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Pintura de Lorena Chapur, incluida en el libro Negra Muerta

Negra Muerta: El libro que cuenta la historia de una mujer que se volvió paraje 

La Negra Severa fue una mujer afrodescendiente que vivió en la zona cercana a Iturbe. El lugar donde fue encontrado su cuerpo en medio de las luchas por la independencia, es el paraje que hoy se llama Negra Muerta en su memoria. Y es también el título de la última novela de María Laura Lerma, quien recogió aquella historia a través de los testimonios de los pobladores locales y la plasmó como relato pero también en forma de coplas e imágenes.

La humahuaqueña María Laura Lerma es psicóloga, activista feminista y escritora. También baila, y es allí donde encuentra el motor de su expresión. «La danza es algo que de niña me ha invadido, y al retomarla me he conectado con la escritura», contó en diálogo con el programa Día 6 (FM Conectar 91.5). Es que para ella el lenguaje del cuerpo «es lo que hablamos primero desde que venimos al mundo, es la motricidad».

Su trabajo como psicóloga con perspectiva comunitaria y territorial la llevó a la zona de Iturbe, Azul Pampa, El Chorro y toda la parte que va a Iruya. Y al paraje Negra Muerta, que está ubicado a 30 kilómetros al norte de Humahuaca, casi en la puna. «Me ha tocado trabajar allí durante algunos años y siempre me llamó la atención el nombre, un nombre fuerte», refirió.

En esos años tendió puentes con los pobladores, recolectando historias y relatos sobre la leyenda de la Negra Muerta. «Me gusta rescatar leyendas populares -explicó-, más cuando se trata de la historia que no nos han contado, la de los plebeyos, los esclavos, los aborígenes».

Para Lerma, «ellos son los que hicieron la historia, está bien el reconocimiento a los ejércitos independentistas, pero los que han sido parte de estas contiendas, nuestros negros, nuestros aborígenes, también se merecen que los escribamos, los contemos y los revivamos».

La escritora precisó que Negra Muerta hace referencia a una mujer afrodescendiente que fue encontrada sin vida en ese paraje. Se dice que después llevaron su cuerpo a Inca Cueva y que está enterrada ahí. En suma, se cuentan cosas que no se saben con certeza. «Pero que existió, existió», afirmó.

«Ella representa nuestra negritud, nuestra mortandad, nuestra tierra. Tiene muchos de esos condimentos, de muerte, de fertilidad y de sabiduría también», sintetizó.

En ese poblado hay actualmente no más de una decena de casas. «Trabajar con el dolor de la gente, con los problemas de la gente, hacerme conocida, me permitió ese acercamiento para después preguntarles qué sabían ellos de esta historia. Porque tengo que confesar que cuando fui a preguntar a pesar de ser conocida mucho no la querían contar. Decían ‘no, ustedes se la van a llevar’, y cosas así», relató Lerma.

Gloria Guanuco, la hermana de Carlos Guanuco, quien fue músico de Ricardo Vilca, fue quien le abrió las puertas de Negra Muerta. «Ella es oriunda del lugar, y me llevó casa por casa. La gente se mostró muy hospitalaria, nos recibía con mate cocido. Fue una experiencia muy linda ir, pedir permiso», evocó.

Esa entrada a la vida cotidiana del paraje le ayudó a entender por qué esa poca gente permanece allí. «Yo lo explico como un lazo familiar con la tierra, como si el lodo, la madre tierra, fuera la sangre que une, pero en vez de un lazo sanguíneo es territorial -describió-. Y cuanto más se despuebla un pueblo, la poca gente que queda más se arraiga, para no perderlo».

La novela Negra Muerta fue publicada por la editorial 500 Armas, que dirige Reynaldo Castro, a quien Lerma está especialmente agradecida. «Él me animó, porque tardé bastante en decidirme. Y me gusta haber publicado con personas que tienen que ver con nuestras armas, digamos», reflexionó Lerma.

Su anterior novela, La Cautivadora, también contó la historia de una mujer. En ese caso, de una enfermera que vivió en Humahuaca entre 1920 y 1950. «Es una novela histórica sobre una mujer que luchó mucho, antes de la marea verde, antes de que se hable de IVE, por salvar y ayudar a muchas mujeres que necesitaban su ayuda, realizando abortos en el hospital», contó la escritora.

María Laura Lerma

-¿En qué momento decidiste que la historia de la negra muerta iba a ser una novela?

-Siempre dije que quería contarla, porque me pasó algo con ese personaje, ese fantasma, esa almita, esa divinidad.

-¿Cómo fue el proceso de escritura?

-Si bien la escritura es pulsional y una pasión, tiene sus etapas. Comencé a escribir mucho más tarde porque me dediqué a leer, a escuchar, ir a los lugares, escuchar música afrodescendiente. Me llevó también tiempo de investigación de lo que significaron aquellas épocas, no solo hace 200 años sino hace 300, las luchas de Tupac Amaru y Tupac Katari, que son en realidad los que empezaron la lucha de la independencia. Empecé a escribir en 2020, pero cuando apareció la pandemia me tocó trabajar en el hospital de campaña armando árboles, conteniendo gente, entonces paré de escribir. Y la finalicé en carnaval, en tiempos de pasión, de fiesta, de danza, de sacar afuera el latir del bombo, un instrumento que es percusión, con el que vibramos desde el vientre materno. El carnaval me ayudó y ahí la terminé.

-¿Estás trabajando en otro libro?

-Sí, uno sobre La Peñaloza. Victoria Romero, la mujer del Chacho Peñaloza, que no era riojana sino jujeña. Estoy en la etapa del deseo, que es lo más importante. Me interesé en su historia cuando vi un programa que tenía Leonor Benedetto en Canal Á, en el que leía cartas. Y leyó una de Victoria Romero que encontraron en la tumba de su marido. O sea que ella le seguía escribiendo al Chacho.

-Como militante feminista, ¿cómo observás el rol de estas mujeres del pasado en esta cultura?

-Me viene una palabra que es ‘parido’. Es un rol que tuvo que parirse. Lo tuvimos que parir nosotras porque costó mucho y sigue costando, pero a ellas, a nuestras ancestras les costó más. Hoy quizás nosotros tenemos el terreno un poco más abonado también gracias a ellas. Es un rol gestado, parido y sufrido, porque este logro de nuestras ancestras no es sin dolor. Pero valió la pena.

-¿Y en qué te ayuda acercarte a estas mujeres?

-Me ayuda a sentir que estoy viva, a agradecer, es como un motivo que encuentro en ellas. La lucha feminista en la salud pública ha sido para mí también un antes y un después que he encontrado en estas mujeres. Me ayuda a devolver lo que han hecho.

-Es como decir «si ellas pudieron, cómo no luchar ahora».

-Totalmente. Las circunstancias para ellas han sido mucho más difíciles. Entonces cómo no escribir para ellas también.

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