Pandemia: «Sin la participación de la comunidad, de esta no salimos»

La pandemia en Jujuy se extendió tanto que por estos días ninguna medida de gobierno podría frenar la velocidad de contagio. Con las camas críticas ocupadas al 100 por ciento y ante la imposibilidad de sumar más por la falta de profesionales especializados, la única estrategia posible es a la vez individual y colectiva, en ambos casos centrada en la conducta de las personas. «Sin la participación de la comunidad, de esta no salimos», graficó Miguel Salva, médico intensivista, representante en Jujuy de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, aunque aclaró: «Con la curva de casos tan alta no sé qué más se puede hacer; no podés obligar a la gente a quedarse en su casa, es difícil».

En diálogo con El Submarino Radio (FM Conectar 91.5), Salva detalló que en la provincia hay cerca de 120 camas de terapia intensiva. La mayoría, más de 80, está en el sector privado. Claro que no todas están destinadas a atender pacientes covid-19, porque tal como explicó el médico sigue habiendo patologías críticas. Así es como las destinadas a coronavirus son 100, y están todas ocupadas.

La pregunta es por qué no sumar más camas. La respuesta, aunque ya es conocida, vale ser reiterada: no hay profesionales en cantidad suficiente para atenderlas. No solo en Jujuy; se trata de una carencia que se siente en muchas otras zonas del país.

En la provincia hay actualmente 54 intensivistas, sumando el sector público y el privado. Pero no alcanzan. «La provincia se ha equipado. Tiene unidades de terapia intensiva (UTI), respiradores, bombas de fusión, pero no hay profesionales. Y no van a aparecer, porque no se pueden conseguir de forma mágica», advirtió Salva.

«La especialización de intensivista no es muy conocida y es relativamente nueva, nació hace unos 30 años», explicó. Para llegar, se debe recorrer un camino largo y difícil: el pregrado, una residencia de cuatro años, la especialidad a partir del quinto año y luego revalidar cada cinco años.

El problema es que, sin profesionales en número suficiente, de nada sirve abrir más UTI con diez o veinte camas, si no hay personal que se ocupe.

«Además para las camas covid se necesita un aislamiento especial, para no exponer al personal, que es difícil de conseguir. Entonces se buscan en la instituciones sectores que estén apartados», describió el médico.

Así, la atención de los pacientes críticos se complica por lo que Salva denomina «un embudo». «Un paciente grave por covid ocupa la cama por lo menos dos semanas, no es algo que se resuelve en cinco o siete días. Entonces la salida es muy escasa, la liberación de camas críticas es muy lenta y por eso se satura el sistema», precisó, y aclaró que para los pacientes que ingresan a respirador, la mortalidad es del 50 por ciento.

Todas las provincias que están en zona roja, como Jujuy, Buenos Aires y alguna del sur, tienen el mismo problema: la falta de camas críticas y, sobre todo, de personal especializado para que las atienda. Pero en Jujuy las cosas se dieron de una manera distinta, que agrava la situación: «Aquí se dio un ascenso de casos muy marcado, lo que en otros lugares llevó cinco meses, acá se dio en dos», señaló el médico.

Para Salva, en coincidencia con otros expertos de diversas disciplinas, el manejo de la crisis sanitaria se basa en dos puntos fundamentales. Por un lado, las medidas que se tomen desde el Estado. «Como se hizo en principio, frenar la circulación, dictar la cuarentena, empezar a trabajar en los protocolos», detalló.

«Lo que no está funcionando es la conciencia de la comunidad», continuó, en referencia al segundo pilar para enfrentar la pandemia. Y agregó: «Lo he vivido en carne propia, un familiar estuvo en una Pachamama con varias personas, y resulta que uno de ellos estuvo expuesto, entonces ahora están todos aislados».

Y completó: «Si no se logra revertir esto, va a ser cada vez más complicado».

La pregunta, entonces, es qué hacer para evitar más contagios y, sobre todo, más muertes. Para Salva, lo más preocupante es que la comunidad no toma conciencia y sigue con las reuniones sociales. «Hay que tomar medidas sobre la circulación, pero sin la participación de la comunidad, de esta no salimos», avisó.

-¿Qué opina de la inmunidad del rebaño? 

-Eso se da cuando los infectados alcanzan al 70 por ciento de la población. Teniendo en cuenta que el 2 por ciento de los infectados se va a morir, la tasa de mortalidad en ese caso sería altísima. Nadie lo puede implementar como estrategia. Pero puede ocurrir, si no se frena.

-Hay una sensación de que estamos a la deriva, que el gobierno ya no puede hacer nada… 

-Esa sensación va a estar siempre. Tenemos gente que está con responsabilidades y ha tomado decisiones. Podemos cuestionarlas o no, como haber cerrado todo tan temprano y luego no hacerlo cuando se debió haber hecho. Pero eso no hay cómo reponerlo, ya está hecho. Ahora hay que mirar para adelante y ver qué se puede seguir haciendo. Con la curva de casos tan alta no sé qué más se puede hacer. No podés obligar a la gente a quedarse en su casa, es difícil.

-¿Cree que las medidas se tomaron a destiempo? 

-Quizás las medidas han sido un poco permisivas en los últimos tiempos, sobre todo. Por ejemplo, me sorprendió que se abrieran piletas cuando estábamos con la curva disparándose. Con un protocolo se pueden hacer cosas, pero una pileta me parecía muy difícil por el contacto, y sin embargo ese permiso fue otorgado.

-Algunos especialistas dicen que habría que cerrar 15 o 21 días. 

-Nosotros los intensivistas no tenemos mucha fuerza. Nosotros trabajamos con el paciente grave. Sobre estas cosas hay que escuchar más a especialistas en infectología o epidemiología. Igualmente, no veo que sea posible cerrar todo obligatoriamente, es difícil de lograr. Porque necesitás un equipo de control y me parece que no está en condiciones de hacerlo.

-¿Es posible trasladar pacientes a otra ciudad?

-No. Primero se tienen que definir las condiciones de traslado, pero es muy difícil trasladar pacientes muy críticos, sería ponerlos en riesgo. Quizás se podría con alguien que esté en recuperación, pero no me parece viable.

-¿No hay ambulancias preparadas? 

-No, no se trata de eso, la gente de SAME está muy capacitada, hay respiradores en las ambulancia. El problema es mover al paciente, sacarlo. Una persona que está en respirador está en coma farmacológico; está totalmente vulnerable a la conducta que tomemos, su vida depende de lo que estemos haciendo con él. Hay una estrategia, cuando la condición es tan grave que con el respirador no alcanza, que es ponerlos boca abajo. Y en esa posición, el paciente es intrasladable.

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