A dos años de la represión en el Barrio Malvinas, el amparo judicial no se cumple

Pasaron dos años de la represión contra los vecinos del Barrio Malvinas que hace casi una década reclaman que se retire una estación transformadora por la contaminación electromagnética que causa. Enfermedades terminales de todo tipo, en niños, jóvenes y adultos, e incluso en perros, son la consecuencia que aterra e indigna. A pesar de la vigencia de un amparo judicial, la estación sigue allí.

La planta transformadora de energía está instalada a menos de 20 metros de las viviendas y ocasiona enfermedades graves y cáncer a la gente del lugar. Planteado un conflicto de competencia, la acción judicial presentada contra el Estado provincial y la empresa Ejesa llegó hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que dictaminó que corresponde a la justicia de la provincia resolver la cuestión ambiental.

La medida cautelar vigente prohíbe la repotenciación de la estación transformadora. Por esa razón hace unos días los vecinos pidieron al Tribunal Contencioso Administrativo el retiro del transformador de 30/30 que se había instalado, según les dijeron, de manera provisoria.

“Exigimos a la Justicia, en virtud del principio ambiental preventivo y precautorio, que la planta transformadora se retire del barrio”, expresan los vecinos en un comunicado. En el mismo sentido, informan que decidieron no firmar el convenio que ofreció el Gobierno “sin ninguna información y con falsas promesas de retirar cables que dañan a la salud”.

“Porque la contaminación electromagnética existe y causa serios daños”, recuerdan, y citan en su documento el artículo 41 de la Constitución Nacional, que reconoce el derecho a un ambiente sano, apto y equilibrado para hoy y para las generaciones futuras.

La abogada que representa a los vecinos del Barrio Malvinas, Silvana Morel, recordó en diálogo con El Submarino que “la empresa nunca dio una información pública e hizo las obras a espaldas de la gente”, y que esa fue la razón por la que la gente se levantó. “Y la respuesta del Gobierno fue la represión”, afirmó.

La letrada relató que el amparo presentado en la justicia para que se frenen las obras y se retire la plata de manera definitiva tuvo finalmente un fallo favorable. “No sabíamos qué pasaba dentro de la estación, y teníamos pruebas de que muchos vecinos están enfermos de cáncer”, aseveró. El amparo fue acompañado de los certificados médicos correspondientes y los textos de las leyes ambientales vigentes.

Luego de la suspensión de las obras, en diciembre del mismo año 2012, el tribunal se declaró incompetente sobre el fondo de la cuestión, que es el retiro de la estación transformadora. La justicia federal hizo lo mismo, por lo que el trámite pasó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que después de un año dictaminó que la causa debía resolverse en la provincia de Jujuy.

“Esto volvió en junio de este año, es decir que la gente estuvo sin juez natural por más de un año”, señaló Morel, y agregó que, a pesar de que las leyes dicen que el amparo debe resolverse en diez días, el Tribunal Contencioso llamó a una audiencia a las partes para hablar de los problemas de salud.

“Se hizo la audiencia y volvieron las chicanas de la empresa y el Gobierno”, dijo la abogada, en referencia al argumento que sostiene que el responsable de lo que ocurra con la estación es la empresa TrasNoa, a pesar de que quien distribuye y vende la energía es Ejesa.

Hace dos semanas, los vecinos de Malvinas volvieron a la justicia para pedir que se cumpla le medida cautelar vigente. Además denuncian que la empresa repotenció la planta y además reconoció que ya en el año 2012 estaba repotenciada. “En materia ambiental, en Jujuy se hacen las cosas así”, interpretó Morel.

Alicia Arce, vecina del barrio, comentó a El Submarino: “Hace nueve años que la Comisión de Vecinos Autoconvocados viene peleando por esto. Ya pasaron dos años de la represión policial y es triste no ver ninguna solución”.

Morel detalla: “En este tiempo, el gobierno se acercó a los vecinos y publicó que estaba negociando con ellos. Dicen que es necesaria la energía y que está todo bien. Se acercaron a firmar un convenio, pero nunca hablaron de retirar la planta; solo iban a retirar cables”.

Ese convenio es el que los vecinos se negaron a firmar. Algunos en cambio tienen dudas, porque creen que retirando los cables va a mermar el campo magnético. “Pero también tienen que sacar los transformadores”, explica Morel.

Arce está entre los que rechazan la propuesta. “Yo no estoy de acuerdo con el convenio porque todo el barrio Malvinas está afectado por la planta”, afirma, y hace un repaso desolador: “Tengo vecinos que murieron a los 26 años con leucemia, vecinas con cáncer de mamas, una señora tiene a sus dos niñas con leucemia, un señor dejó nueve niños, incluso los perros del barrio tienen tumores”.

Como si la alta incidencia de enfermedades graves y terminales no fuera suficiente para temer y desconfiar, Arce describe: “Cuando hay tormenta parece Navidad, porque los transformadores explotan”, y advierte que muchos vecinos viven exactamente frente a la estación y que en diagonal funciona una escuela.

Luis Álvarez, también vecino del barrio, que vive a 50 metros de la estación, evocó en diálogo con El Submarino lo que a su entender esel origen histórico del problema. “En el año 90 el gobernador Snopek nos clavó una planta transformadora con PCB, que es de los venenos más grandes del mundo, que ya estaba descartado en Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea”, recordó.

Para Álvarez, la situación es cada vez más delicada: “Ahora estamos peor que antes, porque hay más enfermos, más muertos, y seguimos con los transformadores”.

La empresa Ejesa asegura que sus transformadores están libres de PCB, pero Álvarez desconfía: “Si fuera así, por ley tendría que poner un cartel que diga ‘transformador reestructurado’, y acá no existe nada. Y los transformadores siguen explotando”.

Álvarez, a diferencia de otros, está de acuerdo con que se firme un acuerdo para que se retiren los cables. Es más, asegura que él propuso el convenio. “Yo pedí que retiren los cables porque el campo electromagnético que emanan es altísimo. Hicimos una diagrama donde se fijó por dónde deben ir los cables, me dijeron que sí pero no se hizo nada”.

Ninguno de los vecinos del Barrio Malvinas olvida lo que vivieron dos años atrás: “Hubo catorce horas de represión. La policía tiraba piedras con hondas, tiraban los caballos encima de la gente, destruyeron casas, era una batalla campal. En las filmaciones está todo”, describe Arce, y Álvarez hace un recuento: “Tiraron 3500 tiros y 400 bombas. Eran 600 policías que fueron corridos por la población de Malvinas. Pero todo esto no sirvió de nada; el gobierno no aprende nada”.