¿Qué se quiere tapar…?

Este jueves se desplegaron en Jujuy más de 20 allanamientos relacionados con una nueva causa en la que está imputada Milagro Sala. En este caso, por supuesto “lavado de activos”, cuyo juez a cargo de la causa, es Isidoro Cruz y el fiscal de turno, en la feria judicial de enero, es Darío Osinaga Gallacher. Ambos saben que el delito de lavado de activos, es causa federal y la denuncia fue realizada por el fiscal anticorrupción, Joaquín Millón Quintana, en el mes de febrero del año pasado.

Su casa del barrio de Cuyaya, en San Salvador de Jujuy, fue objeto de un cuarto allanamiento en los últimos dos años. Cerca de la propiedad de El Carmen donde cumple prisión domiciliaria también se hizo un procedimiento, en este caso con máquinas excavadoras, para buscar dinero que presumen está enterrado allí. También allanaron propiedades de otras dirigentes tupaqueras, que están presas hace más de un año atrás, como Mirta Guerrero y Gladys Díaz.

“Necesitan seguir con el show de Milagro para tapar lo que pasa en Jujuy”, aseguraron desde la Tupac Amaru.

¿Y qué es “lo que pasa en Jujuy”? Un rápido repaso mental arroja una media docena de cuestiones que incomodan al gobierno provincial: la muerte del estudiante Matías Puca; la venta del ingenio La Esperanza, con despidos y represión incluidos; despidos en el Ingenio Ledesma; reclamos laborales y salariales de trabajadores estatales, municipales y docentes; el desalojo violento de cooperativistas en Monterrico, más los aumentos de tarifas inminentes y la falta de respuesta a la demanda de paritarias.

La muerte del estudiante

Mientras medios locales y nacionales se ocupaban de Milagro Sala y los allanamientos, a media mañana de este jueves, en medio de un fuerte operativo de seguridad, entraba a la Fiscalía Pablo Perovic, el ahora exfuncionario imputado por el encubrimiento del asesinato del joven Matías Puca.

Perovic es Coordinador de Planificación en el Ministerio de Salud, además de un reconocido cirujano plástico local. Matías Puca, un estudiante secundario que vivía en Humahuaca que en la madrugada del domingo 17 de septiembre fue atropellado en San Salvador de Jujuy por un conductor que se fugó del lugar. El joven de 17 años, padre de una beba de un año, murió dos días después sin haber recobrado nunca la conciencia. Estaba en la capital provincial para participar de la Fiesta Nacional de los Estudiantes del desfile de carrozas, con sus compañeros de la Escuela Técnica de Maimará.

La demora en la identificación del automóvil, la falta de información precisa por parte del fiscal N° 4 Aldo Lozano, a cargo de la investigación, además de la imaginación popular, alimentaron las sospechas de que el responsable de la muerte de Matías Puca era hijo de un alto funcionario. Los rumores circularon cada vez con más detalles, en las redes sociales, involucrando tanto a Perovic como al ministro de seguridad, Ekel Meyer.

La causa se inició contra “personas a establecer” y por el delito de “homicidio simple con dolo eventual”, que prevé penas de entre 8 y 25 años de prisión.

En la madrugada del lunes 18 de septiembre, 24 horas después de que atropellaran a Matías Puca, fue atacado el flamante Centro de Monitoreo de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy, que todavía no estaba habilitado aunque sí instalado. Se habló de vandalismo, hubo destrozos y robo de equipos, y se estimaron las pérdidas en un millón y medio de pesos.

La investigación del episodio que mató a Matías Puca se centró en las cámaras de seguridad, para identificar al auto. Solo pudieron afirmar que se trataba de un Chevrolet Agile color champagne. Como no se podía distinguir la patente, enviaron las grabaciones a Buenos Aires donde, según informó el fiscal Lozano, tenían la tecnología para reconocer las letras y los números de la chapa. Y dijo además que esa identificación iba a demorar. A principios de noviembre, pasados casi 50 días del incidente, Lozano seguía esperando los resultados de esas pericias.

Mientras tanto, la justicia emitió un pedido de información ofreciendo 100 mil pesos de recompensa, que luego aumentó al doble, a quien pudiera aportar datos sobre el automóvil que atropelló a los estudiantes. Funcionarios judiciales consultados por los medios sobre las razones de la demora en la identificación del vehículo se quejaron de que “la comunidad no ayuda”.

Dos meses después, se desplegaron operativos de búsqueda “casa por casa, garaje por garaje”, según informó el fiscal, en varios barrios de San Salvador, para dar con el auto Chevrolet Ágile color champagne.

A fines de octubre, Perovic renunció a su cargo al frente del Instituto de Seguros de Jujuy, la obra social del personal de la administración pública, “por motivos personales”. Por entonces, los rumores relacionaron su alejamiento de ese cargo con el episodio que se cobró la muerte de Puca, aunque también se hablaba de una investigación vinculada con el manejo de fondos del Instituto. Perovic fue designado entonces como coordinador de Planificación del Ministerio de Salud.

Finalmente, el 30 de diciembre, una comisión encabezada por el ayudante de fiscal Rodolfo Fernández se presentó en el centro de atención particular de Perovic para hacerle conocer la causa en la que se lo imputó por «encubrimiento», en relación a la investigación sobre la muerte del estudiante. Hubo allanamientos en su consultorio y en su casa, de donde se llevaron una computadora y archivos.

Oficialmente no se informó la relación de Perovic con el conductor del auto. Solo se dejó trascender que el responsable de la muerte de Puca sería “una persona conocida” del médico. Sin embargo, con la confirmación de una parte de ellos, los rumores comenzaron a ganar nitidez.

Matías Perovic, el hijo del cirujano, iba en el auto que atropelló a Matías Puca. Pero no era él quien conducía, sino el hijo de Meyer, que ahora estaría en Francia. Y había alguien más en el vehículo, cuya identidad no trascendió.

¿Por qué la justicia finalmente imputó a Perovic por encubrimiento? Porque los elementos que se incorporaron al expediente fueron ineludibles. Hubo repuesteros que se presentaron espontáneamente a brindar testimonio, relacionado con la reparación del auto, que era propiedad de la madre del exfuncionario. También declararon choferes de colectivos y alguien aportó imágenes captadas por una cámara de seguridad privada.

Se dice que Perovic le cambió algunos elementos identificatorios al auto y que luego lo llevó a Santa Cruz, Bolivia, donde vive su hermano Sergio, para desguazarlo. Y si de familia se trata, es válido tener en cuenta que la esposa de Perovic, Claudia Carolina Elías, es secretaria en la Cámara Penal.

Se dice más, pero las reglas del periodismo indican que no deben divulgarse los rumores como si fueran ciertos. Sin embargo, casi todo lo que se dijo sobre la muerte de Matías Puca desde un primer momento fue confirmándose luego, oficial o extraoficialmente, en el curso de la investigación penal.

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