El Servilismo Como Favor

Por Rodrigo Zapana y María del Carmen López (para H.I.J.O.S. Jujuy)

Durante la mañana del jueves 13 de febrero del corriente año, tuvo lugar en el edificio del Tribunal Oral Federal (TOF), la 54 audiencia del sexto juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en la provincia de Jujuy durante la última dictadura militar.

En esta jornada declararon César Pascual González ex empleado de comercio; Hugo Pemberton ex director de prensa de la casa de gobierno; Marcelo Morales ex secretario judicial; Tomás Mamani ex soldado y Gerónimo Torres ex policía de la provincia.

Vctor Segura (desaparecido): “lo detuvieron dos policías vestidos de civil, “Quiquiriqui” Alfaro y Frans Vaca”

La audiencia inició con la declaración de César Pascual González, quien fue empleado de la heladería “Pingüino” ubicada en la calle Sarmiento en la ciudad de San Pedro, recordó haber presenciado el secuestro de Víctor Jesús Segura, que aún permanece desaparecido: “Fue durante la época de la fiesta de los estudiantes en horas de la tarde, lo detuvieron dos policías vestidos de civil, “Quiquiriqui” Alfaro y Frans Vaca, los conocía porque eran del pueblo. El muchacho al principio estaba en la heladería, yo lo atendí. Los oficiales se acercaron y lo llevaron al negocio de al lado”.

Además, contó que “Víctor pidió permiso para buscar su campera a los de la brigada, como se llamaba al personal policial en esos años, estos se lo negaron y lo secuestraron”. En busca de más información sobre este hecho la fiscal, Marina Cura, consultó al declarante si pudo ver si los policías le mostraron alguna orden de detención al desaparecido, él afirmó “no vi que le hayan presentado nada”.

María José Castillo, abogada querellante de H.I.J.O.S. Jujuy, le preguntó al testigo si recordaba algo sobre el secuestro de Segura, este respondió: “Recuerdo que los oficiales se encontraban en un vehículo mediano, los que detuvieron al muchacho pasaron antes en ese auto. También pude ver a otras 4 personas, una era el comisario Rubén Morales. No recuerdo quién manejaba ni al resto de los acompañantes, tampoco recuerdo cómo vestían. De ahí no supe más”.

Ya casi finalizando el testimonio, uno de los abogados defensores de los acusados le preguntó si conocía al imputado Juan de la Cruz Kairuz y si sabía las “tareas” que este desempeñaba: “lo conocí porque trabajaba en Club Atlético San Pedro, no sabía si era oficial, no lo vi portando un arma, uniformado ni al mando de otros policías”.

Pemberton «el absurdo»: Casi una víctima de trabajo forzado

El segundo declarante fue Hugo Pemberton quien durante los meses de mayo a diciembre del año 1976 se desempeñó como director de prensa de la gobernación de la provincia: “fui designado como tal por el militar y gobernador (de facto) de la provincia Fernando Vicente Urdapilleta. Se me impuso ese cargo bajo la justificación de estar trabajando por el país”, afirmó.

Sobre sus tareas como funcionario de la dictadura dijo: “Yo me encargaba de visitar los lugares que me asignaban y realizar un informe sobre el estado de las instalaciones; debía difundir las actividades de los funcionarios del poder ejecutivo provincial e informar sobre los actos y las fechas importantes”.

Ante la requisitoria del Ministerio Público Fiscal sobre si alguna vez ingresó al penal en aquella época: “como director de prensa visité una vez el Penal de Villa Gorriti, la orden me la dio una de las autoridades del momento, no recuerdo quién era. La visita fue guiada pero no me negaron acceso a ninguna parte y durante el recorrido no vi nada fuera de lugar”.

En relación a las víctimas que estuvieron confinadas en ese penal, el ex director de prensa negó haber visto a algún preso bajo la disposición del poder ejecutivo de ese momento.

El momento más sorprendente de su declaración fue cuando una de las abogadas querellantes le preguntó al testificante si anteriormente ejercía alguna profesión vinculada con la comunicación o el periodismo, este reveló “Nunca trabaje en nada relacionado. Antes era empleado de la empresa de celulosa de Jujuy, ordenaba todos los papeles y bibliografía del personal que formaba parte de la explotación de madera”.

También se le preguntó sobre su relación con Juan Carlos Jones Tamayo, a la cual Hugo Pemberton respondió “Sí lo conocí, era una autoridad militar, pero desconozco cuáles eran sus funciones porque no tenía ningún vínculo con él”. Sin embargo, hay prueba documental que pone en evidencia que Pemberton fue al penal a entrevistarse con el represor Jones Tamayo.

