Para ‘Cayote’ Giménez, los radicales deben discutir «el sentido de estar en la alianza Cambiemos»

«Yo creo que la alianza que significó Cambiemos sirvió para ganar pero no para gobernar. Los resultados están a la vista», afirma el radical Lucio ‘Cayote’ Giménez, en el marco del debate que se está dando en la UCR sobre el rol que le cabe dentro de la alianza oficialista y los cuestionamientos a las políticas del gobierno. El dirigente se define fuertemente a través de la figura de Raúl Alfonsín, y asegura que son muchos los radicales jujeños que siguen militando en esa línea «nacional y popular», fuera de la orgánica partidaria. «Hay mucha gente comprometida no solo con otro modelo de gestión sino también con otros valores que dan identidad al radicalismo», afirma.

En diálogo con el programa Día 6 (91.5), Giménez advirtió sobre la situación de «los millones de argentinos que están bajo la línea de pobreza, los que no pueden acceder a derechos mínimos de educación, de salud, de trabajo, de transporte, de alimentos», y alertó: «Una de las consecuencias más graves de todo esto es que se van formando ciudadanos que son refractarios o se alejan de la democracia, o no conciben a la democracia como posibilidad de progreso social».

Para el dirigente, que está alejado de la orgánica de la UCR, la mejora social es precisamente lo que le da contenido a la actividad política, «por lo menos para el radicalismo y el peronismo, por supuesto con una fuerte dosis de presencia estatal».

En este marco, advierte que «en estos años hemos ido perdiendo ciudadanía», y es por esta razón que «es necesario que se redefinan algunos roles y objetivos, que son los que dan identidad al radicalismo».

-Por estos días hay una fuerte discusión en el seno de la UCR sobre qué papel debería jugar en Cambiemos, de cara a las elecciones. ¿Cuál es su opinión? 

-Yo veo con buenos ojos que se esté discutiendo, que se recupere la tensión dentro del partido, para que no seamos mansamente partenaires de un gobierno que a todas luces no consulta. Y creo que esto va a dar como resultado discutir acerca del sentido que tiene estar en la alianza, a quiénes queremos representar, qué franja de la sociedad y qué intereses. Eso creo que le da vida de nuevo al partido, vivifica la militancia, a muchos nos entusiasma de nuevo tener estas expectativas que tenemos de volver a discutir de política.

-Acaban de cumplirse diez años de la muerte de Raúl Alfonsín. ¿Cómo analiza este presente en relación a lo que significó la figura del expresidente? 

-En el radicalismo siempre convivieron dos sectores: los que representan el conservadurismo, el privilegio, y la línea histórica que nace con Hipólito Yrigoyen que tiene que ver con lo nacional y popular, que es lo que reencarna Raúl Alfonsín en su momento. Algunos ahora estamos tratando de mantener eso y de enarbolar esas banderas, que a criterio nuestro siguen vigentes. Me parece injusto que tan solo se piense en la efemérides de la muerte de Alfonsín, más aun en un contexto como en el que estamos viviendo. Por ahí olvidamos por qué y cómo llega Alfonsín. Se habla poco de eso. Era un dirigente que en la dictadura militaba en el CELS, o sea que cuando a otros abogados o dirigentes políticos les pasaba lejos la cuestión de los desaparecidos y la tortura, Alfonsín militaba en la vigencia o el recupero de los derechos constitucionales. Cuando fue Malvinas, en la mayoría de la clase dirigente y en el pueblo había un sentimiento de acompañar, pero Alfonsín decía que no. Es que él no seguía las encuestas. Y llegó a la presidencia totalmente convencido de que teníamos que terminar con los enfrentamientos históricos, porque veníamos de la dictadura, que no solo fue la interrupción de los derechos constitucionales, la irrupción de la fuerza, sino también la persecución y la muerte. Es así que cierra la campaña en el Obelisco con un millón de personas, hablando no al radicalismo sino a todo el país, y sostenía que teníamos que marchar todos, radicales, peronistas, socialistas, enarbolando las banderas pero dejando un espacio arriba para la celeste y blanca ondeara como símbolo del encuentro de argentinos. Era un discurso antigrieta, diríamos hoy.

