Foto: Télam

27 años del asesinato de José Luis Cabezas: Un crimen político-empresarial

El fotógrafo José Luis Cabezas era asesinado hace 27 años en la localidad bonaerense de Pinamar, en un hecho perpetrado por una banda vinculada al empresario postal Alfredo Yabrán y que conmocionó a la opinión pública de una Argentina que, en el ocaso de la década de 1990 comenzaba a hacer vaivén en la disputa política entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde.

La cobertura del caso fue tema excluyente para todos los medios del país y la foto del reportero gráfico acompañada con la leyenda «No se olviden de Cabezas» se convirtió en un símbolo de la denuncia contra la impunidad que unió en un mismo reclamo a organizaciones gremiales y organismos de derechos humanos.

Un año antes de su asesinato, Cabezas había logrado fotografiar al enigmático empresario propietario de la empresa OCA, durante la cobertura de verano que realizaba junto al periodista Gabriel Michi para la revista Noticias. «Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente. Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía», era la frase que por entonces se le atribuía al dueño del emporio postal.

El homicidio fue cometido el 25 de enero de 1997, en el contexto de una dura disputa política que mantenían el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, y Carlos Menem, que ocupaba la jefatura del Estado. Ambos dirigentes rivalizaban por el liderazgo del Partido Justicialista (PJ) y la sucesión presidencial. Menem, que ejercía su segundo mandato, aspiraba a lograr un tercero, reforma de la Constitución mediante, mientras que Duhalde pugnaba por llegar a la Casa Rosada.

Al conocerse la noticia del asesinato de Cabezas, Duhalde dijo que le habían «tirado un muerto» para trabar su postulación a la presidencia. Así, la puja con Menem se profundizó a medida que avanzó la investigación por el asesinato.

Frente al brutal asesinato de Cabezas, Duhalde consideraba que Yabrán era «sospechoso» del crimen, mientras que Menem sostenía que el dueño de OCA era «sólo un empresario más».

En 1996, el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, había denunciado que Yabrán «lideraba una mafia enquistada en el poder», en una prolongada exposición ante la Cámara de Diputados.

Una foto, una afrenta

La emblemática foto de Yabrán caminando en la playa fue publicada en la tapa de la revista Noticias en marzo de 1996. La investigación judicial posterior determinó que el empresario tomó la revelación de su imagen como una afrenta que no estaba dispuesto a perdonar.

Después de la publicación, el fotógrafo y su pareja, Cristina Robledo, comenzaron a recibir amenazas telefónicas. Un año después, un funcionario cercano a la gestión del entonces intendente de Pinamar, Blas Altieri, le confió a Cabezas que «gente de Yabrán» había indagado sobre la dirección donde el reportero se alojaría durante la cobertura de la temporada.

Un mes antes del crimen, el policía de la bonaerense Gustavo Prellezo, quien fue condenado como uno de los autores materiales del hecho, se reunió con Yabrán en las oficinas que el empresario tenía en Buenos Aires. En esa reunión, ‘Don Alfredo’ le confió que quería «pasar un verano tranquilo sin fotógrafos ni periodistas», según lo que el oficial declaró luego ante la Justicia.

El asesinato

El 24 de enero de 1997, Cabezas y Michi concurrieron a una fiesta que ofreció en su casa de Pinamar el empresario Oscar Andreani, donde llegaron en un Ford Fiesta de color blanco.

A las 4 de la madrugada el periodista se retiró y el fotógrafo lo hizo una hora después, en el vehículo en el que se desplazaban.

A la mañana siguiente, el cuerpo de Cabezas apareció adentro del Ford Fiesta quemado con alcohol metílico, en una cava de las afueras de Pinamar.

El cadáver tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en la cavidad craneana.

Revelaciones

El asesinato del fotógrafo develó vínculos entre el gobierno, políticos y empresarios. Cinco meses después del crimen renunció el entonces ministro de Justicia, Elías Hassan, tras conocerse que había mantenido más de cien contactos telefónicos con Yabrán, a quien le había otorgado el reparto de la correspondencia de su cartera.

Luego de varios meses de instrucción, el juez federal de Dolores, José Luis Macchi, procesó y dictó prisión preventiva en mayo de 1999 para Yabrán como instigador del crimen.

El empresario permaneció algunos días en condición de prófugo, hasta que se suicidó en un campo de su propiedad ubicado en Entre Ríos, donde cuando permanecía oculto.

