El colectivo Ni Una Menos y penalistas se manifestaron contra la justicia patriarcal

Un día después del escandaloso fallo judicial que absolvió a los tres acusados del crimen de Lucía Pérez, quien fue drogada y abusada en 2016, las integrantes del colectivo #NiUnaMenos se manifestaron nuevamente en el centro porteño. En esta ocasión, la convocatoria se llevó adelante frente a los Tribunales porteños y bajo la consigna: “Paren de matarnos, paren de proteger femicidas, contra la justicia patriarcal y racista”. El lunes, el movimiento feminista también había copado las calles en conmemoración por el Día Internacional de Lucha contra las Violencias hacia las Mujeres y Disidencias.

El colectivo #NiUnaMenos, del que participan asociaciones, organismos y referentes del feminismo, emitieron un comunicado en referencia a la sentencia de los jueces Facundo Gómez Urso, Aldo Carnevale y Pablo Viñas que condenaron a Matías Farías y a Pablo Offidani a ocho años de prisión tenencia de estupefacientes con fines de comercialización. Estos dos sospechosos y Alejandro Maciel, otro de los imputados, resultaron absueltos por el crimen y el abuso sexual.

El comunicado

El documento titulado “No olvidamos, no perdonamos” sostiene que “a Lucía Pérez la mataron dos veces. La primera vez, los ejecutores directos; la segunda, quienes los absolvieron y así negaron que dos adultos que suministran cocaína para someter a una adolescente son responsables de abuso y Femicidio”.

“Quieren decirnos que su vida no cuenta, que las relaciones de poder que son la base de la violencia machista no existen, que el enorme movimiento feminista que llevó su sonrisa como bandera de lucha a todos los rincones del país tiene que callarse. No lo vamos a hacer, nosotres no perdonamos, no olvidamos, no nos reconciliamos. Fue femicidio”, puntualizaron.

“Esta sentencia –continuó el comunicado- que deja sin culpables el crimen de la joven de 16 años cuya conmoción impulsó el primer paro nacional de mujeres, en octubre de 2016, quiere reponer el poder patriarcal sobre nuestras vidas. Al negar la figura de femicidio produce algo más profundo que impunidad. Quieren desaparecer todos los sentidos que elaboramos desde las calles de lo que significan las violencias machistas en las vidas concretas”.

Por último, las manifestantes sostuvieron que “no es casual que esto suceda el año que millones de mujeres nos movilizamos por el aborto legal, y que nos enteremos mientras marchábamos por el 25N, día internacional contra las violencias hacia las mujeres y las disidencias” e insistieron: “Denunciamos la revancha patriarcal, que quiere consagrar nuestros cuerpos como botín de guerra y territorio de conquista para las economías ilegales y para los abusos del poder. Esta sentencia es una forma de terror anímico contra todas las luchas que piden justicia. Volvemos a gritar, hoy y siempre, #NiUnaMenos #VivasNosQueremos”.

«Una cultura de la violación»

Además, el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) advirtió que el fallo está plagado de “estereotipos sexistas y discriminatorios” sobre la vida de la víctima, carece de “perspectiva de género” y reivindica “una cultura de la violación”.

“La lectura atenta de la sentencia exhibe una indiferencia total a las exigencias que el derecho internacional de los derechos humanos plantea desde hace décadas en relación con la incorporación de perspectiva de género en el juzgamiento de delitos sexuales”, indicó en un comunicado de prensa la institución que agrupa a juristas de todo el país.

El Inecip destacó que “la decisión está basada en una apreciación plagada de estereotipos sexistas y discriminatorios, transformando el juicio en un juicio sobre la biografía de Lucía, la víctima, en lugar de concentrarse en el análisis de la conducta de los acusados”.

“Los fundamentos que se exponen en la sentencia no son más que referencias a las comunicaciones privadas de Lucía Pérez, sus experiencias sexuales previas, su condición de consumidora de drogas, el tipo de vínculo con su familia, sus inasistencias escolares o la edad de las personas con las que se vinculó en otros momentos, por mencionar sólo algunas de ellas, que son prejuiciosamente proyectadas como elementos que apoyan la existencia de consentimiento”, remarcó la entidad.

También señalaron que “los jueces del Tribunal se apoyan en la vida pasada de Lucía –con ejemplos de hasta seis meses de previos al hecho en algunos casos- para dar por sentado que en una escena en la que participan hombres adultos, que comercializan drogas con una persona menor de 16 años, existió consentimiento”.

“Justifican así la decisión de absolver sin dar la más mínima explicación lógica respecto de cuáles son las razones objetivas no apoyadas en la demonización de la víctima. Permanentemente, a lo largo del análisis de la prueba, los jueces efectúan juicios de valor prejuiciosos e ilegítimos sobre la víctima para garantizar impunidad a los acusados. Esa forma de decidir viola expresamente compromisos internacionales en materia de derechos humanos”, alertaron.

La organización que agrupa a penalistas sostuvo también que “la abrumadora cantidad de prejuicios ostentados durante el transcurso del juicio y ratificados por los términos de la sentencia, hacen de la decisión una imposición arbitraria y reivindicativa de la cultura de la violación”.

«Decisiones de este tipo convierten a los juicios por delitos sexuales o con personas dañadas en razón de género en juicios sobre las víctimas y sus formas de vida, en lugar de procesos justos contra las personas acusadas», advirtieron.

Agregaron que «eso no es justicia, es sexismo, es impunidad» y que esperan que «las instancias revisoras estén a la altura de las exigencias de una sociedad menos violenta y misógina».

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