3J: Concentración frente al Congreso para pedir «Vivas, libres y desendeudadas nos queremos»

Colectivos que piden justicia por femicidios, organizaciones políticas y sociales, activistas, niñas y «viejas» se reunieron hoy frente al Congreso de la Nación bajo el lema «Vivas, libres y desendeudadas nos queremos. Con este Poder Judicial no hay Ni Una Menos», acompañadas por ferias con emprendimientos, además de batucadas que pusieron ritmo a una jornada y la banda Sudor Marika que cerró el encuentro.

La movilización convocada desde las 14 en el Congreso estuvo marcada por la presencia variada de colectivos que dijeron presente, tales como el activismo gordo, familias de infancias trans, estudiantes de secundarios, además de organizaciones sociales y políticas y agrupaciones de familiares de víctimas de femicidios.

El colectivo Atravesadxs por el Femicidio desplegó desde las 10 en el lugar banderas y los nombres de cada una de las víctimas y colgó cortinas con mariposas de colores en las rejas frente al Congreso.

«Si bien están las fotos de nuestras chicas, quisimos llenar la plaza de color, de movimiento, con cortinas de mariposas frente al Congreso al que tanto le reclamamos por leyes y para que se cumplan», dijo Marcela Morera, madre de Julieta Mena, víctima de femicidio en la localidad bonaerense de Ramos Mejía.

En el cruce entre las avenidas Corrientes y Callao concentraban desde las 14 unas 50 personas para pedir justicia por María Isabel Speratti Aquino, asesinada el 16 de marzo de este año por su ex pareja Gabriel Nuñez, quienes levantaban carteles con los mensajes: «Justicia por María», «Infancias sin violencias» y «Vivas nos queremos».

«Es importante la movilización popular, que no normalicemos los femicidios ni la violencia contra las mujeres. Nuestro principal reclamo es contra el Poder Judicial machista que nos abandona y deja a las mujeres expuestas a la violencia de los agresores», dijo a Télam Sofía, quien junto a Rocío –que también estaba presente– son hermanas de María Isabel y estaban acompañadas de Sacha, el hijo mayor de la mujer.

Durante la jornada también estuvieron presentes los pedidos de justicia de las víctimas de femicidios Florencia Galarza, Micaela Rascovsky y Katherine Moscoso; para las trabajadoras comunitarias Milagros Santos y Araceli Moreno; por el transfemicidio de Sofia Fernández; por la aparición del joven trans desaparecido hace dos años, Tehuel de la Torre; y también por Ferni Ayala y la periodista Griselda Blanco.

«Exigimos justicia por Griselda Blanco, una comunicadora precarizada que fue víctima de lo que hoy está caratulado como homicidio simple. Primero se lo quiso hacer pasar por un suicidio, pero no es ni un homicidio simple ni un suicidio, el femicidio de ella tiene que ser investigado y se tienen que descartar todas las opciones porque no se puede dejar de lado que ella venía denunciando actos de corrupción», dijo a Télam, la secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa, Carla Gaudensi, después de la lectura del documento donde ella misma mencionó el caso.

La multitud que comenzó a concentrar desde temprano en los alrededores de la Plaza del Congreso tuvo como eje en sus reclamos la violencia económica y el pedido de una reforma judicial feminista, que fueron sintetizados en el documento que tuvo lectura cerca de las 17.

«Uno de los ejes es la violencia económica que tiene que ver con pensar cuáles son esos procesos económicos que hacen muy difícil pensar cómo salir de la violencia machista en términos de cómo afecta la economía. Podemos pensar en la depreciación de los salarios, de los subsidios, el problema de acceso a la vivienda, el no reconocimiento del trabajo comunitario, del trabajo de cuidados», explicó a Télam Luci Cavallero, integrante de Ni Una Menos.

Durante la lectura del documento el agite de la movilización se profundizó cuando se pidió por un juicio político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

«El Poder Judicial, una y otra vez, protege a los abusadores y a los violentos, y revictimiza a quienes van a negociar situaciones de violencia, de quienes van a buscar ayuda en ese en esos espacios. Además, apunta a la violencia y el disciplinamiento de Cristina (Fernández), Milagro (Sala), y también las compañeras mapuches», dijo Jazmín Bergel, integrante de Mala Junta – Frente Patria Grande.

Personas mayores, familias que acompañan a infancias trans, sectores populares y estudiantes también participaron de la movilización feminista, en un crisol de identidades.

Lara Chaqueta y su madre María Vilca habían llegado temprano a la concentración desde el barrio Rodrigo Bueno y aguardaban escribiendo carteles en un banco a unos 50 metros del Congreso que decían «Quisieron enterrarnos, pero no sabían que somos semillas».

«Vengo por mi pueblo, por mis ancestras que no tuvieron la oportunidad de poder formarse, salir adelante, porque siempre estaba por arriba de todo el patriarcado. No teníamos ni voz ni voto para poder formar parte de alguna discusión política. Seguimos hasta ahora solo señaladas para mantener a nuestros hijos, cuidarlos y estar en nuestro hogar», dijo María Vilca, que nació en la provincia de Jujuy y vive hace 20 años en la Rodrigo Bueno.

Un grupo de madres, nucleadas en la organización Infancias Trans pedía, por otra parte, «Ni una Niña Trans Travesti Menos» y aseguraban: «Maternar una infancia trans travesti es político».

«Creo que somos la única organización que reclama que no haya ni una niña travita ni una adolescente trans travesti menos, porque nuestras niñas también están en esa línea de violencia, de travesticidio, y no se reclama en lo general. Es más, son arrojadas al sistema prostituyentes siendo muy niñas, siendo menores de edad», dijo a Télam Gabriela Mansilla, madre de Luana, la primera niña en rectificar su DNI de forma legal en la Argentina.

Sobre la calle Yrigoyen, un grupo numeroso de jóvenes feministas hacía una gran ronda mientras cantaba «Señor, señora, no sea indiferente, nos matan a las pibas en la cara de la gente», acompañadas de una batucada.

Una de ellas, Julieta Fachal, estudiante de cuarto año de la Escuela Julio Cortázar y parte de la Coordinadora de Estudiantes de Base, compartió que reclaman «por la real implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) y que se actualicen los protocolos de género en las escuelas».

En tanto, un grupo de más de diez mujeres mayores de 50 años sostenía una bandera que decía «La revolución de las viejas» y hacía sonar con ímpetu bombos y redoblantes.

«Somos un grupo de viejas mayores de 50 años que nos empezamos a visibilizar. Es una franja que siempre fue relegada a los cuidados, a los mandatos que nos instalaron desde que nacimos, y ahora nos queremos hacer ver», dijo a Télam Malena López de la agrupación Políticamente incorrectas, incluida dentro de la Revolución de las viejas, mientras Graciela Altomonte de la agrupación Canas Verdes, destacó: «No somos material descartable, estamos activas, y estamos comprometidas».

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