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Cristina de Kirchner: «Que nadie venga a explicarnos a los peronistas lo que es la democracia»

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que el 1 de septiembre, el día que atentaron contra su vida, «se quebró el pacto democrático», y llamó a «volver a construir ese pacto separando a los violentos, al lenguaje del odio y al que quiere que el otro se muera porque piensa diferente».

La expresidenta fue la única oradora del acto por el Día de la Militancia que se realizó este jueves en el estadio Diego Maradona de La Plata, donde una multitud celebró el 50 aniversario del regreso de Juan Perón a la Argentina, en 1972, tras 17 años de exilio. En ese marco, convocó a «militar por una Argentina» con un «modelo sustentable económico y social» que permita reeditar los logros alcanzados en las gestiones del 2003 al 2015, y afirmó que será la gente la que tendrá que «decidir si quiere volver a ser esa Argentina que alguna vez tuvo».

«Convirtamos el 17 de noviembre en el día del militante por la Argentina, que necesita militantes de su pueblo, de sus trabajadores, de sus científicos, de sus intelectuales», pidió la vicepresidenta, casi en el cierre de un discurso en el que reivindicó las tres gestiones kirchneristas tras la crisis económica, política y social de 2001.

Ante un estadio colmado, en el que se estrenó el lema «La Fuerza de la Esperanza» y que coreó con insistencia un «Cristina Presidenta», Fernández de Kirchner respondió: «Como decía el General, todo en su medida y armoniosamente».

«Que nadie venga a explicarnos a los peronistas lo que es la democracia, poder elegir, poder hablar», afirmó, recordó que en la Argentina de 1972 «no se podía elegir libremente al presidente, el último había sido Perón», y remarcó que «el partido militar no dio el primer golpe con el peronismo sino con el radicalismo en el 30, seamos justos».

Respecto del pacto democrático establecido en 1983, recordó: «Ningún argentino ponía en peligro su vida por opinar y pensar diferente, en ese acuerdo podíamos tener todas las diferencias del mundo, pero nadie pedía matar a nadie, ni si quiera a aquellos que hicieron de la muerte un instrumento político».

Foto: Télam

«Acá lo único nuevo que hay somos nosotros. Los que cambiamos la Argentina después de 2001 somos nosotros», expresó en un tramo de su mensaje, en el que recordó que durante los gobiernos kirchneristas los trabajadores alcanzaron «el 50% de participación en el PBI» y el país tenía «los salarios más altos en dólares de Latinoamérica».

Recordó que entre 2003 y 2015 la Argentina «lanzaba satélites al aire, teníamos el mejor salario en dólares de Latinoamérica y millones de viejos y viejas pudieron jubilarse».

«La gente tiene que decidir si quiere volver a ser esa Argentina», expresó, y exhortó a sellar un nuevo «acuerdo democrático», que también elimine la violencia como «instrumento político». En ese sentido, dijo que el atentado que sufrió el 1 de septiembre «quebró el pacto democrático» alcanzado en el país en 1983 tras las dictaduras militares y consideró que el ataque tuvo como objetivo «suprimir al peronismo».

Planteó así que «es obligación de todas las fuerzas políticas en Argentina volver a reconstruir ese acuerdo separando a los violentos».

Fernández de Kirchner le dedicó un tramo de su discurso a la cuestión de la seguridad. En ese contexto, pidió terminar con «debates berretas de mano dura y garantismo», y definió a la inseguridad como una «deuda» de la democracia.

«Con la desigualdad sola no explicamos la inseguridad ni tampoco el gatillo fácil», sostuvo, y llamó la atención sobre «un fenómeno de la autonomización de las fuerzas de seguridad del poder político».

En este sentido, declaró: «Las fuerzas son una parte de la solución, pero también son una parte del problema si no se subordinan al poder civil», y se preguntó por qué no se despliegan gendarmes en el conurbano bonaerense, como se hizo durante su gobierno, para poner la mirada en «los lugares que están sufriendo» la falta de seguridad en lugar de mantener a los efectivos en la Patagonia, donde «no sabemos qué están haciendo».

Con todo, marcó como prioridad del peronismo el «orden de una sociedad con padres y madres que trabajan y con chicos que van a estudiar y vuelven a comer a sus casas, no en las escuelas o en los merenderos».

«El orden no es el gatillo ni el palo, es el trabajo bien remunerado», dijo.

Foto: Télam

En otro momento de su discurso se refirió a los jueces, «sentados de por vida como una rémora monárquica en una sociedad democrática que deciden sobre la libertad y el patrimonio» de la gente y son «dispositivos de control de la voluntad popular».

Se refirió así al «partido judicial», al que describió como «un nuevo instrumento, otro dispositivo, que tampoco fue solamente en la Argentina sino en toda la región».

Sobre este punto, mencionó la persecución judicial de que fueron víctimas líderes latinoamericanos como Lula da Silva y Rafael Correa. Y mencionó el caso del «golpe tradicional» que derrocó a Evo Morales en Bolivia en 2019. «Allí sí fueron las fuerzas armadas. ¿Saben por qué? Porque cuando Evo creó la nueva constitución del Estado Plurinacional, modificó el poder judicial y estableció que los jueces tienen que ser electos».

«Por eso se confirma la regla: donde no hay jueces puestos a dedo, presionables y eternos en sus cargos, el sistema funciona», concluyó.

La vicepresidenta señaló que las elecciones de 2023 «se pueden ganar» pero que para eso será necesario que los argentinos «tiren para el mismo lado» ante los condicionamientos «brutales» que dejó el Gobierno de Mauricio Macri. E ironizó sobre «una fuerza política no tan novedosa que dice que los 90 fueron lo mejor de la historia y que dice que son lo nuevo».

«Acá lo único nuevo somos nosotros, que cambiamos la Argentina después de la crisis del 2001», insistió.

Consideró necesario explicar a la sociedad los «graves condicionamientos» que tiene la Argentina luego de la deuda adoptada por Mauricio Macri con el FMI. «Cuando la sociedad sabe, se empodera, y no hay mejor ayuda para un gobierno nacional y popular que la sociedad sepa hacia dónde vamos y por qué hacemos las cosas que hacemos», remarcó.

«Las elecciones se pueden ganar pero los condicionamientos son tan graves, tan profundos, que nos han dejado, que va a requerir que la mayor parte de los argentinos tiremos todos juntos para el mismo lado. Si no es así, nuestro país será difícil para cualquiera», concluyó la exmandataria.

Ante unas 60.000 personas que esperaron su palabra desde las gradas y el campo del estadio, Cristina ocupó el centro del escenario en lo que fue su segunda aparición pública desde el intento de asesinato que sufrió el 1 de septiembre pasado y luego de su participación en el plenario de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), a principios de este mes, en el polideportivo municipal de Pilar.

Organizaciones políticas y sindicales enroladas en el Frente de Todos (FdT), funcionarios, legisladores, dirigentes y militantes fueron parte de la celebración peronista, que tuvo música en vivo y baile entre los asistentes, en las horas previas a la aparición de la vicepresidenta.

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