17 de octubre: al Peronismo lo inventaron los obreros

Por Manuel Choque Corbacho. “Liberen a Perón, liberen a Perón” fue la consigna que miles de trabajadores gritaban en la plaza de mayo el 17 de octubre 1945. Ese día está presente en la memoria colectiva argentina, y se inscribe en la historia como el día que nació el Peronismo. De allí en más, el 17 de octubre fue sujeto a construcción de un ideario que contiene el mito de origen del peronismo: “miles de trabajadores de diferentes barrios de Bs. As. salen a las calles al enterarse que su líder había sido puesto en cautiverio”. Lo cierto es que fue la conciencia de clase de los trabajadores la que los impulso a salir a pedir por la libertad de Perón. A las 23.30 pm el coronel salía del balcón diciendo:

“Trabajadores: muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción. Pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino, porque interpreto este movimiento colectivo, como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la patria […] Recuerden trabajadores: únanse, sean hoy más hermanos que nunca, sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa patria, la unidad de todos los argentinos”.

La Veta del Azúcar

Si el 17 de octubre nació el peronismo en Bs. As. en Jujuy, lo hizo el 27 de octubre. Para poder comprender la irrupción peronista en la provincia deben tenerse en cuenta tres factores: las empresas (azucareras y mineras), la dirigencia política y la situación de los trabajadores.

En las primeras décadas del s. XX tanto los ingenios azucareros como las mineras se terminaron de consolidar hegemónicamente, a tal punto que, para acceder a todo tipo de beneficios, se enlistaron en las filas de la política. Empresarios como Herminio Arrieta, Arturo Alisedo, Pedro Buitrago, Raúl Bertrés entre otros fueron funcionarios provinciales de alta jerarquía, ocupando cargos de gobernadores, diputados o senadores nacionales.

Durante la década del 30´ el estado provincial recibía prestamos de las Compañías, por lo que las deudas adquiridas eran pagadas con fondos públicos a grandes tasas de interés, disminución en los impuestos al azúcar y también apropiándose de espacios de poder, que claramente, la dirigencia provincial cedía a las empresas. De esta manera, los alquileres de las dependencias policiales del ramal eran pagadas por los ingenios, quienes también en muchos casos, se hacían cargo de pagar los sueldos de los empleados estatales de la zona.

Respecto de los trabajadores, las condiciones de organización y de desarrollo personal en aquel entonces, era imposible. La vida del trabajador azucarero y minero era de explotación. Para comprender la magnitud de la situación obrera debe tenerse en cuenta un factor importante: la propiedad de la tierra. Los territorios del norte jujeño estaban en manos de algunos pocos. Por lo que, al adquirir la propiedad, los terratenientes se encontraban con cientos de familias campesinas que vivían en “sus” tierras. De allí se vislumbraba otro negocio: el arriendo. Los costos del mismo eran tan elevados, al no poder cumplir con los pagos, los arrendatarios para saldar sus deudas eran llevados a trabajar a los ingenios. Ese era el trabajo del “negrero”. Básicamente se ocupaba de reclutar deudores y en algunos casos indios de otras zonas. Este era el comienzo de la pesadilla.

Al llegar a los ingenios los trabajadores eran hacinados en rancheríos. Todo lo que el obrero necesite consumir debía ser comprado en las proveedurías de la misma empresa, de esta forma se monopolizaba la vida del trabajador. El costo de los productos era muy elevado, por lo que los salarios alcanzaban poco y nada. En cuanto a estos, advirtiendo que las leyes manifestaban de que los mismos debían ser pagados en moneda nacional, los empresarios pagaban los salarios en especias o con vales de proveeduría.

¿Golpe… para la oligarquía?

Luego del golpe del 43´ que sucumbió a los conservadores y demás sectores hegemónicos del país.  En Jujuy, la Delegación Regional de la Secretaria de Trabajo y Previsión se pronunciará a favor de los derechos de los obreros con un plan de acción tendiente a contrarrestar el poderío de los “oligarcas azucareros”. (Kindgard, 2010). La intención era poner en práctica las leyes laborales vigentes. Esto ocasiono el descontento de los empresarios azucareros y mineros que se vieron violentados por la proclama de Perón del comienzo de la “era de la justicia social”.

Consecuentemente la organización obrera en Jujuy comenzaba a cobrar otras dimensiones, tanto por el número de nuevos afiliados sindicalizados como por la participación en las actividades reivindicativas. Para contrastar la situación, el 21 de junio en el ingenio La Esperanza hubo un enfrentamiento de la policía local con columnas de obreros, esto dejo como saldo cuatro trabajadores muertos y dos heridos. También en Mina Aguilar obreros declararon huelga solicitando aumentos salariales y facilidades para organizar el sindicato.

El 27 de octubre jujeño

En este sentido, la creciente aceptación a Perón por los sectores populares y obreros iba creciendo. En la provincia, se advertía que la figura del disidente radical Miguel Ángel Tanco promovería localmente la representación peronista. Luego del 17 de octubre del 45´ definiría la decisión de Tanco a tal representación. El 27 de octubre en el primer número del periódico tanquista “Verdad”, se defendería abiertamente la candidatura del entonces coronel Perón para la presidencia de la Republica.

En diciembre, el presidente Farrel por medio del decreto 33302, establecía un aumento general de salarios y creaba el aguinaldo. Esto desencadenaría en uno de los conflictos huelguísticos más importantes de la industria azucarera en Jujuy. Si bien empezó en La Esperanza se extendió en el resto de los ingenios de la zona. Las exigencias obreras devenían en cumplir con el pago del aguinaldo y el aumento salarial del 25%. Progresivamente las medidas de fuerza incluían cortes de teléfonos, energía eléctrica, agua corriente, el bloqueo de los domicilios de los jerarcas de las empresas. Finalmente, la resolución fue el otorgamiento en beneficio de las demandas obreras. Durante el despliegue de fuerzas, los trabajadores movilizados no dudaron en vivar el nombre de Perón. (Kindgard, 2010)

Las elecciones del 24 de febrero del 46´ el triunfo de las fuerzas tanquistas fue arrollador, siendo la única provincia del país en donde los partidos antiperonistas no llevaron ni un solo representante a la Legislatura. Además de la gobernación, el tanquismo obtuvo las dos diputaciones nacionales y dieciséis de las veintidós bancas de la Legislatura provincial. Las fuerzas afines a Perón lograron captar, casi el 70% de las voluntades jujeñas. (Kindgard, 2010)

Lo expuesto hasta acá, da cuenta de los orígenes del peronismo. Alejándonos del mito de origen, el peronismo nace de la conciencia de los trabajadores. En este sentido, la figura de Perón es la que termina de aglutinar la fuerza de acción de la clase obrera a partir del 43´ y permite ejercer con mayor libertad un despliegue de reivindicaciones que estaban postergadas hace muchos años. Por otro lado, el 17/27 de octubre abre una nueva etapa, equilibra la balanza entre la patronal y los trabajadores, limitar la acción de la oligarquía azucarera y también –porque no- la disolución del partido conservador. Finalmente, este hecho también rompe con la idea de blanco/negro de los partidos políticos. El peronismo jujeño nace dentro de los sectores disidentes radicales.

Fuente:  Fleitas María Silvia y Kindgard Adriana, Entre la legalidad y la proscripción. Políticas públicas y luchas obreras en Jujuy. 1918-1976 en JUJUY EN LA HISTORIA. DE LA COLONIA AL SIGLO XX. Editorial Ediunju, Jujuy, Argentina. 2010.

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