de la justicia en el país.
Se abre una luz de esperanza. Todas las familias podríamos haber sido familiares de los 44 y también de aquel Verónico, que duerme en el mar.