Un pacto para vivir

Por Alejandro Cano*. Imaginate que de un día para el otro, todos los padres con hijos en edad escolar deben empezar a pagar de su bolsillo a los docentes de la escuela pública donde van sus hijos. Después, también se podría empezar a pagar al policía que a veces patrulla el barrio o a la enfermera que te atiende en el centro de salud. La distopía de la serie “Black Mirror” puede concretarse en algunos aspectos.

Este escenario implicaría la ruptura del pacto social que funciona como el plafón de nuestra vida cotidiana, en el aspecto material y también en la faceta simbólica que nos sostiene en nuestra convivencia social. Hoy, luego de ocho años de una progresiva ruptura del tejido social en la provincia de Jujuy, parece iniciarse un drástico cambio en el paradigma que ha regido nuestra vida en comunidad: Están matando al Estado.

De alguna manera este resultado era lógico, porque es el resultado de un proceso de apropiación de la esfera pública y su cartelización; lo llamativo es que el estado víctima es también, en parte, su victimario. Todos saben que primero se vacía, luego se rompe y se vende.

El caso de la implementación del Seguro Provincial de Salud (Seprosa) indica que, en realidad, lo único que no está asegurado ni garantizado en Jujuy es la atención sanitaria pública a personas sin obra social.

Puede esto ser un punto de inflexión en la historia de la salud pública de una provincia que ha parido a un sanitarista brillante como Carlos Alvarado, quien ha legado a todo el mundo el modelo de atención primaria de la salud. Aquel hombre que puso la mirada en los más desposeídos para mejorar su acceso a la salud, formó equipos de trabajo, echó a rodar una historia desde el barro y en diálogo con el otro.

Más acá en la línea de tiempo, ya hace veinte años que nacía el Plan Federal de Salud, que pudo, entre otros logros sanitarios, bajar a menos de un dígito el indicador de morbi-mortalidad materno infantil. Las patas de este plan eran el programa Médicos Comunitarios, el programa Remediar y el Plan Nacer.

El Plan Nacer tenía  como objetivo brindar cobertura de salud a embarazadas y niños hasta los seis años sin obra social, y estaba regido por metas sanitarias que cada jurisdicción debía cumplir y contaba con un nomenclador de prestaciones estratégicas. En este esquema, cada centro de salud u hospital trabajaba con un público objetivo específico y recibía un monto económico que podía ser utilizado para capacitar o contratar personal, comprar equipamiento o insumos. El dinero llegaba desde un PNUD a través del Ministerio de Salud de la Nación, quien ejercía el rol de rector de toda la maquinaria. Para empoderar al usuario se brindaba un carnet que lo identificaba como parte del Plan Nacer. Muchos sentían que poseían una obra social.

El Plan Nacer se reconvirtió en el Programa Sumar después del 2012. Este ampliaba su población objetivo y daba lugar a la creación de un seguro provincial de salud; la idea era brindar cobertura a las personas que no contaban con obra social. La clave de este esquema Nacer-Sumar era la financiación externa, porque no puede afrontarse desde los recursos de los que justamente no pueden costear el pago de una prepaga u obra social.

Hoy se recicla esta estrategia, vaciando de contenido su concepción original y utilizando el concepto de un seguro provincial. Pero el perro se muerde la cola, cuando la población objetivo a ser asegurada es la que hoy compulsivamente deberá afrontar el pago de su propio seguro. La financiación se corre de su eje.

Lo único seguro es la muerte, decían los abuelos. Hoy en Jujuy nació un No-Seguro de salud. Porque el tejido social se ha roto y el avance del neoliberalismo colonial ha puesto de rodillas a un Estado vapuleado desde adentro. Un Estado con un gobierno legítimo que avanza constantemente sobre la esfera pública,  despojándolo de la idea de comunidad- solidaridad-gratuidad.

El caso de la privatización de la atención pública de salud en Jujuy parece ser un fósforo que se enciende y que puede traernos un incendio colosal. Eso parece que ya estaría aquí.

Asegurarnos un pacto para vivir, cantaba Bersuit. Esa es la tarea. La hoja de ruta debe ser expuesta por el espacio político de la oposición, porque escribir en X ya no alcanza.

* Comunicador

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