El Gobierno de Río de Janeiro sumó un nuevo e inesperado enemigo en su lucha contra el crimen organizado: las máquinas para atrapar peluches. Según investiga la policía, detrás del manejo de estos dispositivos que encandilan desde hace años a chicos y grandes, podría haber grupos criminales.
La policía local llevó a cabo 16 allanamientos, donde se confiscaron máquinas para agarrar peluches, computadoras, tablets, teléfonos celulares, un arma de fuego y peluches.
Según se explicó, estas máquinas defraudan a los usuarios, en su mayoría niños, que creen que agarrar peluches es una prueba de habilidad, cuando en verdad se trata de un juego de azar, como las máquinas tragamonedas, además ilegal.
Los allanamientos fueron realizados en el marco de una investigación que intenta determinar si hay grupos del crimen organizado detrás de estas populares máquinas que se encuentran en centros comerciales, estaciones de subte, supermercados, galerías y jugueterías.
La presunción de los investigadores surge del hecho de que estos grupos manejan máquinas tragamonedas y una lotería popular conocida como “Animal Game” en toda la ciudad.
Con el mismo objetivo, también se hicieron tres allanamientos policiales en el estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil. Se trata de la segunda redada policial de este tipo, luego de los operativos similares que se hicieron en mayo, durante los cuales los agentes retuvieron 80 máquinas.
La trampa
Esas máquinas incautadas en mayo estaban llenas de peluches falsificados, que inicialmente iban a ser destruidos por la policía pero, por petición de un grupo de legisladores, fueron donados a las familias que perdieron sus hogares en las inundaciones de Rio Grande do Sul, en particular a los niños que se encuentran en refugios.
Lo más interesante, sin embargo, no fue el hallazgo de peluches falsificados, sino que un análisis posterior de la programación de estas máquinas descubrió que sólo se permitían jugadas ganadoras después de un número determinado de intentos, según explicó la policía.
Según se pudo determinar, lo que facilita esos enganches esporádicos y exitosos es una corriente eléctrica que alimenta la garra de la máquina para que se aferre a su premio, mientras que la mayor parte del tiempo está debilitada, dice el comunicado policial.
La estafa se concreta porque esa programación no se revela a los usuarios, en su gran mayoría niños, que gastan su dinero para intentar atrapar un peluche con «habilidad», cuando en realidad se trata de una apuesta al azar.
Si bien en un comienzo pueden haber sido juegos de habilidad, actualmente la mayoría de las máquinas tienen una programación incorporada que permite a los operadores predeterminar su rentabilidad, explicó Jeremy Hambly, un aficionado a este juego del área de Milwaukee, en Estados Unidos.
Para Hambly, quien tiene un canal de YouTube (ClawStruck) donde muestra cómo funcionan los diferentes modelos, para que sea un juego más justo las probabilidades deberían publicarse en un lugar destacado de las máquinas, de modo que los usuarios puedan revisarlas.
La mayoría de los estados de Estados Unidos, por ejemplo, ya consideran a las máquinas de garras como juegos de azar y las eximen de los estatutos de juego, siempre que cumplan con ciertas reglas específicas de esos estados.