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De cara a las PASO, Gerardo Morales se despega de sus aliados peronistas y se acerca al PRO

Por Gabriela Tijman. El Frente Jujeño Cambiemos no está haciendo campaña. No la necesita. Tiene el aparato comunicacional del gobierno de Gerardo Morales. Y tiene en Gerardo Morales a la figura central de la campaña. Así es como el mandatario recorre la provincia anunciando obras y reuniéndose con “vecinos”, siempre en compañía de Mario Fiad, primer precandidato a senador nacional, y Gabriela Burgos, que en la PASO va en ese mismo lugar para la Cámara Baja.

El peronismo, en cambio, le está sacando chispas a la calle y los medios. Porque participa de las PASO con nueve listas distintas, tres de ellas bajo el opo-oficialista Frente Renovador y las seis restantes como integrantes del opo-soft Frente Justicialista.

De las tres primeras, una responde al vicegobernador Carlos Haquim, y eso es sin duda lo que le imprime el ingrediente oficialista; otra está liderada por el veterano dirigente peronista Carlos Daniel Snopek, cuyo sesgo opositor está más bien en su fuerte antirradicalismo, y la tercera por el más entusiasta seguidor de Sergio Massa en Jujuy, Marcelo Nasif.

El gobernador Gerardo Morales no solo se puso al frente de la campaña proselitista, figurando con su nombre y su cargo en afiches y pasacalles como si fuera candidato –lo que habría que averiguar si no viola las normas que rigen la campaña proselitista-, sino que además le imprimió un tono radical que no tuvo antes de las elecciones de 2015.

Para las PASO el oficialismo va con una sola lista, lo que sería un modo de cerrar filas y fortalecer la identidad radical. Entre sus seis principales precandidatos a senadores y diputados, hay uno solo del PRO, Osmar Monaldi, una señal de la intención de Morales de acercarse más al macrismo. Claro que el PRO en Jujuy no tiene demasiado peso, por lo que vendría a estar bien representado con la relación de uno de seis.

Esta pretensión de acercamiento también se evidenció durante la visita de Mauricio Macri a Jujuy, en la que no hubo ni una sola foto oficial en la que estuviera Carlos Haquim, que será todo lo vicegobernador que quiera pero al fin y al cabo es peronista.

Por el lado del otro peronismo, el opo-soft o bajas calorías, el Frente Justicialista lleva a las PASO seis listas diferentes. Rubén Rivarola, Liliana Fellner, Guillermo Snopek, Miguel Ángel Tito, Ariel Cortéz y Martín Palmieri encabezan cada una de ellas.

Peronismo opo-soft porque, aunque con matices, estos referentes no han tenido una postura claramente crítica hacia el gobierno nacional o el provincial, sino que más bien se han dedicado a poner en la campaña la discusión interna del PJ. Hay que decir sin embargo que Fellner es la que se ha mostrado opositora con algo más de contundencia, aunque se las ingenia para esquivar algunos temas, como por ejemplo la detención arbitraria de Milagro Sala.

Así las cosas, cabe preguntarse cómo se hará la lectura de los resultados de las PASO. Pensado en términos de peronismo vs. radicalismo, que son los dos grandes espacios políticos que dominaron la escena jujeña por décadas, el panorama ofrece un aspecto particular: hay nueve listas peronistas y una radical.

En las elecciones de octubre de 2015, la alianza Morales-Haquim ganó la provincia con el 58% de los votos, mientras que el partido Justicialista, que fue con el ahora procesado Eduardo Fellner con el sello Frente Para la Victoria, sacó un 35%.

Vale ahora volver a mirar los resultados presidenciales de aquella primera vuelta en Jujuy: más del 40% de los votos fueron para Sergio Massa; el segundo lugar fue para Daniel Scioli, que obtuvo algo más del 37%, y el tercer puesto lo ocupó Mauricio Macri, con apenas el 17%.

En la segunda vuelta, finalmente, Macri ganó con el 53%, frente al 47% que obtuvo Scioli.

Una cuenta rápida, sumando los 40 puntos de Massa y los 17 de Macri de la primera vuelta, permite deducir que el 58% que obtuvo Gerardo Morales en octubre de 2015 se alimentó de los votos del massismo.

Volviendo a la campaña para estas PASO, la fuerte presencia de Morales sumada a su acercamiento a Macri y a un cierto ninguneo de las (escasas) figuras haquinistas de su gobierno, permiten imaginar que el gobernador tiene en mente capitalizar para sí y para el radicalismo la fuerza electoral que hace un año y medio lo sentó en el sillón de Fascio.

No obstante, hay un detalle que no se puede soslayar: la provincia de Jujuy ha votado históricamente al peronismo. Y la diversidad de peronismos que aparecen en estas primarias amplía la oferta, de modo que hasta el más conservador y neoliberal de los peronistas tiene a quién votar y hacerle la contra al gobierno provincial.

Por el lado del radicalismo, en cambio, al cerrar filas con el macrismo parece estar achicando su territorio ideológico, confiado y apoyado en la gestión de gobierno de Morales. Así es como por cada afiche, pancarta o pasacalles oficialista hay cuatro o cinco peronistas.

El 23 de agosto, con los resultados de las PASO en la mano, se sabrá si el Cambio encarnado por Morales llegó para quedarse o fue simplemente un paréntesis en la historia política de Jujuy que pudo protagonizar con la ayuda de peronistas enojados con la última gestión de Fellner.

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