Votar es un ejercicio responsable frente al bien común

El Obispado de Jujuy difundió en las últimas horas, un documento sobre las próximas elecciones legislativas, que se llevarán a cabo, este domingo:

“En unos días más estaremos ante las urnas. Como cristianos debemos cumplir con esta responsabilidad no sólo por respeto a las leyes, sino también por un auténtico ejercicio responsable frente al bien común. Todo hombre es miembro de una comunidad políticamente organizada.

La política no es sólo la política partidaria, sino sobre todo el cuidado responsable del bien común. El hombre, como ser político, debe hacerse cargo de su ser con otros y para otros.

Una elección es uno de esos momentos en los cuales hacemos realidad este compromiso. A la hora de votar tenemos que fijarnos bien, porque no es un simple trámite, sino un acto de gran responsabilidad por el bien común.

El cristiano tiene que fijarse en algunas cosas: 1) Los partidos y candidatos que se votan no deben ser contrarios a los principios básicos de la  moral cristiana: defensa del derecho  a la vida desde la concepción hasta la  muerte natural; defensa de la familia,  apoyar el derecho a una educación  inclusiva, que respete el derecho de  los padres a formar a sus hijos conforme a sus convicciones, defensa  del derecho al trabajo, defensa de los  derechos humanos para todos los  ciudadanos, lucha contra el narcotráfico y la corrupción.

2) Los candidatos deben tener la calidad moral que los avale como representantes del pueblo para hacer las leyes que necesitamos. Hay que fijarse muy bien en la calidad moral y humana de los candidatos.

3) Hay que ver la capacidad e idoneidad para la función.

4) Deben tener voluntad y capacidad de diálogo.

5) Respecto a los candidatos: también hay que evaluar su trayectoria, si han sabido defender los principios y valores de la moral humana y cristiana. No es fiable un candidato que haya votado en contra de los mismos.

También es importante tener en cuenta lo que los obispos argentinos en 2015 señalaban: en temas importantes y permanentes, que sea posible acordar entre los distintos partidos y sectores sociales, políticas de Estado que se desarrollen más allá de los cambios de gobierno, de manera que las legítimas iniciativas que cada nuevo candidato proponga implementar, no signifiquen hacer tierra arrasada y abandonar todo lo hecho hasta ese momento. Puede ayudar a ese objetivo que algunas de esas políticas hayan sido previamente acordadas entre quienes se postulan a los cargos públicos.

Pensamos en algunos objetivos que  deberían ser compartidos por todos, como: la superación de la marginación y la pobreza extrema; la desnutrición infantil; la generación de fuentes de trabajo; el respeto de los derechos humanos y la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural; el fortalecimiento de una educación inclusiva y de calidad; la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas; la disminución de la inflación que impide el crecimiento y erosiona gravemente los ingresos de los más pobres; la transparencia en la administración pública y la  lucha contra toda forma de corrupción.

Es un deber participar con responsabilidad. Hay que votar “con la cabeza” y no sólo “con el corazón”. Hay que preferir las ideas a los afectos, los principios a las simpatías personales o partidarias.

Que este domingo, como cristianos, votemos a quienes mejor nos representen por sus convicciones cristianas y por su estilo de vida.

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