Sapag: «Estamos transitando la tercera etapa del neoliberalismo en la Argentina»

El economista Guillermo Sapag se suma a las voces que alertan sobre las perspectivas para los trabajadores y las clases medias, como consecuencia de lo que él llama “la tercera etapa del neoliberalismo” en la Argentina. En diálogo con El Submarino Radio (91.5 MHz), advierte que la clave está en no permitir que el mercado resuelva todo y que la única competitividad que se puede esperar es que “vamos a competir en el mundo con salarios más bajos”.

Docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNJu, Sapag participó este jueves de la mesa debate organizada por la Asociación de Abogados de Jujuy sobre los últimos aumentos de tarifas, junto a los abogados Alicia Chalabe y Aníbal Massaccesi. 

-Empezó el segundo semestre, y según el presidente estamos entrando en la era de la felicidad. ¿Cómo lo ve?

-Felicidad para pocos, para el entorno. Estamos transitando la tercera etapa del neoliberalismo en Argentina, y con todas las medidas que se han adoptado, evidentemente, lo que está sucediendo es que se favorece a las grandes empresas, a la concentración económica, a la acumulación. Ellos tienen en la cabeza que el mercado lo resuelve todo, modificando algunas distorsiones, que existían y había que resolver. Pero hoy en Jujuy a un habitante de Bajo La Viña le llega una boleta de gas de 3500 pesos.

-Será entonces felicidad para el presidente y sus amigos, los dueños de las empresas.

-Claro. Aquí hubo una transferencia fenomenal de ingresos desde la clase trabajadora a la concentración económica, desde el primer momento. Sacar las retenciones en el agro, la devaluación, eliminar los impuesto a la compra de autos importados, mantener la reducción del impuesto al champagne… Pero ¿quién toma champagne? ¿quién compra autos importados? Hubo una transferencia fenomenal al agro, pero no hubo aumentos ni siquiera para la gente que trabaja en la soja, el trigo y el maíz. Los incrementos salariales son muy inferiores a lo que fue la inflación: se habla de un 40 a un 45 por ciento y en el mejor de los casos se llegó a un 35 por ciento de aumento escalonado.

-Se acaba de aprobar la ley de blanqueo, pero ya se dice que eso tampoco provocará que lleguen inversiones. ¿Qué opina?

-En realidad han quitado los controles para la salida al exterior de los fondos a las empresas, por lo tanto va a haber una fuga impresionante. El presidente del Banco Nación dice que tiene plata afuera pero que no la va a traer. Entonces ¿de qué lluvia de dólares estamos hablando? ¿Quién va a venir a invertir a la Argentina si el propio presidente incita públicamente a tener plata afuera?

-¿No hubo ninguna medida del gobierno a favor de los trabajadores?

-Hubo una pequeña modificación en Ganancias, pero la cosa sigue prácticamente igual. Y los incrementos salariales, como dije, no llegan a estar mínimamente cerca de lo que es la inflación real, sin tener en cuenta la que va a venir ahora, porque se viene aumentos de la prepaga, el transporte, en los pagos y comisiones bancarias, teléfono, gas, luz… Esto va a seguir. Estos muchachos se llenan la boca cuando viene algún funcionario y hablan de competitividad y productividad. Competitividad tiene que ver con que la gente no está recibiendo los incrementos salariales de acuerdo a la inflación, está perdiendo el poder de compra, entonces vamos a competir en el mundo con salarios más bajos.

-Y están viniendo importaciones que van a destruir a la industria nacional.

-Ya la están rompiendo. Yo explicaba en una nota de que no le dieron tiempo el año pasado porque asumieron el 10 de diciembre, pero en las próximas fiestas de fin de año vamos a comer ananá de Taiwán. Porque ¿cómo hacemos para competir con salarios de China de 400 dólares o de otros países de occidente de 200 dólares mensuales? Esto es la apertura, estamos transitando la tercera etapa del neoliberalismo en argentina. Pero el mercado no resuelve todo.

-Mientras tanto, los medios parecen ocuparse solamente de los casos de corrupción del gobierno anterior.

-Por supuesto que hay que castigar la corrupción, la de todos los gobiernos, y ahora estamos criticando a Báez, que lógicamente debe tener su proceso, pero a la par le otorgan una obra pública al primo de Macri por 45 mil millones de pesos. A muchos de los que hemos apoyado el gobierno anterior, ver los dólares tirados en un altillo nos vuelve locos, nos mata la ilusión. Pero yo mantengo la convicción de que hubo un periodo en que se vivió mejor, donde la gente no vivió de prestado y pudo cambiar la heladera, comprar un auto, invertir en su casa, no a préstamo o ficticio, sino porque estaban dadas las condiciones. Con distorsiones, por supuesto, que había que arreglar, pero no de esta forma. Creo que la gran mayoría de argentinos ya se está dando cuenta de la situación que estamos viviendo.

-¿Y qué se puede hacer?

-Hay que poner límites no solo a la súper ganancia sino a la concentración. Esa es la lucha que está llevando con mucha efervescencia nuestro Papa, hablando de la concentración económica en el mundo. El 1 por ciento de los 7 mil millones de habitantes en el mundo tienen el 50 por ciento del PBI del mundo, mientras el otro 99 por ciento tiene la otra mitad. Es una aberración.