En 2016, el periodista Gabriel Michi publicó el libro «Cabezas, un periodista, un crimen, un país». Allí describió: «Lo que desnudó el crimen de José Luis Cabezas no fue otra cosa que una síntesis de todos los males de la Argentina de aquel entonces. Un diagrama homicida donde figuraban: una banda de delincuentes comunes, algunos de ellos barrabravas de clubes de fútbol que hacían trabajos para punteros políticos, que a su vez se relacionaban con policías asesinos y corruptos de la Bonaerense que gozaban de la protección de la ‘zona liberada’ por la Comisaría local, uniformados que también se vinculaban con un ejército de custodios privados con contactos con represores impunes de la dictadura militar y que todos ellos remitían a un empresario híper poderoso con peligrosa sintonía con el poder político, económico, judicial, eclesiástico, sindical, militar y de los servicios de inteligencia. El verdadero poder detrás del poder. Todos ellos capaces de cegarle la vida a quien pudiese poner luz sobre sus oscuros ‘negocios’. En este caso, José Luis Cabezas.»

Los autores materiales

Gustavo Prellezo, quien estaba al servicio de Yabrán, encabezó la autoría material del crimen. Con él actuaba un grupo de delincuentes conocidos como «Los Horneros».

El expolicía bonaerense fue condenado a reclusión perpetua en febrero de 2002, pero sólo pasó tras las rejas 13 años, pese a que la sentencia fue ratificada en las máximas instancias judiciales de la provincia y del país.

Los otros condenados por el asesinato fueron el expolicía Aníbal Luna (prisión perpetua y en libertad condicional desde 2017); el exjefe de Seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos (perpetua como instigador y en libertad condicional desde 2008), y el comisario Mario «La Liebre» Gómez (condenado por liberar la zona en la que ocurrió el crimen, recuperó la libertad en 2006 tras una decisión de la Cámara de Casación bonaerense).

Además fue sentenciado el policía Sergio Cammaratta, quien murió en el penal de Dolores en 2015, sindicado por la Justicia como responsable de haberle hecho «un seguimiento» a Cabezas cuando trabajaba en Pinamar en el verano de 1997.

Dos integrantes de la banda «Los Horneros», reclutados por Prellezo, fueron desvinculados de la causa: José Luis Auge, que recibió condena en el juicio que se hizo en 2004 pero quedó en libertad cuatro años más tarde, y Sergio Gustavo González, sentenciado a prisión perpetua recibió una reducción de la condena y salió de la cárcel en 2006, aunque tiene una causa por drogas radicada en los tribunales de CABA.

Por su parte, también de la banda de «Los Horneros», Horacio Braga quedó en libertad condicional diez años después del crimen, y a mediados de 2018 cumplió su condena con la Justicia, mientras que Miguel Retana, sentenciado a prisión perpetua en 2000, murió por una afección originada por el sida en la cárcel un año después.

Homenajes

Familiares y colegas de José Luis Cabezas realizan este jueves distintos homenajes para recordarlo, uno de ellos en la cava de General Madariaga en la que se halló su cuerpo calcinado el 25 de enero de 1997.

El primer acto previsto fue a las 11 en el Monolito colocado en su memoria frente a la Terminal de ómnibus de Pinamar.

En simultáneo, en la sede de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), situada en Venezuela 1433, se recordó al reportero gráfico en un acto.

Foto: Télam

La misma iniciativa se desarrolló también a las 11 en la plaza San Martín, de la ciudad de La Plata, convocada por el Sindicato de Prensa Bonaerense (Siprebo).

En tanto a las 19, sus familiares y allegados planean homenajearlo mediante un acto en la cava de General Madariaga, ubicada a la altura del kilómetro 385 de la ruta provincial 11, donde fue hallado asesinado hace 27 años.

Al respecto, y en diálogo con Télam, la hermana de José Luis, Gladys Cabezas, dijo que, en ambos homenajes, como todos los años, «van a estar los colegas, los amigos y los familiares».

«Como hace 27 años vamos a plantar un árbol», en su memoria, contó la hermana del fotoperiodista, quien volvió a recordarlo como «un tipo bueno» que «podía hacer todo bien».

Y agregó: «Ya sabemos las diferencias entre lo bueno y lo malo, cuando vos sos bueno, podés hacer todo bien y él hacía todo bien, no merecía estar muerto, pero bueno, pasó.»

«Tenemos que recordarlo y creo que es el momento justo para pedir a la Justicia, que por favor empiecen a trabajar», exhortó Gladys, quien pidió que se termine con «las condenas ‘exprés'», ya si las penas se cumplieran, «Umma hoy no estaría muerta», dijo en referencia a la niña de 9 años, hija de un custodio de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, asesinada el pasado lunes por delincuentes en Lomas de Zamora.

Por último, pidió que no «haya más José Luis Cabezas».

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