Taiana dispuso baja obligatoria para el represor Macedra, condenado por delitos de lesa humanidad

El ministro de Defensa, Jorge Taiana, solicitó este jueves la «baja obligatoria» de las filas del Ejército Argentino, del coronel retirado Carlos Tomás Macedra, quien tiene sentencia de condena firme por su participación en delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.

Según se informó oficialmente, Taiana firmó la resolución luego de haber sido notificado por el Tribunal Oral Federal de San Martín 1.

En el juicio que se lleva adelante contra el represor, quedó firme la sentencia de fecha 12 de marzo de 2013, que le impuso a Carlos Tomás Macedra la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta por la comisión de delitos de lesa humanidad durante el ejercicio del terrorismo de Estado.

«La resolución firmada se encuentra en el marco del compromiso que el Ministerio de Defensa asume con el objetivo de implementar una política de derechos humanos y de integración de las Fuerzas Armadas con la sociedad civil», destacó un comunicado de la cartera de Defensa.

Finalmente, se anunció que, «en virtud del Decreto 721/16, que habilita al Ministerio de Defensa a disponer los retiros y las bajas obligatorias de los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas (FFAA), la cartera definió «la pérdida de estado militar y la baja de las FFAA del militar mencionado».

‘Ya se muere’

Macedra fue condenado por el homicidio de Florencia Villagra y del secuestro y la desaparición de Gustavo Cabezas, en mayo de 1976.

En base a testimonios, se supo que en la madrugada del 10 de mayo de 1976, Villagra, Cabezas y José Carballo fueron interceptados por una camioneta militar cuando repartían volantes en la plaza 9 de Julio, en la localidad bonaerense de Martínez. El entonces teniente primero Macedra comandaba el grupo de soldados que realizó el procedimiento.

Al ver el vehículo del Ejército, los militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) intentaron escapar. Carballo (22) logró subirse a un colectivo y burlar la encerrona de los militares, pero los jóvenes Villagra (19) y Cabezas (17) no tuvieron esa suerte. Rodeados por los «colimbas», Macedra se acercó a Cabezas y desenfundando su pistola reglamentaria calibre 45, le pegó un culatazo en la cabeza al grito de «contá todo lo que sabés». Segundos después, el jefe del operativo ordenó a los soldados que subieran los chicos a una de las dos camionetas verde oliva que los transportaban.

Florencia observaba que introducían a su compañero boca abajo en la caja del vehículo, pero logró librarse del soldado que la sujetaba y echó a correr. Cuando estaba a unos 30 metros, Macedra le gritó que se detuviera y gatilló dos veces al aire. Un tercer disparo fue directo a la espalda de la adolescente. Florencia murió al instante por una hemorragia masiva aguda.

Uno de los conscriptos quiso auxiliarla, pero Macedra le dijo que no intentara nada. «Dejala que ya se muere.» El entonces teniente primero sabía que su disparo había sido fatal.

Florencia provenía de una familia tradicional de San Isidro y era hermana del dirigente montonero Pepe Villagra.

Gustavo Alejandro Cabezas, desde entonces, integra la lista de desaparecidos. Todo indica que fue trasladado a Campo de Mayo. Desde el día que lo secuestraron, la tragedia se extendió a su familia. Su madre, Thelma Jara de Cabezas, comenzó a buscarlo desesperadamente hasta que la noche del 30 de abril de 1979 fue secuestrada y llevada a la Escuela de Mecánica de la Armada.

Por intermedio de su torturador, Ricardo Cavallo, fue entrevistada por la revista Para Ti mientras estuvo en cautiverio y obligada a declarar contra su hijo.

Por ese célebre artículo («Habla la madre de un subversivo muerto»), ideado para contrarrestar «la campaña antiargentina en el exterior», durante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la Argentina, Thelma denunció en 1984 a la Editorial Atlántida y a los responsables de la publicación.

La causa que investiga el rol de los civiles en la dictadura sigue avanzando en la justicia federal y el año pasado ganó impulso porque se agregó una nueva acusación contra la misma editorial (por el caso de Alejandrina Barri). Además de Thelma, en 1980 también secuestraron a Daniel Cabezas, hermano de Gustavo, quien luego fue liberado.

El episodio protagonizado por Macedra se pudo reconstruir gracias al testimonio de cinco conscriptos que viajaban en la camioneta militar. Según relataron, fue tal el impacto por el asesinato de Florencia que al volver al regimiento armaron una huelga de hambre y le dijeron a su superior que no volverían a salir en un operativo. Pero los conscriptos formaban parte de los grupos que conducía el teniente primero -quien se desempeñaba en la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo- y el miedo pudo más.

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