La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) decidió paralizar la obra del reactor Carem (Central Argentina de Elementos Modulares), lo que motivó una movilización que cortó la autopista Panamericana a la altura del acceso al Complejo Atucha Zárate en repudio a los 250 telegramas de despido que se enviaron.
La protesta fue protagonizada por personal de ATE, Uocra, Luz y Fuerza y Uecara. Julio González, de Uocra Zárate, confirmó que el proyecto estaba pronto a finalizar, y encuadró la decisión en el ataque del gobierno a la ciencia nacional.
«Repudiamos los despidos. No podemos permitir que sigan destruyendo empleos y derechos conquistados con lucha. Esto no es un ataque a ellos, es un ataque a toda la clase trabajadora», advirtió a su vez la diputada provincial por Campana, Soledad Alonso.
El Gobierno de Javier Milei avanzó con una nueva ola de despidos en el Complejo Atucha, donde desvinculó a 250 trabajadores directos y afectó a otros 350 indirectos de las obras que se estaban llevando a cabo en la estratégica construcción del reactor nuclear Carem, el primero hecho ciento por ciento en Argentina, que tras su puesta en marcha podría ubicar al país en un lugar clave en el desarrollo de energía considerada «limpia».
El proyecto ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría algo así como 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares.
El conflicto se inició en abril cuando la CNEA reclamó una deuda equivalente a unos 9 millones de dólares por la construcción de los reactores Carem y RA-10, según le notificó a la Secretaría de Energía. La titular del organismo nuclear, Adriana Serquis, lo admitió públicamente.
La advertencia fue que habría un inminente corte de servicios en centros atómicos y parada de obra en los proyectos Carem, RA-10 y el plan de medicina nuclear por un corte de pagos desde diciembre de 2023.
La CNEA advirtió que el corte había derivado en problemas financieros «en los pequeños proveedores de servicios en los centros atómicos y regionales, como también en los constructores de nuestras principales obras estratégicas» y que era inminente un corte de obra en Carem y RA-10.
Un centenar de trabajadores abocados a la obra del reactor Carem en el complejo Atucha ya habían sido desvinculados entonces. La noticia fue confirmada por el secretario General de UOCRA Seccional Zárate, Julio González.
Ninguno de los trabajadores son empleados de CNEA; la mayoría son empleados de Masoero y Asociados, empresa contratada por Nucleoeléctrica Argentina, la empresa operadora de las centrales nucleares y actualmente el contratista principal en la obra del reactor.
La paralización de la obra del Carem chocó de frente con la promoción del proyecto que realizara el secretario de Estrategia Nacional, el ex brigadier Jorge Jesús Antelo, en una cumbre mundial de energía nuclear en Bélgica organizada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Mercado estratégico
El Carem coloca a la Argentina entre los líderes de un mercado estratégico a nivel mundial, compitiendo con grandes actores como Estados Unidos, China y Rusia.
Un reciente informe de la Nuclear Energy Agency, la agencia nuclear de la Organisation for Economic Cooperation and Development (OECD), compara 21 proyectos a nivel mundial y ubica al de la Argentina entre los más avanzados en construcción, junto con otros dos en China y Rusia.
La CNEA y el Invap habían firmado en Bariloche un memorando de entendimiento para explorar en forma conjunta futuras oportunidades de exportación del reactor Carem y otros servicios asociados.
«A nivel mundial está habiendo un renacimiento de la energía nuclear. Se busca triplicar este tipo de energía en diversos países. Y el tipo de reactores que está a la vanguardia de esta tendencia son los reactores modulares de baja y media potencia (SMR por sus siglas en inglés). El nuestro, el Carem, es uno de los más avanzados del mundo. De hecho, es el más avanzado del mundo occidental”, afirmaba a La Nación Sol Pedre, gerenta de área Carem en la CNEA.
“Estamos muy bien posicionados para esta ventana comercial: los que van a poder captar una buena parte de ese mercado son los que puedan poner en marcha el primer reactor demostrador antes de 2030. Actualmente, competidores como Estados Unidos e Inglaterra no están ni siquiera en etapa de construcción. La oportunidad y la ventaja que tenemos es enorme, por eso apostamos por la sinergia”, añadió.
Capacidad eléctrica
La posibilidad que brindan de ir incrementando la capacidad eléctrica a partir de módulos (sin necesidad de montar una central eléctrica grande) otorga a este tipo de reactores pequeños mucho potencial en los países denominados newcomers, aquellos que hoy no poseen energía nuclear y que tienen redes eléctricas pequeñas, como algunas naciones en África e incluso en América Latina, como el caso de Bolivia.
Hubo contactos con esos países, pero se destacó la relación con Invap, porque tiene la experiencia de exportar reactores nucleares, aunque no son de potencia, a países como Australia, Holanda, Argelia, Egipto y Perú. La idea es potenciar las capacidades.
El prototipo está siendo construido en Lima, provincia de Buenos Aires y el edificio que lo contendrá comprende una superficie de 18.500 m2, de los cuales alrededor de 14.000 m2 corresponden al llamado “módulo nuclear”, el sector que incluye la contención del reactor, la sala de control y todos los sistemas de seguridad y de operación de la central.
La obra civil comenzó el 8 de febrero de 2014: en ese momento, el Carem se constituyó como el primer SMR del mundo en estar oficialmente en construcción. La idea es que el prototipo esté en marcha entre 2028 y 2030.
La inversión realizada hasta ahora asciende a unos US$ 600 millones. Las cifras de inversión faltante relevadas entre fuentes del sector nuclear vinculadas con el proyecto oscilan entre los 200 y 300 millones de dólares.