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pablo llonto presenta libro

Llonto: “El juicio a las juntas abrió el camino para juzgar a los genocidas”

pablo llonto presenta libroEl abogado y periodista Pablo Llonto presentó en Jujuy el libro “El juicio que no se vio. Una mirada testimonial sobre el juicio a las Juntas Militares”, con la presencia de Mercedes Salazar, expresa política de San Pedro de Jujuy, quien brindó testimonio en aquel proceso judicial que se desarrolló en 1985.

Llonto presenció las audiencias del Juicio a las Juntas Militares como corresponsal del diario Clarín, y según relató, aquella cobertura le dejó un sabor amargo, de insatisfacción, porque el diario no le permitía opinar. Ese hecho, además del sentimiento de bronca por las bajas condenas que recibieron los máximos jefes de la represión ilegal, lo llevó a recopilar material y elaborar este libro, resultado de años de investigación y de revalorización de los testimonios de los testigos víctimas.

Sobre la presentación del libro en Jujuy, Llonto explicó que la idea fue «hacer eje en los testigos, tratando de poner la mirada en las vivencias de los que desde Jujuy, en aquellos años, fueron a Buenos Aires a prestar testimonio, y ver cómo lo habían vivido».

Se refirió en particular al caso de Mercedes Salazar: «Cuando en la presentación del libro en Jujuy ella contaba al público su testimonio, creo que sentía algo así como ‘se acordaron de nosotros, se acordaron de mí’; un mínimo reconocimiento, y estas cosas me ponen bien, que haya habido gente que la haya aplaudido».

Para el periodista, muchos de los que dieron su dramático testimonio treinta años atrás «recién hoy, a veces, advierten la importancia que tuvieron , porque ese juicio, sin ellos y ellas, no hubiera sido posible».

«No fue un juicio porteño, se trató de federalizar los testimonios para que se vea que el terrorismo de Estado golpeó hasta en el último rincón de la Argentina», agregó.

-¿Cómo se fue construyendo el libro?

-Yo tenía material guardado y mucha bronca contenida, me daba bronca la cobertura que yo había hecho, en ese momento era corresponsal de Clarín, en la mitad del juicio ya estaba fastidioso, me daba envidia leerlo a Verbitsky, a Duhalde, el diario La Razón, yo tenía mucho para contar, la verdad las audiencias te conmovían, te sacudían, quedaban historias en el medio para contar.

-¿Qué tipo de material documental utilizó?

-Guardé mis apuntes, porque en las audiencias del juicio había que anotar, no se podía grabar. Los guardé porque sabía que había mucho para contar. También traté, como abogado de los juicios de lesa humanidad, de ir guardando todo lo que encontraba relacionado con el juicio a las juntas.

-¿Qué es lo más importante que encontró en esa recopilación de material? 

-Una de las cosas más importantes que encontré fue cuando se hizo el allanamiento a Omar Graffigna, que es el único que queda vivo de las juntas militares. En los papeles que tenía en casa había una anotación de puño y letra de Graffigna del 13 de diciembre de 1983, tres días después de la recuperación de la democracia, sobre una reunión de los miembros de las juntas en el Hospital Naval, porque Massera estaba ahí internado por un problema en la pierna. Allí empiezan a hablar de lo que se viene, y decían «parece que Alfonsin nos va a juzgar». Y Graffigna fue anotando eso, quiénes pensaban que sí, quiénes pensaban que no. Algunos decían «esto es verso para la prensa europea, no nos van a juzgar», y otros pensaban que sí y decían «vayamos buscando abogados». Esa piecita estuvo buena entre las cosas que encontré para contar.

-Durante la presentación del libro se proyectó un documental. ¿Cómo es que recuperó ese material?

-Gracias a la familia de Carlos Somigliana, que me aportó mucho material y me permitió tener acceso al documental inédito que había hecho Carlos, donde uno ve, caramba, qué miedo que le tenían los radicales a los militares. Se llama “Señores, de pie” y muestra el juicio a las juntas. Junta testimonios, pegados, pero ni siquiera eso los radicales se animaron a pasarlo. Entonces quedó como material inédito y como homenaje a Carlos Somigliana.

-¿Cómo vivió aquel juicio a las juntas?

-Me parece que ese juicio y la continuidad de ese juicio hubiese dado como resultado lo que todos esperábamos, si hubiesen continuado, desde 1985 hasta ahora, por 15 años, hubiesen terminado, habrían sido condenados todos, no se estaría sufriendo lo que se sufre hoy con los juicios, la justicia, que es lenta, hoy demora 8 a 10 años, si eso no se hubiera frenado hubiera sido otro el transitar de estos juicios de lesa humanidad. Hay que reconocer que aquel juicio a las juntas sirvió para abrir el camino a un país que debió continuar con los juicios, no los continuó, se pagaron las consecuencias, el valor mas importante del juicio a las juntas fue la demostración de que en un país que recién salía de la dictadura, se podía juzgar a los golpistas, cosa que la Argentina no había hecho nunca y Latinoamérica tampoco.

-En ese juicio, el rol de las madres fue muy importante. 

-Si, las Madres de Plaza de Mayo, muchas de ellas, cuando fueron entrevistadas después de la sentencia, sacaban pecho y decían, ven que se puede juzgar a los militares, no pasa nada, esto es lo que hay que hacer, esto es la demostración de que hay que ir a fondo, y ya se quejaban de la sentencia, de que hubiera 4 absoluciones, y ya intuían lo que iba a pasar, que iban a seguir claudicando y que los radicales iban a claudicar y que iban a terminar sacando la ley de obediencia debida y punto final, de hecho, el primer ejemplar del periódico de las madres, posterior a la sentencia, hace la advertencia, la sentencia abrió paso a la amnistía, dicen, miren que se podía lograr, pero si lo vamos a hacer así con absoluciones, vamos mal, las madres han tenido una claridad política e histórica que me parece que no tuvieron otros sectores.

-¿Cuál es su opinión sobre los jueces del juicio a las juntas?

-Yo acumulé mucha bronca con todos estos supuestos héroes de bronce, cuando Ledesma, uno de los jueces del juicio a las juntas, era abogado de Yabrán, en la época del menemismo, después, otro de los jueces, Valerga Aráoz, defendiendo a Blaquier, y otro, Gil Lavedra, defendiendo a un juez de la dictadura, Ricardo Lona. Yo modifique mi opinión sobre ellos, en aquel momento uno les reconoció haber sido los primeros que juzgaron, pero la verdad, fueron unos oportunistas, en ese momento vieron que era un hecho trascendente y decidieron ubicarse ahí.

Entrevista realizada por H.I.J.O.S.

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