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Hospital San Roque

Preocupa la situación de la guardia de Salud Mental del Hospital San Roque

Los datos muestran que la situación de la salud mental en la provincia se ha vuelto más compleja en los últimos tiempos. En los primeros nueve meses de 2016, la guardia de Salud Mental que funciona en el Hospital San Roque atendió a más de 2500 pacientes, con cuadros psicóticos, problemas de adicciones e intentos de suicidio. Sin embargo, el servicio “no se está cuidando”, según describieron a El Submarino Radio (91.5) trabajadoras de esa área.

Luciana Amarelle, Gabriela Gamboa y Mariana Villafañe visitaron el estudio de FM Conectar para llamar la atención sobre la situación del servicio de Salud Mental. “El servicio no se está cuidando, tiende a decaer”, describieron, y dieron como ejemplo que la guardia funciona en un pasillo, sin una estructura propia que permita abordar a los pacientes con la intimidad que estos cuadros requieren. 

Además, los sábados y domingos no está atendiendo, porque han ido renunciando los profesionales que cubrían esos días. Las renuncias se debieron al “cansancio por la situación de precariedad”, relataron, y precisaron: “La guardia de Salud Mental existe hace cinco años, con contratos que se renuevan cada año, y desde diciembre no hemos percibido los haberes ni tenemos hasta la fecha contrato para firmar”.

Los que trabajan en esa área clave dependen contractualmente de la Universidad Nacional de Entre Ríos y de la Dirección Nacional de Salud Mental. Por esa razón, presentaron una nota a esa Dirección donde plantean sus inquietudes.

La guardia de Salud Mental es clave porque atiende a pacientes descompensados, con brotes psicóticos, ataques de pánico, intentos de suicidio, problemas de consumo de drogas y también cuadros de violencia de género.

Algunos de esos pacientes acuden por sus medios, porque saben que existe el servicio, y a veces llegan por una derivación, ya que los médicos clínicos pueden pedir una interconsulta ante cuadros de angustia.

La guardia funciona desde 2012. Además de atender a miles de personas, el servicio tiene sus propias estadísticas. “En estos años han aumentado los intentos de suicidio y las consultas por trastornos de consumo de sustancias”, precisan las trabajadoras.

Las adicciones son un tema de la salud mental, a pesar de que persisten quienes consideran que se trata de una cuestión penal. Lo cierto es que en la guardia del San Roque atienden a adolescentes a partir de los 15 años de edad, ya que los menores son asistidos en el Hospital de Niños.

La pregunta es cuáles son las estrategias que están fallando, ya que algunos de esos chicos de 15 años llegan con cuadros de consumo de varios años. Es decir, habiéndose iniciado a los 10 u 11 años de edad.

Cuando se da una situación así, la guardia los recibe y hace una evaluación. “”Lo básico es que primero reciban la atención; si hace falta la desintoxicación, se los desintoxica, y quedan en la sala de observación de la guardia el tiempo que sea necesario”, explica Gamboa.

“Muchas veces estas personas necesitan un lugar de internación, y ahí viene nuestro problema, porque el servicio de la guardia puede salvaguardar la urgencia, pero después hay que gestionar y ver adónde va esa persona”, agrega Villafañe, y relata que “muchas veces ha pasado que las personas se han quedado semanas en la guardia porque no podemos darles el alta y dejar que se vayan a sus casas en esas condiciones, porque es un riesgo”.

Situaciones como estas no son aisladas, y aparecen principalmente en jóvenes de entre 18 y 25 años. “Es la franja de edad más aguda en situaciones como estas”, dice Amarelle.

Como en general las estadísticas oficiales demoran en arrojar datos certeros y actualizados, los trabajadores de la guardia de Salud Mental hicieron su propio análisis. En el primer año de funcionamiento se realizaron 1195 atenciones, mientras que entre enero y septiembre de 2016, la guardia atendió 2576 consultas y emergencias.

Ese relevamiento permitió defender el trabajo del servicio ante el Ministerio de Salud de la Nación cuando cayeron contratos similares a los profesionales que están a cargo.

Sobre el último año no hay todavía datos precisos, “pero nuestra percepción es que es mucho más, alrededor de 30 personas por día, entre consultas y atenciones”, arriesga Gamboa, y aclara: “Puede percibirse como poco, pero la salud mental tiene otros tiempos, otras atenciones, otros estudios; y también hay que abordar el contexto de la familia”.

