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Por Gastón Remy (concejal FIT-U por San Salvador de Jujuy).“Sí, que se rompa, pero que no se doble”, sostenía Leandro N. Alem uno de los fundadores de la UCR en su carta que dejó momentos antes de quitarse la vida. Más de un siglo después los radicales protagonizan una interna cruzada por gritos y al borde de un ataque de puños.
Finalmente, la ruptura se consumó este lunes en el bloque de diputados nacionales en el Congreso. De un lado, el senador Martín Lousteau, quien se atribuye la renovación en la UCR desconoció al legendario Mario Negri y armó un bloque propio de 12 legisladores.
Del otro lado, Negri, decidió entronizarse como presidente de bloque, pese a perder por paliza las elecciones en Córdoba frente a Rodrigo De Loredo, “el elegido” por Lousteau como titular del nuevo bloque renovador -que sigue dentro de la UCR-.
Morales defendió la candidatura de Negri y había tenido cruces previos con Lousteau en las internas de la UCR en la provincia de Buenos Aires donde ganó el ex ministro de Cristina Fernández, el mentor de la “resolución 125”. Y en un cruce mediático Lousteau acusó a Morales de ladrón utilizando un eufemismo, “Morales cree como el ladrón que todos son de su misma condición”.
Pero la interna se recalentó en los últimos días durante las elecciones de la juventud radical donde ganó la lista promovida por el gobernador, Gustavo Valdés, aliado de Morales. Este último, estuvo hace días en España donde fue a buscar el apoyo de Ricardo Alfonsín, el hijo del ex presidente Alfonsín y actual embajador del FdT, mirando su candidatura a presidente de la UCR y así agregó unos leños más al fuego.
¿Por qué se pelean?
Morales aspira a ser elegido presidente de la UCR nacional una elección que será el próximo 17-D. Y allí compite indirectamente con Lousteau. Este cargo en el centenario partido es visto como un trampolín para la carrera presidencial. En el caso de Morales la lanzó en las PASO y la ratificó luego de las elecciones generales.
Lousteau, por su parte, juega sus cartas desde el radicalismo por el hombre del PRO, Horacio Rodríguez Larreta, quien quiere ser candidato a presidente por Juntos para 2023.
En Juntos hay más anotados en la carrera presidencial. Entre quienes figura la ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, actual presidenta del PRO. Bullrich en la previa de las elecciones del 14N visitó a Morales en Jujuy, donde le dio el aval en su carrera presidencial e incluso coquetearon ante los medios con una fórmula común (ambos tienen una experiencia compartida como ministros del gobierno de De la Rúa).
Morales repitió en más de una oportunidad “no querer ser furgón de cola” del PRO pero en estas internas no parece haber desenganchado su vagón de la locomotora macrista.
Además, como le reprocha Lousteau, el vínculo directo de Morales con el gobierno nacional, a través de su amistad con Sergio Massa, lo ubica con un pie de cada lado de la denominada grieta. Lousteau, claro está mantiene enganchado su vagón «renovador» de la UCR a la máquina del PRO.
La pelea de los radicales por cargos a los gritos no puede sorprender a nadie, es parte de su ADN, donde todos y todas se doblan por acomodarse y multiplicar los privilegios de manos del Estado.
Lo que más bronca da es que todo este minué acalorado sucede mientras el país se encamina a un nuevo acuerdo con el FMI donde el Frente de Todos se apresta a pagar la deuda con el Fondo que contrajo Macri con el apoyo de la UCR. Volver al infierno donde los mismos radicales que hace veinte años nos llevaron junto a Cavallo, De la Rúa y el propio Fondo dejando un país en la ruina.
Hay que ponerle fin a este círculo vicioso de la casta política de radicales y peronistas bajo las órdenes del FMI. Por eso, es muy importante que te sumes a las movilizaciones contra el Fondo que desde el FITU y decenas de organizaciones convocan el próximo sábado en todo el país. Serán un punto de partida en pos de ponerles un freno y comenzar a escribir una nueva historia a favor de las mayorías trabajadoras.
