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Los hijos y nietos de las víctimas del terrorismo de Estado, herederos de la memoria

hijos jujuyA pocas horas de conocerse la sentencia para los seis represores juzgados por delitos de lesa humanidad cometidos en Jujuy, El Submarino conversó con Eva Arroyo, dirigente de HIJOS Jujuy, y Claudia Scurta, hija de Dominga Álvarez, una de las siete víctimas cuyas causas se ventilaron en este proceso. 

Eva Arroyo señaló que la importancia de este segundo juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en Jujuy reside en que se hacen visibles los actores locales del terrorismo de Estado. “Lo que sucede ahora es histórico, y todavía no se dimensiona lo que significa. Más adelante, este tiempo se contará como el tiempo en que se logró justicia”, aseguró.

 “Uno de los objetivos siempre fue sacar a la luz a esa gente de la provincia de respondía al Ejército, las patotas del Servicio Penitenciario. Esto en la sociedad no se notaba, por eso es importante sacarlo a la luz”, indicó Arroyo.

 Recordó que en Jujuy se convivió durante treinta años “con tipos mucho más peligrosos que los delincuentes comunes a los que la gente tiene miedo”, y destacó que “eso, que no se palpaba en la cotidianeidad, hoy se palpa a partir de estas condenas”. Recordó además que “hay muchos policías presos, que fueron comisarios, que están por ser procesados en los próximos juicios”.

 “Nosotros siempre apuntamos a hacer visibles los actores del terrorismo de Estado, pero en años anteriores no habíamos logrado imputar a nadie en Jujuy. Lo que sucede ahora es histórico, y todavía no se dimensiona lo que significa. Más adelante, este tiempo se contará como el tiempo en que se logró justicia”, aseguró la dirigente de derechos humanos, hija de Juan Carlos Arroyo, dirigente político y sindical asesinado por la dictadura en 1977.

 Eva Arroyo se refirió también a la tensión que provoca la convivencia con las familias de los represores. “Ellos siempre niegan la realidad, pero debe ser espantoso ser hijo de un represor, como de un asesino o un violador -concedió-. Es duro darse cuenta de que tu padre es mala persona. Uno de mis alumnos, que tenía relación con Zárate, decía que el aseguraba que no había hecho nada. Por todo esto es importante el juicio oral, donde se puede ver desfilar a las víctimas, que lo nombran sistemáticamente dentro del Servicio Penitenciario”.

 “Son muchos años de oscuridad. Nosotras lo hacemos por nuestros seres amados. La justicia es responsable de esto y hoy está reparando el daño que se causó durante tanto tiempo”, advirtió.

 En esta jornada, estarán presentes en la sala, escuchando los veredictos, los nietos de las detenidas desaparecidas Dominga Álvarez de Scurta y Juana Torres. La dirigente celebró que los hijos y nietos de las víctimas puedan “ver otro proceso, porque van a creer que se puede hacer justicia”.

2º juicio alegatos 01Por la abuela

 Claudia Scurta es hija de la docente Dominga Álvarez, una de las víctimas cuyas historias se desgranaron en este juicio. Dominga fue asesinada por las fuerzas represivas y enterrada como NN en el cementerio de Yala. Sus restos fueron hallados e identificados en 1984. El resto de las víctimas permanecen como desaparecidas.

 “Estoy preparada para lo que sea”, dijo Claudia Scurta a El Submarino, en relación a las expectativas frente al veredicto que se dará esta tarde en el juicio donde se procesa a los responsables de la detención, las torturas y el asesinato de su madre.

 “Esta historia me marcó para siempre, pero no me importa la sentencia, para mí cuenta el viaje de estos ocho meses”, aseguró Scurta, en relación a lo que se escuchó y vio durante el transcurso de las audiencias, en las que se reconstruyeron los últimos días de vida de su madre, en manos de los represores.

 Para Scurta, el juicio le permitió volver a enfrentar esa historia tan trágica: “Yo antes no podía ni nombrar a mi mamá, y ahora estoy orgullosa de mi viaje, fui valiente, porque volver atrás fue doloroso, y además estoy orgullosa de ella”, señaló, y convocó: “Quiero que la recuerden por su trayectoria, por su militancia, por su calidad de ser humano, porque Dominga fue una persona única. Pasaron treinta y ocho años y no conozco una mujer tan admirable”.

 Sobre los represores juzgados, comentó: “Estas personas estaban libres, seguían haciendo sus vidas, y ahora está comprobado que formaron parte del aparato represor”, y advirtió: “Pero no solo estas personas fueron responsables; hay un sector civil y clerical que también tendrán sus condenas en su momento”.

 Esta tarde, Claudia Scurta va a la sala de audiencias con su hijo de ocho años. “Nunca le mentí, siempre le conté la historia, y lo entiende. Le pregunté si quiere estar ahí y me dijo que quiere acompañarme, porque Dominga era su abuela”. 

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