«Si fui nazi, me arrepiento». La frase pertenece al exministro de Justicia menemista Rodolfo Barra y fue pronunciada a modo de defensa, acorralado luego de que el diario Página|12 revelara su pasado nazi, que incluye el ataque a una sinagoga durante su juventud. Era plena década de los 90 y Barra, un intocable de Carlos Menem, debió dar un paso al costado.
Casi tres décadas después, Barra regresará a las entrañas del poder: Javier Milei lo designó Procurador del Tesoro, uno de los casilleros clave en la gestión del gobierno que asumirá el 10 de diciembre.
Fue ministro de la Corte Suprema durante la gestión de Carlos Menem, así como ministro de Justicia de ese mismo Gobierno, constituyente en la reforma constitucional de 1994 y Auditor General de la Nación hasta 2002. Su designación fue confirmada este viernes por un comunicado de la Oficina del presidente electo Javier Milei.
Barra nació en 1947 y se recibió de abogado en la Universidad Católica Argentina (UCA) en 1970. Según su currículum, se inició en la función pública como secretario de Obras de la Nación, cargo que ejerció menos de un año, cuando fue designado como secretario de Interior del Ministerio del Interior.
Integró la famosa “mayoría automática” de la Corte Suprema entre 1989 y 1993, adonde desembarcó luego de un breve paso como viceministro del Interior y de acompañar como viceministro de Obras y Servicios Públicos como mano derecha de Roberto Dromi, el famoso “padre de las privatizaciones”. Entre 1993 y 1996 fue ministro de Justicia.
Renunció como ministro al revelarse en una nota de Página|12 que en su juventud había arrojado alquitrán contra una sinagoga y tenía una postura nazi y ultranacionalista, con un paso por el grupo Tacuara. El futuro funcionario de Milei nunca renegó de su perfil profundamente religioso y vinculado con el Opus Dei.
De hecho, la renuncia de Barra trascendió cuando organizaciones judías de Argentina se preparaban para manifestarse frente a la Casa de Gobierno en contra suyo. Días antes, la Revisa Noticias también había publicado una foto de Barra a los trece años haciendo el saludo nazi junto a varios compañeros de militancia. A su renuncia dejó una frase para la posteridad: “Si fui nazi, me arrepiento”.
Su paso como ministro estuvo marcado por otra polémica. Se lo recuerda por ser el autor de la llamada «Ley Mordaza», un proyecto que buscaba limitar la actividad de la prensa. La normativa proponía aumentar las penas por calumnias e injurias; la ley anticorrupción, que prohibía publicar las declaraciones juradas de bienes de los funcionarios, y una ley que permitía a la policía requisar y secuestrar elementos sin autorización judicial.
Apartado del segundo gobierno de Menem, quien lo recibió con los brazos abiertos fue Eduardo Eurnekian, el exjefe y mentor de Javier Milei. Eurnekian lo acomodó como asesor de Aeropuertos Argentina 2000. El resultado fue evidente: esa empresa ganó la licitación de las estaciones aéreas a la par de que, en 1998, Barra se hizo cargo del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna), que debía controlarla.
Su salida de la administración pública duró más bien poco: el 13 de diciembre de 1999, ya con Fernando de la Rúa, asumió como presidente de la Auditoría General de la Nación, ejerciendo ese cargo hasta el 1 de febrero de 2002.
Página/12 y Télam