Foto: Florencia Montoya

En un encuentro intercultural en Alfarcito se rechazó el avance del litio en Jujuy 

Entre el sábado y el domingo últimos se realizó en la comunidad de Alfarcito un encuentro interdisciplinario e intercultural del que participaron las comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, quienes compartieron sus preocupaciones por el avance de la industria del litio con abogados, artistas, escritoras, investigadores y activistas ambientales. También denunciaron las múltiples violaciones a los derechos y articular distintas formas de resistencia.

El encuentro fue coorganizado por la Comunidad Aerocene, fundada por el reconocido artista internacional Tomás Saraceno; el Colectivo de Acción por la Justicia Ecosocial; Mirá Socioambiental; el Grupo de Geopolítica y Bienes Comunes; la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), y la Asociación Argentina de Abogados/as Ambientalistas. Participaron la abogada jujeña Alicia Chalabe, las escritoras Gabriela Cabezón Cámara, Claudia Aboaf y Graciela Esperanza, y la curadora Inés Katzenstein.

Foto: Flor Montoya

La agenda de actividades incluyó activaciones artísticas y talleres de trabajo en torno a las claves urgentes para la Transición Ecosocial justa desde el Sur global y la centralidad de los Derechos de Naturaleza en la defensa de la cuenca de Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc.

En los talleres se discutió la coyuntura nacional con referentes a nivel nacional y regional de las problemáticas económicas, sociales y ambientales aparejadas a la extracción a gran escala de minerales. Las comunidades, en particular, debatieron cómo proseguir en sus procesos de resistencia y fortalecer su organización interna para garantizar los derechos humanos y ambientales en la región.

El fantasma del litio salvador

El encuentro fue anunciado el viernes en una conferencia de prensa realizada en San Salvador de Jujuy. Allí, la abogada jujeña Alicia Chalabe, denunció las múltiples irregularidades y atropellos que las comunidades indígenas y de pueblos originarios sufren ante el avance de la extracción de litio, no solo en Jujuy, si no en todo el norte argentino. “Nuestro primer mensaje es: no queremos ser más zona de sacrificio. Necesitamos hacer la transición energética, pero no cualquier transición energética como nos quieren imponer a los pueblos del sur”.

La presidenta de la Comunidad Aborigen Santuario Tres Pozos, Verónica Chávez, declaró: “Sólo queremos vivir en paz como nuestros abuelos. Queremos darle esa oportunidad a nuestros hijos. Salinas Grandes y la Laguna de Guayatayoc están en peligro. Desde donde ellos van a sacar este mineral, vivimos personas que tenemos derecho a seguir tranquilos, no solo nosotros sino el zorro, el largo, la vicuña».

Foto: Flor Montoya

En la inauguración del primer taller, el fundador de la Asociación Argentina de Abogados/as Ambientalistas Enrique Viale consideró que la visión de los pueblos originarios es clave «para romper el falso consenso de que el litio sea el nuevo fantasma que va a salvar a Argentina”.

Viale, que integra el Colectivo de Acción por la Justicia Ecosocial, destacó las ideas de Buen Vivir y de los Derechos de la Naturaleza, que plantean «nuevas formas de relación con los seres humanos y con la Pachamama», como las más importantes para contrarrestar «la visión de la naturaleza como algo solamente a ser explotado».

En este marco, se puso en el centro de la escena la consulta previa, libre e informada a las comunidades originarias afectadas, que es obligación de los Estados. Gastón Chillier, del Colectivo de Acción por la Justicia Ecosocial, destacó la importancia de aprovechar al máximo los recursos y estrategias legales ya existentes, y recordó que «la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió una opinión en Colombia donde estableció que no se pueden respetar los derechos humanos si no se respeta un ambiente sano».

Chillier enumeró los derechos que están en juego: “El principal es el derecho a la vida. Sin un ambiente sano hay una amenaza a la vida de todos nosotros. Luego el derecho a la vivienda y, particularmente, el derecho a los territorios». Y mencionó también el derecho a la cultura, a la alimentación, al agua, a la integridad de las personas, a la salud y a la propiedad colectiva.

Luis Quipildor, de la comunidad de Alfarcito, pidió «que se sepa, a nivel nacional e internacional, que en este territorio hay mucha gente que vive; y sólo queremos que se respete nuestro derecho a trabajar y a vivir bien, como hicieron nuestros padres y nuestros abuelos”.

«Ya no tenemos cabras, ya no tenemos rastrojos, ya no sembramos tanto. Y es ahí cuando el gobierno dice para qué quieren las tierras. Eso es lo que nosotros tenemos que mantener en nuestros jóvenes. No para sembrar a gran escala ni pretender grandes haciendas, sino para mantener y sobrevivir, defender nuestro derecho a la tradición», agregó.