El temeroso secretario de la negación

El tercer testigo en pasar a declarar fue Marcelo Eduardo Morales, quien tras ser informado por el juez Federico Díaz sobre los motivos de su citación, se puso rápidamente de pie y juró decir la verdad de una manera tan efusiva y poco frecuente en las audiencias que extrañó a todos los presentes.

Luego de asegurar ante el cuerpo de magistrados que no conoce a ninguno de los imputados en la causa, quien fuera empleado judicial durante la dictadura, tomó la palabra y realizó la siguiente declaración: “Yo solamente me desempeñé como secretario judicial, desde el 2 de marzo de 1976 hasta el 1 de mayo de 1985, en el juzgado federal de calle Belgrano, El Dr. Carlos Roberto Bonillo era el secretario penal y yo su secretario civil”, explicó, sin que siquiera alguien de la fiscalía o querella se lo preguntara.

Ampliando su descripción, detalló: “Por lo general teníamos un solo juez civil y penal, dos secretarios judiciales civiles y penales, un fiscal y un defensor. En esa época recuerdo que trabajé para tres jueces federales como por ejemplo los doctores Néstor Meyer, Carlos Magnus Topp y Hugo Mezzena”, la mención de estos magistrados llamó poderosamente la atención de los miembros de organismos de DD HH, dado que Meyer y Mezzena fueron indagados el año pasado por su participación en crímenes de lesa humanidad. A Magnus Topp lo benefició la muerte.

A continuación, agregó: “Yo subrogaba o reemplazaba en algunas causas penales al secretario Bonillo, cuando este no se encontraba en el juzgado”. Esto dio pie a la fiscal Marina Cura para preguntar: “Entre sus funciones, como reemplazo del secretario penal, ¿Tomó contacto o visitó a personas detenidas y a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) en el penal de Gorriti? La única respuesta del testigo a esta consulta fue: “No lo recuerdo”, una fría y breve declaración, muy alejada de las verborrágicas declaraciones que efectuó al principio.

Posteriormente, y a fuerza de varias repreguntas desde la fiscalía, el ex secretario judicial admitió: “Quizás pude haberme presentado en la cárcel, pero siempre en reemplazo del secretario penal, cumpliendo con todas las disposiciones judiciales, esas cosas ocurrieron hace más de 35 años, no lo recuerdo muy bien”, puntualizó, justo antes de negar haber conocido al detenido y desaparecido Jorge Weisz.

Fue este punto de la declaración cuando el testigo se mostró visiblemente nervioso, y ante la negativa constante, Marina Cura solicitó autorización a la presidencia del Tribunal para exponer un documento incluido en el expediente de la causa que menciona al testigo. El que se leyó con posterioridad.

Inmediatamente, la querellante, María José Castillo preguntó: “Señor Morales ¿Mientras le tocó reemplazar al secretario penal, tuvo oportunidad de ver o recibir a personas que buscaban a sus familiares desaparecidos?”, nuevamente la respuesta del testigo fue negativa, sin embargo, a los pocos minutos el testigo recordó: “atendí gente que fue a preguntar por sus familiares, y seguramente también llevé adelante causas penales, pero yo era solamente un secretario, no tenía poder de decisión”, se excusó.

Del mismo modo, el intranquilo declarante llegó a admitir ante el Tribunal que tramitó expedientes de Hábeas Corpus, solicitados por la gran cantidad de familiares que se llegaban al juzgado federal en busca de noticias sobre sus seres queridos, e incluso mencionó que llegó a tomar declaración a personas detenidas a disposición del PEN pero sin dar nombres, aduciendo no recordar y escudándose en su repetitiva y trillada frase: “Yo solo estaba reemplazando al secretario penal”.

A continuación, tomando nuevamente la palabra, la fiscal Marina Cura, expresó que procedería a la lectura de un documento incluido en la causa, ante lo cual el ex judicial, muy nervioso replicó: “Si está mi firma ahí no tengo problema en reconocerla, pero si no está mi firma entonces no”.

Ante estas palabras, la fiscal calmó al testigo y le aseguró: “No señor, no está su firma aquí, estas son constancias escritas por el personal del penal, yo se lo voy a leer y usted solo tiene que decir si lo recuerda”. Acto seguido, procedió a la lectura de un libro de novedades del penal de Gorriti:

“Se deja constancia, que se hicieron presentes en la secretaría general de este servicio el Dr. Marcelo Morales, y el secretario Dr. Oscar Baigorria del juzgado federal. A pedido de los mismos, con conocimiento del jefe de turno, se llevó al detenido Jorge Weisz para mantener una audiencia realizándose la misma en presencia de los suscritos”.