-¿Y qué pasó? Hoy el radicalismo oficial forma parte de una alianza de gobierno que no incluye ni dialoga, y dentro de la UCR hay al menos dos sectores bien diferentes. 

-Creo que sigue vigente el pensamiento alfonsinista, que excede lo partidario, en el sentido de que se necesita salir de esto. Hoy los argentinos estamos pendientes del dólar, de la inflación, de la cotidianeidad que día a día nos sumerge, y hemos perdido la capacidad de discutir políticamente. Y quienes promueven la grieta tienen actitudes que para nosotros son la negación de la política. Porque la grieta es la imposibilidad de discutir de salud, de educación, de tener consensos o disensos acerca de la promoción social, los derechos humanos, la producción al servicio de las personas.

-Hablemos entonces de la grieta dentro del radicalismo. Sappia y Ricardo Alfonsín dijeron que el 80 por ciento de los radicales votaría salir de cambiemos. ¿Está de acuerdo?

-Yo creo que sí. Creo que el radicalismo necesita oxigenarse, necesita estar embanderado en ideas y principios que históricamente le han dado identidad, recuperar esos valores, la confianza política.

-¿Eso quiere decir que tendría que ir con candidatos propios, ir a unas PASO? ¿Cómo se resolvería eso de cara a las elecciones? 

-Eso se va a discutir en la Convención Nacional. Hay alternativas. Que haya otras alternativas, como formar otro frente o ir con candidatos propios, habla a las claras de que el partido está vivo.

-¿Y qué pasa en la UCR de Jujuy?

-No sé, estoy alejado de lo que es la discusión y conducción partidaria local.

-¿No está viva?

-Yo creo que sí. En ese sentido, sí. Muchos radicales estamos, seguimos haciendo política aunque no sea orgánicamente, participando en política, manteniendo nuestras identidades, tratando de generar representatividad.

-La pregunta es si el partido como tal da lugar a la discusión política adentro.

-Nosotros no somos parte de la estructura partidaria, pero nos reivindicamos radicales. Somos tanto o más radicales que cualquier otro.

-¿Comparados con Gerardo Morales?

-No sé. Yo no tengo el radicalómetro como para decir eso. Pero hemos sido parte del proceso de Alfonsín, estamos desde antes de recuperar la democracia militando con Alfonsín en Jujuy, en dictadura militábamos para tener un partido más grande, que era de 5000 votos. Por eso en este crecimiento que ha tenido el radicalismo en Jujuy también nos sentimos parte y con derecho.

-¿Ese crecimiento del radicalismo en Jujuy fue por mérito propio o por errores del peronismo?

-Nos ha tocado convivir mucho tiempo con un peronismo muy fuerte. Y a pesar de eso hemos cambiado, de la mano de Alfonsín, la percepción que teníamos de qué valores teníamos que representar. Por eso hemos ido creciendo desde el primer día como partido, en número de diputados, tuvimos la intendencia de la capital a partir de Hugo Conde, dos senadores en su momento, Morales y Arancio. Y sobre todas las cosas, la composición del radicalismo fue variando porque fue siendo más popular, no de centro o sectario o chiquito como antes. De manera tal que creo que hay mérito en muchos radicales de Jujuy que tienen legítimo derecho de sentirse también parte de esta historia.

-¿Y cuándo o cómo fue que el sector más conservador del radicalismo ganó el espacio?

-El partido ha tenido procesos internos, y los sigue teniendo. El voto de los afiliados legitima algunas representaciones y hemos ido cambiando, alternando la conducción del partido y en consecuencia la manera de hacer política. Pero creo que hay un fuerte componente progresista dentro del partido en todos los aspectos. Hay mucha gente comprometida no solo con otro modelo de gestión sino también con otros valores que dan identidad al radicalismo.

-Pero no es ese el sector que hoy está en el poder. 

