El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, fue reelecto este domingo en segunda vuelta para un tercer mandato consecutivo, que lo dejó ante la posibilidad de completar un cuarto de siglo en la primera línea del poder.
Primer ministro entre 2003 y 2014, y desde entonces presidente, Erdogan salió airoso del mayor desafío que enfrentó en las urnas en todo ese período, en el que por primera vez debió ir a balotaje.
«Nuestra nación nos confió la responsabilidad de gobernar el país durante los próximos cinco años», dijo Erdogan a sus seguidores desde lo alto de un ómnibus en su distrito natal en Estambul.
Tras el conteo de 98% de los votos, según la agencia de noticias pública Anadolu, Erdogan, al frente del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), alcanzaba 52,1% de los votos frente a 47,9% para su rival, el socialdemócrata Kemal Kilicdaroglu. «En base a resultados provisionales, se determinó que Recep Tayyip Erdogan fue elegido presidente», declaró el jefe de la comisión electoral, Ahmet Yener. Se esperan los resultados definitivos a inicios de semana.
El presidente llegó como favorito después de que en la primera vuelta, el 14 de este mes, quedara primero con más de cuatro puntos porcentuales por delante de Kilicdaroglu, quien encabezaba con su espacio Partido Republicano del Pueblo (CHP) una amplia coalición con otras cinco fuerzas.
«Cada elección supone un renacimiento», afirmó el mandatario al anunciar su victoria. «Cumpliremos todas las promesas hechas al pueblo», dijo ante una multitud reunida en Estambul y que ondeaba banderas turcas.
También se produjeron concentraciones espontáneas para celebrar la victoria en otras ciudades, sobre todo en la región de Anatolia, en el centro del país, según la agencia de noticias AFP.
«Ahora hemos abierto la puerta del siglo turco, pero la abrimos juntos; juntos hicimos realidad los sueños y las emociones de todos los segmentos de nuestra nación, desde hombres hasta mujeres, desde jóvenes hasta ancianos, desde empleados hasta jubilados», sostuvo.
Erdogan no esperó los resultados definitivos del escrutinio para proclamar su victoria y salió ante la multitud desde su residencia de Kisiki, en Estambul, tras conocer que la agencia Anadolu lo daba como ganador cuando el Consejo Supremo Electoral (CSE) había contado 80% de los votos, según la agencia Europa Press.
En tanto, Kiliçdaroglu expresó su tristeza por el futuro del país. «Estoy profundamente triste por las dificultades que le esperan al país», declaró al hablar en la sede de su partido en Ankara.
Aunque el CSE aseguró que la votación se desarrolló sin incidentes, el diputado del opositor partido CHP Alí Seker afirmó ante la televisora Hark que fue atacado en la provincia de Sanliurfa, en el sudeste del país, cuando denunció que un grupo de hombres estaba intentando votar en nombre de las mujeres de sus familias.
Líderes internacionales como el presidente de Rusia, Vladimir Putin; el de Venezuela, Nicolás Maduro; el de Argelia, Abdelmayid Tebune; el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y el líder militar sudanés, Abdelfatá al Burhan, felicitaron a Erdogan por su victoria.
Putin dijo que el resultado es una «clara prueba» del apoyo de la población turca al mandatario.
Luego de que Moscú felicitara al reelecto, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, hizo lo propio. «Esperamos un mayor fortalecimiento de la asociación estratégica por el bien de nuestros países, así como el fortalecimiento de la cooperación para la seguridad y la estabilidad de Europa», dijo Zelenski en Twitter.
Unos 60 millones de turcos estaban habilitados para votar si extendían cinco años más el mandato del presidente, de 69 años.
Erdogan llegó al balotaje con ventaja en los sondeos pese al deseo de cambio de una parte del electorado, una inflación galopante y denuncias de las restricciones de las libertades en un país en el que hay decenas de miles de opositores presos o en exilio.
El presidente, un devoto musulmán líder del AKP, una formación de origen islamista conservadora, llegó con semblante cansado a votar a mediodía en un barrio de Estambul, donde lo esperaba una multitud entusiasta. Más temprano, luego de votar, destacó ante periodistas que era la primera segunda vuelta de una elección presidencial en la historia de Turquía.
Kilicdaroglu, de 74 años, ocupó el segundo lugar con 45% de los sufragios en la primera vuelta. “Esta elección se llevó a cabo en circunstancias muy difíciles, hubo todo tipo de calumnias y difamaciones”, dijo a periodistas después de emitir su voto.
La victoria de Erdogan en la primera vuelta se consiguió a pesar de la importante inflación que golpea el país -superó el 85% en otoño- y el devastador terremoto que azotó la nación hace tres meses.
En estas elecciones se enfrentaron dos visiones del país. Kilicdaroglu prometía restaurar la democracia, la independencia de la justicia y de la prensa tras dos décadas de Gobierno de Erdogan. El candidato socialdemócrata lidera una coalición de partidos que abarca desde la derecha nacionalista hasta el centro-izquierda liberal y que recibió el respaldo del partido prokurdo HDP. Pero el economista no logró aprovechar la grave crisis económica.
El presidente Erdogan, quien prometió estabilidad y su consolidación en el poder, ha sido comparada con la de los sultanes que gobernaban al desaparecido Imperio turco, la entidad política absolutista de la que deriva la actual Turquía.
La victoria concede a Erdogan cinco años más para ejecutar su gran sueño, el «siglo de Turquía», la reivindicación de un ideal histórico para el país, coincidiendo con el centenario de la fundación de la república turca por Mustafa Kemal Atatürk en 1923, si bien sus críticos entienden que el mandatario se está alejando de los preceptos originales al enfatizar valores tradicionalistas, conservadores y religiosos.
Los comicios en Turquía, de 85 millones de habitantes y miembro de la OTAN, fueron observados de cerca tanto por las potencias occidentales como por los países de Medio Oriente debido a su papel geopolítico clave.
Tras la primera vuelta, Kiliçdaroglu apareció más ofensivo y menos sonriente que al inicio de su campaña. Al carecer de acceso a los principales medios de comunicación, batalló en Twitter mientras sus partidarios buscaban votos puerta en puerta.
En juego estaban 8,3 millones de electores que no votaron el 14 de mayo, pese a una cifra de participación del 87%.
Erdogan multiplicó los encuentros y se apoyó en las transformaciones que trajo al país desde que llegó al poder como primer ministro en 2003, y luego como presidente desde 2014. El presidente subió el salario mínimo tres veces en un año y multiplicó sus promesas de campaña, como las becas gratuitas tras el terremoto.
En uno de sus últimos actos de campaña, acudió el sábado a la tumba de su modelo político, el antiguo primer ministro nacionalista-islamista Adnan Menderes, depuesto y ahorcado por los militares en 1961.