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Presupuesto universitario: Del serrucho de Macri y la licuadora de Massa a la motosierra de Milei

Por Gastón Remy*. Es un hecho que al día de hoy se necesita un aumento del 300% en el presupuesto universitario para empatarle a la inflación anual esperada.

También lo es que el reciente anuncio oficial de un incremento del 140%, solo de las partidas destinadas al funcionamiento (no salario, no becas, no programas de investigación, extensión, etc.) para el mes de mayo es, cuanto menos, insuficiente. Los fondos para funcionamiento solo representan el 5% del gasto total. La motosierra de Milei sigue.

Pero también es cierto que el ajuste por inflación viene de antes, por más que ahora, intente profundizarse en modo salvaje. Al mismo tiempo, que es cierto que, sobre los responsables de este serrucho a la Universidad, previo a la llegada del líder libertario al poder, poco y nada se habla.

El bloque de diputados del Frente de Izquierda Unidad aporta una respuesta clara. En los fundamentos del proyecto de emergencia presentado al Congreso sostienen:

“Entre 2017 y 2019 la caída real del presupuesto universitario fue del 17%. Luego en 2020 volvió a caer un 3,5 % adicional en el marco de la pandemia y el sostenimiento de la universidad pública en base a una conectividad no contemplada en los salarios docentes ni en subsidios estudiantiles, acumulando un retroceso de 20 % en sólo 4 años. Posteriormente la lucha del movimiento docente, no docente y estudiantil permitió la recuperación parcial de dicha pérdida, pero en lo fundamental durante el gobierno del Frente de Todos se cristalizó gran parte de este retroceso, acumulando un 8 % punta a punta 2017 a 2023.”

Este retroceso del presupuesto universitario debería ser explicado por el ex ministro de Economía, Sergio Massa, quien se anotó en la movilización del 23. ¿Lo hará? ¿O habrá que preguntárselo?

Otra certeza la encontramos en rectores que con casi total naturalidad este año cuentan que el presupuesto para el funcionamiento de la Universidad quedó congelado desde 2022. Una confesión de cómo el Frente de Todxs aprovechó que la oposición de Juntxs no votó el presupuesto 2023 para dejar correr el ajuste. Una “mano invisible” que no tiene nada que envidiar a la motosierra libertaria. En 2023 la inflación superó el 200%.

La pregunta es de manual, ¿Por qué los rectores del CIN callaron el ajuste de Massa sobre la Universidad durante todo el año? La respuesta no tanto.

Sin dudas, los rectores alineados con el Justicialismo o los propios radicales que apostaban por Massa presidente tendrán en su voto una justificación. Pero lo cierto, es que la Universidad desde la Ley de Educación Superior viene cosechando fondos extra presupuestarios a través de los convenios con grandes empresas locales y extranjeras. Cada Universidad sale a la búsqueda de fondos incorporando la lógica empresarial al ámbito de la educación pública. En el caso de la UBA llegó a ser casi un presupuesto paralelo.

En esta línea, no resulta extraño entonces que desde el CIN no cuestionaran la continuidad de los mecanismos de financiamiento privado de la Universidad contemplados en el proyecto de Ley Ómnibus (referidos al Art. 58 de la Ley 24.541).

También es cierto que desde el CIN rara vez se apoya el reclamo salarial de docentes y no docentes. Los ingresos de los rectores parten de otra escala y son de privilegio. Si no hubiera sido por la pelea de los trabajadores universitarios el ajuste al salario hubiese sido mayor al que se efectuó el año pasado.

Por otra parte, las autoridades universitarias han administrado un presupuesto cada vez más reducido, aunque mostrando hacia la sociedad lo contrario. Por ejemplo, se abren nuevas carreras que recrean expectativas de mejora en la escala social, pero sin presupuesto.

Es más, en el caso de la UNJu la carrera de Ciencias Políticas o Abogacía se abrieron sin edificio propio. A la vez, que firman el dictado de diplomaturas con la empresa Ledesma. De esta forma, la precariedad educativa recae sobre docentes y estudiantes, mientras que las autoridades puertas afuera lucen bien.

Es entonces que el reclamo del CIN aparece en un momento de cierta debilidad del gobierno nacional en su relación con las clases medias. Huelen sangre y salen a reclamar algo que para los estudiantes y docentes es completamente justo. Pero sin que esto implique para ellos cuestionar la situación estructural del presupuesto universitario. Menos aún los negocios que se habilitan desde la Universidad con las empresas, de los cuales, ellos actúan como “puentes”.

En el fondo de la cuestión, la administración silenciosa de un presupuesto cada vez menor, radica en un temor. Porque, en caso de cuestionar el ajuste, se pueden desatar fuerzas incontrolables. La del movimiento estudiantil, que, en la Argentina, ha sido un motor central para estimular a la clase trabajadora a ponerse en movimiento. Esta unidad es a la que le tienen miedo todos ellos, incluido Milei.

Tampoco esta realidad de la Universidad la cuentan (más bien la naturalizan) el personal político tradicional que se movilizará este martes. Todos ellos comulgan con una Universidad que haga malabares para autofinanciarse, se abra de par en par a la misma clase social que ellos apuestan a que saqué al país adelante de la mano del FMI, los grandes empresarios locales y extranjeros. Con todos ellos no podemos más que marchar en la vereda de enfrente y junto a los docentes y el conjunto de los trabajadores que quieren defender la Universidad Pública.

El desafío está en desarrollar la unidad de estudiantes y trabajadores en pos de derrotar todo el plan de Milei y de conquistar el presupuesto de urgencia y el que se necesita para reorganizar la Universidad al servicio del pueblo trabajador.

* Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del FIT-U

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