Tras leerse el revelador documento que desmintió por completo su declaración previa donde aseguró no haber conocido nunca al desaparecido Jorge Weisz, el testigo fue consultado por última vez por la fiscalía: ¿Recuerda esta visita al penal?, a lo que el testigo respondió: “No, no lo recuerdo”.

“Había mucha gente que salía a comprar pan de noche sin el documento y la policía se los llevaba”

Tomás Mamaní fue el cuarto testigo en declarar durante la jornada de audiencias y sostuvo que realizó el servicio militar obligatorio desde el año 1975 hasta el año 1976, periodo en el cual, al menos durante dos días, fue afectado al servicio de guardia en el penal de Gorriti bajo las órdenes del Teniente Coronel Bardaro. “Mi función era estar de guardia en la puerta de acceso, vigilando las entradas o salidas del personal y los vehículos”, indicó.

Según el testimonio del ex soldado, tan solo en una oportunidad pudo ingresar al sector interno del penal, “pero solo hasta la zona del ropero”, puntualizó, debido a que según su testimonio no tenía autorizado ausentarse de su guardia.

“Llevamos a unas personas mayores de edad hasta el lugar donde le dan la ropa de internos, cerca de la tercera sección, pasando por un depósito, pero no pude ir más allá de eso, nunca tuve acceso a los pabellones”, expresó el declarante.

El ex conscripto sostuvo que al empezar el golpe de Estado fue trasladado “del regimiento al distrito militar”, emplazado cerca de Av. España, en este punto, desde la fiscalía le consultaron sobre los imputados: Jones Tamayo, Braga, y los hermanos Ortiz, sin embargo, el testigo declaró no haberlos conocido nunca. Pero si menciono como su jefe al oficial Rodríguez Mayo.

Del mismo modo, el ex integrante de las fuerzas armadas negó haber conocido a personal penitenciario de Gorriti, explicando que “no tenía permitido hablar con nadie”, y a pesar de haber declarado previamente que su función era custodiar el ingreso de vehículos, manifestó ante el tribunal que jamás vio entrar camiones del ejército con personas detenidas adentro. Algo a lo que contradictoriamente hizo referencia en la misma línea, pero de forma poco clara: “Yo no vi los camiones militares y no vi la gente, pero me contaron mis compañeros de la policía militar”.

Posteriormente tomó la palabra la querellante María José Castillo, quien preguntó al testigo a qué otros lugares, además del penal de Gorriti fue destinado como guardia. “Yo casi siempre estaba custodiando en el Distrito Militar, cerca de avenida España”, respondió el ex soldado.

La querella trató de ahondar en las declaraciones del testigo concernientes al periodo en el que sirvió de guardia en el portón de acceso al penal. “Cuando tuvo que custodiar el ingreso a la cárcel, ¿Pudo ver personas detenidas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional? ¿Pudo ver personas vendadas o golpeadas?”, a lo que el testigo respondió con un simple “No, no pude ver nada”.

Retomando la mención de Tomás Mamaní sobre sus “compañeros de la policía militar”, la Dra Castillo le consultó al testigo sobre las funciones que esta división realizaba. “Le explico” dijo el testigo de forma pausada, “Ellos no estaban a cargo de los camiones, ellos solo salían siempre de noche a la ciudad, encontraran a quien encontraran, y lo levantaban, así nomás, como sea. Si veían a alguien sin documento se la llevaban. Después esa función paso a la policía de la provincia. Había mucha gente que salía a comprar pan de noche sin el documento por ejemplo y ellos se lo cargaban nomás”, finalizó.

Un final breve y sin aportes

El quinto y último testigo en declarar fue el ex policía de la provincia Gerónimo Torres quien se desempeñó como oficial hasta el año 1975 en la Comisaría Nº 22 de la ciudad de Yuto, el mismo manifestó que: “fui policía durante 19 años, ingresé en el año 1956 y me retire unos meses antes de producirse el golpe de estado de 1976”. Y negó tener conocimiento sobre algún operativo relacionado a un golpe de estado.

Ante la pregunta si conoció alguna persona identificadas como presos políticos o desaparecidos respondió: “En esa época sólo escuche que detenían personas por motivos políticos, pero no sé bien sobre el tema”.

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