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Empleados del ex Banco de Desarrollo realizaron un abrazo simbólico a la entidad. Reclaman atraso en el pago de salarios y advierten que están en juego 130 puestos de trabajo. Piden la renuncia de su presidente, Marcelo Fernández. Pablo Meneguini, delegado de los trabajadores, describió la situación como «grave» y afirmó que «desde esta conducción encabezada por el contador Fernández, el banco vino en declive».
La semana pasada, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) obligó a los responsables de la institución a abandonar su denominación y pasar a ser Agencia de Desarrollo de Jujuy Sociedad del Estado (Adjse).
En diciembre de 2016, la Legislatura provincial aprobó la ley de creación del Banco de Desarrollo, que vino a reemplazar al histórico Banco de Acción Social. Ese año, el gobernador Gerardo Morales afirmó que la nueva entidad bancaria sería «una gran herramienta para generar más producción y empleo”. Lo cierto es que nunca se cumplieron los objetivos en ese sentido, por lo que el BCRA le quitó la autorización para actuar como banco.
«Por ley estaba autorizado para actuar como banco, pero ellos no hicieron los trámites necesarios», explicó a El Submarino Radio (FM Conectar 91.5) Meneguini.
Ni banco ni desarrollo
La última disposición del BCRA no se limita a la denominación de la entidad. Meneguini reveló que «fueron cerrando todas las actividades». En este sentido, dio como ejemplo lo ocurrido con la Pachamama, que se anunció en 2017 como «la tarjeta de crédito de los jujeños»: «Nos hicieron preparar la tarjeta Pachamama, 87 mil plásticos, para que hoy estén guardados en un depósito», reveló.
«No respetaron ni hicieron cumplir la ley. Todas las acciones que tomaron fueron en perjuicio de la institución, y ahora los fondos que generamos ni siquiera alcanzan para pagar los sueldos y estamos endeudados con muchos proveedores», sintetizó el delegado, y agregó: «Uno no sabe si es incapacidad o mala intención. Es increíble que en cinco años no hayan podido regularizarlo».
A la desesperación por las irregularidades en el pago de los salarios, se suma la incertidumbre sobre el futuro. «Estamos muy preocupados porque ahora quieren cerrar el banco, no sé si quieren transformarlo en un instituto de juego. Algunos tenemos 30, 35 años de antigüedad y ahora vamos a perder hasta el convenio bancario. Es una barbaridad», describió Meneguini.
Hace seis meses que los trabajadores no cobran en tiempo y forma, y hace dos meses que no cobran nada. Además existe una deuda con la obra social. Son 130 empleados de planta que ven peligrar sus puestos de trabajo, más 120 agencieros a los que también les adeudan lo que les corresponde.
