Unos 180 trabajadores golondrina de Jujuy están partiendo este viernes desde Mendoza para regresar a la provincia. Ya les avisaron que al llegar tendrán que alojarse en hoteles para cumplir con la cuarentena obligatoria. Pero ellos quieren ir a sus casas. Es el tercer grupo que vuelve a Jujuy después de haber pasado algunos meses trabajando en otros puntos del país. El antecedente de los dos primeros contingentes no es alentador para los que estarán llegando mañana.
Orlando Silisque forma parte del grupo. Son cosechadores de uva que, como tantos otros, se trasladan algunos meses al año en busca de un trabajo que les compense la precariedad. Tiene 31 años, es de Perico y tenía intenciones de quedarse en Mendoza, pero por cuestiones familiares debió postergar sus planes y emprender el regreso.
En medio de la cuarentena obligatoria dispuesta por el gobierno nacional, tuvieron que hacer trámites para poder viajar. Los ayudó gente de San Pedro que armó el listado y lo presentó al gobierno.
“Dicen que cuando lleguemos tenemos que ir todos a aislamiento a un hotel, y que tenemos que pagarlo. Pero es una estafa y un abuso. No nos pueden cobrar 1000 pesos por día de un hotel. Nos están sacando lo poco que venimos a ganar”, dijo Orlando a El Submarino Diario minutos antes de subirse al micro.
Silisque contó que trabajando en la cosecha de la uva no menos de 8 horas por día, suma entre 1200 y 1300 pesos por jornada. “Lo bueno que tenés, lo poco que ganás, te lo quitan”, protestó.
“Venimos a Mendoza a buscar el sustento de nuestros hijos, que el gobernador no se abuse de esta manera”, agregó. Y continuó: “Encima a partir del viernes cada persona que salga sin barbijo va a tener que pagar una multa de 1000 pesos. ¿Dónde se ha visto? ¿A qué extremo estamos llegando?”
Cuando no está en otra provincia, Silisque trabaja en la construcción, “en lo que haya”. “Nuestra canasta básica es de 12, 13 mil pesos mensuales, y pagamos impuestos, la basura, el alumbrado. Me gustaría que el señor gobernador tome conciencia. No vamos a pagar el hotel. No podemos”, afirmó.
“Podemos cumplir nuestra cuarentena en nuestros domicilios. Si tenemos que hacernos estudios médicos, los vamos a hacer. Pero que no nos lleven a lugares lejos. Yo estoy para llegar a mi casa, no para dormir en el piso”, dijo, y completó: “Se están aprovechando de la gente golondrina”.
Pero hay más. Están también preocupados por cosas que leyeron y escucharon. “Hay comentarios feos, desagradables, dicen que llevamos la enfermedad a nuestra provincia. ¿Cómo pueden decir cosas así? No somos delincuentes”, afirmó Orlando.
Llegarán a Jujuy después de 20 horas de viaje. Todavía no saben adónde los van a llevar. “Lo único que queremos es llegar a casa y descansar”, aclaró, como si hiciera falta.
‘El hotel parece una cajita’
Este es el tercer grupo que vuelve a Jujuy después de haber pasado algunos meses trabajando en otros puntos del país. El primero, integrado por 86 hombres, mujeres, niños y personas mayores, arribó el jueves de la semana pasada, también desde Mendoza. Le siguieron unos 70 mineros que llegaron el domingo desde Santa Cruz.
La experiencia que atravesó el primer contingente encendió las alertas, porque al llegar debieron pasar dos noches en el complejo Eva Perón de Los Alisos, sin agua corriente, sin atención médica y durmiendo en colchones en el suelo o en cuchetas hacinadas en habitaciones pequeñas.
Finalmente el sábado los distribuyeron en hoteles de San Pedro, Palpalá y San Salvador de Jujuy, donde permanecerán hasta cumplir la cuarentena obligatoria. Después de varios días, la convivencia empieza a complicarse, el cuerpo acusa los efectos de dormir en un colchón sobre el suelo y las dudas sobre las condiciones sanitarias del aislamiento despiertan preocupación.
“Estamos presos, aquí no se respeta nada. El hotel parece una cajita, súper chiquita, para 45 personas. Tendrían que haber separado mujeres de hombres”, contó a El Submarino Diario desde su hospedaje de San Pedro Analía Aldana, una de las cuatro mujeres que integran el grupo, en el que además hay tres niños.
Y continuó: “Yo comparto habitación con una señora de 65 años que tiene un problema en el hombro. No descansa bien, le duelen las articulaciones. Y yo tomo medicación y ya me quedé sin pastillas. Estamos recansadas. Desde el 31 que andamos dando vueltas. Nuestra salud física y mental no da más. No podemos descansar”.
El gasto del hotel quedó a cargo del municipio, que también les provee el desayuno y el almuerzo. La merienda y la cena las acercan las propias familias.
La mujer describió que la convivencia es difícil porque “algunos hombres escuchan música hasta las 4 de la mañana”. Pidieron una solución, que alguien haga algo. “El COE dice que no puede entrar porque tenemos que estar totalmente aislados”, contó, preocupada.
‘A nadie le interesa’
El manejo que hizo el gobierno de la situación de los 70 mineros que llegaron el domingo último a San Salvador de Jujuy desde la provincia de Santa Cruz tiene algunas diferencias, aunque también despierta preocupación y temor. Si bien los alojaron en un hotel de mejor calidad -que aparentemente pagaría la empresa que los emplea-, impera la incertidumbre porque están en juego sus puestos de trabajo.
Hernán Janco es uno de ellos. Vive en Tilcara, es electricista y estuvo trabajando en la compañía minera de San José, que se dedica a la extracción de oro y plata. En este grupo hay además trabajadores de La Quiaca, de Hornocal, de Yuto y también de San Salvador de Jujuy.
“Nos tenían que esperar en la ciudad para hacernos el test antes de ingresar al hotel donde estamos actualmente”, relató a El Submarino Radio (FM Conectar 91.5). Sin embargo, no los testearon. “Nos bajaron del colectivo y directamente nos encerraron en el hotel, no nos hicieron ningún tipo de control”, agregó.
El reclamo se repite. Quieren, sobre todo, reencontrarse con sus familias. Porque en este caso, además, tienen que volver a Santa Cruz para seguir trabajando. “El próximo lunes tendríamos que estar viajando nuevamente, para retomar las actividades”, indicó Janco. Dice que tienen todos los papeles que los autoriza a viajar, y que la propia empresa se hace cargo del costo de los traslados. Pero claro, el gobierno de Jujuy dispuso que deben cumplir la cuarentena obligatoria.
“Nosotros necesitamos que vengan de Salud porque tenemos que volver a trabajar; si no, nos despiden o suspenden. Y acá nos quieren tener 14 días”, se quejó Janco.
Al entrar en la provincia, todavía arriba del micro, les hicieron el primer control de salud. Les tomaron la temperatura y les hicieron firmar un papel en el que dejaban constancia de que aceptaban cumplir la cuarentena en el hotel adonde los llevaron. “No teníamos opción. Algunos compañeros no querían firmar, pero nos pusimos de acuerdo y firmamos”, refirió Janco.
“Me parece que nos engañaron, porque dijeron que nos iban hacer el test y cada uno se iba a su casa, pero resulta que no fue así”, afirmó, y sumó: “Tratamos de comunicarnos con las autoridades, pero se ve que a nadie le interesa”.