Foto: Alejo di Risio

La investigadora Maristella Svampa, que integra el Colectivo de Acción por la Justicia Ecosocial y Mirá Socioambiental, introdujo cuatro puntos clave para entender el contexto social y político alrededor del litio. Tras señalar que se trata de «un debate muy complejo», afirmó: «No podemos seguir siendo hablados por el norte global, somos nosotros los que tenemos que diseñar nuestras transiciones. Tenemos voces propias y tenemos que usarlas para diálogos interculturales locales».

El investigador Bruno Fornillo, integrante del Grupo de Geopolítica y Bienes comunes, se refirió a la presión internacional, focalizada en Estados Unidos y China, que existe sobre una mayor extracción de litio. “Argentina es el país que en peores condiciones está, y por eso el nivel de avance de las empresas que vienen. Acá no dejan nada y se llevan todo, declaran un precio inferior, se venden a sí mismos», advirtió, y destacó el caso de la provincia de La Rioja, donde «se acaba de demostrar que suspender todas las concesiones es posible».

Melisa Argento, investigadora integrante del Colectivo de Acción por la Justicia Ecosocial y el Grupo de Geopolítica y Bienes Comunes, que visita hace casi una década la región para conocer y visibilizar los impactos reales de la minería en el territorio, remarcó que «los Estudios de Impacto Ambiental son hechos por científicos pagados por las mismas empresas y bajo los lineamientos definidos por las mismas empresas, que a su vez definen cuáles aportes hacen a qué comunidades y fragmentan la comunidad regional y la visión de cuenca”.

El vuelo de Arocene Pacha

Entre las numerosas actividades que se realizaron, como los talleres de arte con los niños y niñas de las comunidades, se proyectó un corte de «Pacha», la  película dirigida por Tomás Saraceno y Maximiliano Laina que documenta el vuelo de Aerocene Pacha, que flotó en enero 2020 sin combustibles fósiles ni baterías de litio, con el mensaje “El agua y la vida valen más que el litio”, escrito con las comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc. Aerocene Pacha rompió 32 récords mundiales reconocidos por la FAI y se convirtió en el vuelo más sostenible de la historia.

Foto: Flor Montoya

Una escultura aerosolar de la comunidad Aerocene volvió a flotar el domingo último, esta vez con el mensaje “En complementariedad, cuidamos el agua. Cuenca de Guayatayoc – Salinas Grandes, Argentina”, escrito por miembros de las comunidades presentes. Al igual que Aerocene Pacha, se trata de una escultura que flota solo con la energía del sol, creando una imagen de futuro para una justicia ecosocial.

‘Unión de conocimientos’

«Aunque los pueblos indígenas representan solo el 5 % de la población mundial, habitan el 22 % de la superficie de la Tierra y son guardianes del 80 % de la biodiversidad del planeta», señaló Saraceno, y remarcó que los conocimientos ecológicos tradicionales de las comunidades originarias «se consideran esenciales en los esfuerzos mundiales para combatir la emergencia climática».

En este sentido, destacó que «su manera de gestionar el territorio garantiza la sostenibilidad, sus prácticas agrícolas minimizan las emisiones derivadas de la deforestación y sus estrategias de adaptación pueden utilizarse para hacer frente al cambio climático».

«Sin embargo, estos conocimientos tradicionales -y los medios de vida de las comunidades indígenas basados en los recursos- se ven amenazados por el avance del capitalismo extractivista», agregó.

Foto: Flor Montoya

Tras advertir que «hoy en día, en cada momento, hay 1,3 millones de personas en el aire, liberando más de 1.000 millones de toneladas de dióxido de carbono por año», Saraceno enfatizó que «la colaboración, las alianzas y la unión de conocimientos ante la crisis ambiental es esencial».

Definió a Aerocene, que surgió en 2015, como «una era, una comunidad interdisciplinaria, una iniciativa abierta que constela saberes y culturas para, de forma colectiva, crear herramientas, implementar y apoyar proyectos ambientales por la justicia ecosocial».

Contar la memoria

La actividad pública final contó con las escritoras y activistas Gabriela Cabezón Cámara y Claudia Aboaf, del Colectivo Mirá Socioambiental, quienes valoraron: «No existe un mundo. Hay millones. Y cada uno es el tejido de las historias y el territorio. Contar las historias de un pueblo en un territorio es dar cuenta de su cosmovisión. En las maravillosas coplas, en pequeños relatos, en marcas alrededor de la Laguna, en la cuenca entera. La poesía se hilvana con los Apus sagrados. El nieto vive el tiempo de la abuela en que los ojos de agua eran salvajes y ahora en esta historia resultan saqueados por las mineras. En la trama de historias y territorio está la vida de estas comunidades en lucha».

Foto: Flor Montoya

Las escritoras invitaron a integrantes de las comunidades a compartir y realizar pequeños textos poéticos basados en la memoria ancestral de los pueblos de la región, en vivencias cotidianas y en sus experiencias en el vínculo con la tierra y la sal. También a realizar dibujos y pequeñas obras visuales que instaban a las personas a poder retratar el paisaje social y cultural que se vive en la reunión y a entender las unidades artísticas como coplas, historias personales o recuerdos como parte de una memoria a ser mantenida, alimentada y recuperada.

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