«Etchecolatz se llevó la verdad sobre el destino de nuestros hijos y nietos»

Tras conocerse la noticia, distintas personalidades de la política y los derechos humanos se expresaron respecto de la muerte del genocida y exdirector de la Policía Bonaerense durante la dictadura cívico militar, que falleció a los 93 años.

La asociación Abuelas de Plaza de Mayo afirmó que el represor Miguel Etchecolatz, quien falleció este sábado a los 93 años, «mantuvo el pacto de silencio hasta el último día» y murió sin decir «la verdad sobre el destino» de tantos desaparecidos durante la dictadura militar.

La referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, sostuvo que el represor Miguel Osvaldo Etchecolatz falleció «sin arrepentirse de todos los crímenes que cometió y sin decir nada sobre Julio López» y consideró que «jamás va a descansar en paz».

«Efectivamente se ha ido sin arrepentirse de todos los crímenes que cometió y sin decir nada sobre Julio López. Fue, es y será un ser despreciable, estoy segura de que jamás va a descansar en paz», afirmó Almeida en declaraciones para C5N.

El exdirector de la Policía Bonaerense y mano derecha del general de brigada Ramón Camps, durante la dictadura cívico militar falleció a los 93 años, y su figura será recordada en la historia argentina por ser uno de los principales responsables y ejecutores del período más oscuro del país.

Su nombre quedó asociado con la desaparición de Jorge Julio López, en plena democracia, luego que la declaración judicial del albañil como testigo fuera determinante en una causa en contra del expolicía, y por la cual fue condenado a reclusión perpetua.

Para la referente de Madres de Plaza de Mayo es «insólito» que los genocidas condenados «se están muriendo y jamás hablan ni se arrepienten».

«Más de uno dijo que lo volvería a hacer, se están muriendo y nosotras también, nos estamos muriendo sin tener la satisfacción de que digan que hicieron con nuestros hijos», añadió.

Por estos motivos, Almeida consideró que tanto Etchecolatz, como el resto de los represores, «jamás van a descansar en paz».

Para el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, el deceso es un caso emblemático de «quienes se mueren sin mostrar jamás arrepentimiento» y así «se llevan a la tumba la información sobre el destino de los cuerpos o de los niños apropiados».

«Etchecolatz fue un ejemplo evidente de quienes se mueren sin mostrar jamás arrepentimiento, ni compasión frente a las víctimas o sus familiares, llevándose a la tumba la información sobre el destino de los cuerpos o de los niños apropiados», evaluó Pietragalla desde su cuenta personal de Instagram.

Rubén López: «Lamento que se haya muerto sin decir dónde están los desaparecidos»

Rubén López, hijo de Jorge Julio López, desparecido en 2006 luego de declarar en los juicios por delitos de lesa humanidad contra Miguel Etchecolatz, lamentó que el genocida «haya muerto sin decir dónde están» muchos de los desaparecidos durante la última dictadura cívico militar.

«Tengo una especie de dolor de estómago. Estoy nervioso, no es por tristeza, tampoco es por alegría porque se haya muerto una persona que quizá fue el culpable de la desaparición de mi viejo. Es muy difícil explicar el sentimiento que tengo en este momento», expresó Rubén en diálogo con Télam, conmocionado por la noticia de la muerte del exdirector de la Policía Bonaerense y mano derecha del general de brigada Ramón Camps, durante la última dictadura cívico militar.

López rememoró que Etchecolatz «desapareció a muchas personas, a muchos chicos de la Noche de los Lápices, torturó a muchos otros y se llevó a la tumba el secreto de dónde está Clara Anahí, la nieta de (Isabel Chorobik) ‘Chicha’ Mariani» y apuntó que «estaba cumpliendo 9 condenas a perpetua, pero le faltaban un par más».

Ramos Padilla fue durante años querellante en los juicios de lesa humanidad representando a «Chicha», que hasta su muerte en agosto de 2018 buscó a su nieta Clara Anahí, apropiada a los 3 meses de vida, en un operativo de fuerzas conjuntas realizada el 24 de noviembre de 1976 en La Plata.

La beba fue retirada por un policía, quien se la entregó personalmente a Miguel Etchecolatz, presente en el lugar, según relataron los testigos.

«Chicha desde el primer momento y hasta su último aliento buscó a Clara Anahí. Tuvimos varias noticias, hubo gestiones para ´venderle´ a Clara Anahí, se llegó hasta planear irse del país junto a Clara Anahi cuando se la entregaran, pero le decían que era difícil (la restitución) porque la beba estaba ‘en manos importantes´», recordó.

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