-Yo no lo diría así. En este momento, creo que hay cosas que se están haciendo bien, otras no tanto y otras opinables. Pero de todas maneras creo que no se han perdido las banderas que nos inculcó Alfonsín. Nos reconocemos en los barrios, en un bar; no necesitamos el comité provincia para reunirnos, sino que en la cotidianeidad hacemos política quienes estamos comprometidos con todo esto. Son procesos que estamos llevando adelante y que por supuesto creo que tenemos que alumbrar. Tenemos que cotejar nuestras ideas con las otras sin que nos descalifiquen, sin que persigamos, sin sentirnos dueños de la verdad. Que se nos reconozca que tenemos derechos adquiridos para ser parte de este proyecto.

-Días atrás se confirmó oficialmente el Frente Cambia Jujuy para las elecciones provinciales. El radical de mayor peso que estuvo en la conferencia fue el senador Mario Fiad, de quien se dice podría acompañar a Morales para el 9 de junio, con lo que irían con una fórmula cien por ciento radical. Pero estuvieron también los otros sectores, representados por Haquim, Pesassi, Tizón… ¿Cómo ve el armado de lo que sería el oficialismo? ¿Qué lugar tiene ahí el radicalismo más progresista, si tiene alguno?

-Nosotros institucionalmente no estamos representados. Es el partido el que lleva adelante las estrategias electorales. Yo no formo parte, de manera que no puedo saber lo que podría llegar a pasar con Fiad. Nosotros estamos enfocados en la convención nacional, que creo que va a ser importante para que en el radicalismo se recupere el debate. Esperamos que se pueda realizar.

-¿Por qué dice eso?

-Porque por ahí hay quienes dicen que no es necesario un escenario en el que se lo descalifique al presidente. Son todas suposiciones. El dato significativo es que en el radicalismo se está discutiendo. Porque en estos cuatro años, a nivel nacional, parecía que el partido hubiera desparecido. No había voces que se alarmen frente a lo que estaba pasando. Y hoy, sin demonizar lo que significa la gestión de Cambiemos, creo que el partido necesita discutir sobre los intereses y valores que tiene que representar la UCR.

-Eso que dice ya es una crítica a la gestión de Cambiemos.

-Seguro, pero yo creo que no ha sido de Cambiemos, ha sido una gestión del PRO. A todas luces los intereses, las medidas, el catálogo de políticas y las consecuencias de lo que fue Cambiemos, creo que van de contramano con lo que históricamente estamos reivindicando con Raúl Alfonsín. Creo que la causa de los desposeídos no está representada en estos chicos.

-Si Raúl Alfonsín hubiera estado con vida en 2015, ¿cree que la UCR se hubiera sumado a Cambiemos?

-No, de ninguna manera. Alfonsín ya lo había caracterizado ideológicamente a Macri hace tiempo. Decía que la derecha tenía que tener sus candidatos. Él pertenecía y nosotros pertenecemos a la socialdemocracia, o sea a la democracia con sentido social. Cuando Alfonsín termina su mandato, con sus logros, aciertos, desaciertos, él dice, hay cosas que no supimos y otras que no pudimos hacer. Es toda una definición. Pero sobre todas las cosas nos dejó un paradigma de sociedad que es totalmente distinto a lo que hoy estamos viviendo. Desde ahí creo que hay que dejar de lado la grieta y empezar a mirar al adversario político de otra manera, no descalificándolo, buscar puntos en común con lo nacional y popular para la superación de esta coyuntura. Es un deber que tenemos todos nosotros. Y dentro del radicalismo, la mayor deuda para con la memoria de Alfonsín es que la democracia tenga progreso social. Porque a todas luces estos cuatro años de Cambiemos van a contramano de eso. Adonde vayas, en el último pueblito de La Quiaca o del sur del país, vas a encontrar una unidad básica o un comité, nunca un globo amarillo. El peronismo y el radicalismo han sufrido persecuciones, proscripciones, mutilaciones, desapariciones. Y seguimos. No nos han vencido, estamos de pie.

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