En este sentido, lo que hacen los profesionales es entrevistar a los allegados del paciente, una tarea que puede llevar todo el día porque hay veces en las que incluso se tienen que ocupar de encontrarlos. “Por ejemplo, cuando encontramos en la calle a un NN, intoxicado, y no se sabe qué pasó, hay que empezar todo el rastreo de gestión, ver los antecedentes, ver quién lo conoce, articular con la policía, con Desarrollo Humano o con la Secretaría de la Niñez y Adolescencia, si es menor. Es decir, abarca mucho más que darle el remedio, que necesita”, describe Villafañe.

En la guardia de Salud Mental del San Roque trabajan 12 profesionales, entre psiquiatras y psicólogos, además de un enfermero especializado. Los primeros van solo de lunes a viernes.

-¿Qué necesita el servicio del San Roque para funcionar mejor?

-Necesita capacidad de gestión, compromiso, responsabilidad de las autoridades del hospital. Desde que se abrió venimos pidiendo un lugar físico, porque estamos atendiendo en un pasillo de emergencias por donde entran las camillas del SAME. Ahí al costado está nuestro escritorio. Entonces no tenemos un lugar o una estructura física adecuada para escuchar a la persona que viene angustiada, que sufre una intoxicación. Eso es  lo que les pedimos a las autoridades. Y un trabajo digno para atender las necesidades como espera la gente. Cuando llega un paciente adicto a la guardia es un trabajo de mucho tiempo, y si no hay posibilidad de derivarlo, es una pérdida de tiempo y un sufrimiento para la familia y para el paciente que tomó la decisión o dio el paso para llegar hasta la guardia.

-¿Y en general el área de Salud Mental?

-Necesitamos unirnos, pensar junto con los compañeros de otros servicios y otras instituciones, que también tienen sus necesidades y sus problemas. La guardia de Salud Mental solo está en el hospital San Roque. El proyecto dice que es la que hace el enlace o la que permite que funcione una red de Salud Mental a nivel provincial. La gente del interior, de La Quiaca, Ledesma o Palpalá, sabe que existe la guardia, entonces cuando tiene un cuadro de descompensación por esquizofrenia o una situación grave, hacen la derivación al San Roque.

Los datos

En octubre del año pasado, el entonces coordinador de la guardia de Salud Mental del Hospital San Roque, Agustín Yécora, emitió un informe con datos epidemiológicos del trabajo en ese servicio.

Entre enero y septiembre de 2016, la guardia atendió 2576 consultas y emergencias.

El recorte por género y edad muestra que entre los 18 y los 34 años, la mayor cantidad de pacientes atendidos en septiembre de 2016 fueron mujeres, mientras de 35 a 65 años fueron en su mayoría hombres.

Respecto de los cuadros atendidos, llevan la delantera las adicciones y los problemas psicosociales, seguidos por situaciones de ansiedad, cuadros psicóticos, intentos de suicidio y trastornos de personalidad. Otras problemáticas que se atendieron fueron cuestiones afectivas, cognoscitivas y de retraso mental.

Destaca también el origen de la consulta. Una enorme mayoría de casos llegó a la guardia por demanda espontánea, seguidos de lejos por los que arribaron mediante un traslado del SAME o la Policía y por derivación interna, mientras que en mucha menor medida hubo derivaciones de centros de adicciones, centros de salud, consultorios externos, juzgados y el área de Desarrollo Social.  

Las crisis y los eventos vitales estresantes son los principales motivos de consulta, y en segundo lugar aparece el consumo problemático o adicciones. Hay también una buena cantidad de intentos de suicidio y padecimientos mentales severos, y en menor medida dificultades vinculares y situaciones de violencia.

Aquí el informe ofrece un recorte por edades. El consumo problemático y las adicciones tienen una gran incidencia en los jóvenes de 18 a 24 años, aunque también ocupa el primer lugar entre los menores de 18.

Entre los jóvenes de 25 a 34 años, el principal motivo de consulta es una crisis o un evento vital estresante, pero el consumo y las adicciones mantienen en este grupo una relevancia importante.

Después de los 35 años y hasta los 64 se mantienen en primer lugar las situaciones de crisis o estrés, seguidas en este caso por los padecimientos mentales severos y relegando al tercer lugar la cuestión de las adicciones. 

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