Campo Verde: Un barrio sitiado por policías y con vecinos devastados por el miedo 

Mara Martínez trabaja en la Biblioteca Popular de Campo Verde desde hace más de 20 años. En diálogo con El Submarino Radio, contó que «la gente está deprimida y con miedo» y confirmó que «la policía recorre permanentemente la cancha, hay móviles, autos, todo el tiempo».

La presencia de uniformados en Campo Verde no se limita al sector de la cancha. En las últimas horas, los vecinos difundieron por las redes que la policía está haciendo una encuesta casa por casa. Les preguntan sobre la escuela y la cancha, y les piden datos. Pero la gente tiene miedo de contestar. Dicen también que algunas casas fueron «marcadas»; las casas de quienes participaron más activamente del reclamo.

Los uniformados andan por las calles, están parados en las esquinas. «La gente tiene miedo», repite una y otra vez Mara. «Hay una presión inmensa», asegura.

«La de aquí es gente trabajadora, que hace su vida. Esto nos ha sacado de nuestra rutina a todos. La gente tiene miedo y angustia. Es una cosa impresionante. No sé en qué momento quedamos envueltos en esta situación tan complicada», reflexiona.

Por estas horas, avanza la preparación del terreno para la construcción de la escuela. Se hicieron los pozos para asentar los cimientos y la cancha, al igual que los vecinos, está devastada. «Es un dolor, una pena y una angustia para todos. La gente está devastada, nos han devastado adelante de todo el mundo», se lamenta Mara.

Para ella, «todo esto se ha generado por la falta de diálogo». Revela que los vecinos no tenían información sobre la intención del gobierno de hacer una escuela en ese lugar. «Sabíamos por rumores, pero nadie nos confirmó nada ni hubo nunca una instancia de hablar. De golpe nos vimos envueltos en esta vorágine de situaciones y violencia», señala.

Incomprensible

A los vecinos les resulta incomprensible el capricho del gobernador. «Nosotros tenemos escuela secundaria. Los chicos de Campo Verde van todos al ETP que está a cinco, diez cuadras del barrio», explica Mara, en referencia a la ETP N° 1 Gral. Aristóbulo Vargas, que es el otro establecimiento educativo además de la Escuela N° 452 Legado Belgraniano.

«Por eso no entendemos cuál es la urgencia, cuál es el interés por ese espacio, por qué esta locura desmedida de agresiones, insultos y persecución. No entendemos qué está pasando», dice.

Más incomprensible aun resulta todo, cuando se tiene en cuenta la situación general del barrio. «Acá no tenemos ni cloacas. No hay calles, no hay luces. La cancha es nuestro único espacio para jugar, pero no solo de Campo Verde. Ahí juega también la gente de 9 de Julio, la que vive en las márgenes del Río Chijra. Hacemos torneos, olimpiadas, nos juntamos. Es el único espacio verde, la única cancha de pasto, del yuyo que crece, que cortan los vecinos».

La cancha en cuestión, según cuentan, forma parte del hogar de todos los que viven en el barrio. «Han querido instalar que a nosotros nos interesa estar en la cancha tomando alcohol y consumiendo. Eso es ignorancia, maldad y perversión», afirma Mara.

«La gente usa ese espacio para tomar un poco de aire porque no tiene patio en su casa para que jueguen sus chicos. Pero han instalado esa cosa macabra y perversa», agrega.

Y sintetiza: «La cancha es el patio de todo el barrio».

‘Operativo monstruoso’

El relato de los vecinos arranca en la noche del 8 de marzo. «Cuando ellos entraron esa noche, no había habido ninguna instancia de diálogo, ni siquiera teníamos en claro qué estaba pasando. Era una noche muy linda. La gente estaba en la cancha, como siempre, y entraron con una violencia, golpeando, pateando. Ese fue el inicio de todo este lío», repasa Mara.

Era la 1 cuarto de la madrugada, cuenta, y «entraron pateando a los vecinos centenares de policías en un operativo monstruoso».

«A partir de ahí, la discusión ya ni siquiera se centró en si la escuela sí o la cancha sí o lo que sea. Ya la discusión está centrada en esta violencia y esta persecución que no tiene nombre», continuó.

Luego de ese 8 de marzo, que continuó con las durísimas palabras del gobernador hacia los vecinos, a quienes calificó de «egoístas e irresponsables», vino la represión del último martes, cuando entraron los camiones y las maquinarias para empezar la construcción.

«Nos encerraron en la cancha. Estábamos sentados ahí, en una marcha pacífica, y de golpe cerraron la cancha, nos dejaron adentro y nos empezaron a provocar y a atacar. Fue una cosa increíble. Yo jamás he visto una cosa así», rememora Mara.

Y describe escenas como si se tratara de una película: «Yo vi a un policía romper la fila y saltar sobre una persona que caminaba de espaldas. Yo lo vi cuando lo tiraba al piso y lo revolcaba. Se le tiraron policías encima. Y cuando lo levantaron, uno de los uniformados sacó un aerosol y le tiró algo a la cara».

«Dicen que tiraron una piedra -continúa-. ¿Y qué querés que agarren en una cancha cuando se te vienen los caballos encima? Claro que sí, algún vecino se habrá alterado. Se puede ver clarito que la mayoría éramos mujeres y niños. Nos defendíamos a los gritos, correteando. Yo volé por la cancha en un momento, estaba tirada con gente arriba mío. Fue una cosa espantosa».

Con 20 años de trabajo en el barrio, Mara es contundente: «Yo conozco a los vecinos, sé cómo son. Hay de todo, como en todos los barrios, pero la gente que estaba en la cancha solo quiere un predio para que sus hijos salgan a jugar, para que estén los abuelos. No había gente violenta, no había instigadores. Tuvimos que ir a un abogado entraron violentamente. Dijimos ‘llamemos a alguien’. Nada más».

«No hay palabras para lo que han hecho -concluye-. Y que todo esto haya sido hecho desde el Estado, no cierra. Porque te puede atacar una horda de salvajes en el fin del mundo, pero no, esto es política de Estado. Es increíble. Nunca nunca he visto algo así. Yo he estado en marchas, pero esto me ha impresionado de tal manera que no creo que me olvide nunca», comenta.

A este panorama de tristeza, se suma el enojo por el comunicado que difundió la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia. «Han salido a decir que no hubo nada, que era solo un camión llevando materiales. ¡A ver! Hay centenares de video mostrando lo que nos han hecho».

-¿Van a hacer una asamblea de vecinos para decidir cómo seguir? 

-Nosotros estamos permanentemente en comunicación, nos juntamos y charlamos. Pero estamos cansados. Estos días han sido terribles. En la marcha de ayer hemos recibido mucho acompañamiento, mucha solidaridad de las organizaciones, de la gente que nos conoce, que conoce el trabajo que hacemos en el barrio. Pero todo esto nos ha sacado a todos de lugar. Ahora estamos considerando una reunión para el fin de semana y ver cómo seguimos. Ese espacio es nuestro y estamos viendo cómo lo usurpan de una forma despiadada y perversa.

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