Alberto Fernández y Mauricio Macri llegaron a un acuerdo sobre el traspaso de mando, el 10 de diciembre próximo. El juramento y la entrega del bastón y la banda se harán en el Congreso, del modo que hace cuatro años rechazó Macri provocando un bochorno que obligó a que hubiera un presidente interino, Federico Pinedo, por algunas pocas horas.
Según informa Raúl Kollmann en Página/12, ahora hay coincidencia en que Macri no debe dejar la presidencia antes del juramento de Fernández, por lo que no habrá presidente interino. Y está muy avanzado el diálogo para que la noche del 9 de diciembre haya una cena en la que estén los dos presidentes, el que se va y el que llega, como una forma de quitarle drama al cambio de gobierno.
Hace cuatro años, en 2015, la cuestión terminó en un escándalo: una jueza dictaminó que el mandato de Cristina Fernández de Kirchner terminaba a las cero hora del 10 de diciembre, asumió Pinedo por unas horas y Macri juró al mediodía ante la Asamblea Legislativa. Buena parte del conflicto estalló porque Macri exigía que después del juramento Cristina Fernández de Kirchner fuera a la Casa Rosada a entregarle el bastón y la banda presidencial, pero ella argumentó que después del juramento ella ya no era presidenta, por lo que no había razón para ir a Casa Rosada, salvo la intención de humillarla.
Raúl Eugenio Zaffaroni, constitucionalista y ex integrante de la Corte Suprema, le explicó a Página/12 su mirada sobre el tema. «Espero que no hagan ahora el mismo teatro que hizo Macri en 2015 y digan que desde la cero hora no es más presidente. Los cuatro años se cuentan conforme a calendario, porque la Constitución es anterior y superior al Código Civil. Sus plazos se cuentan con el almanaque y el reloj que todos usamos y no con el criterio que el Código Civil marca para el vencimiento de los pagarés: un mandato presidencial constitucional no es una obligación de pago». En otras palabras, que el plazo es ese día, 10 de diciembre, no a las cero hora. Y conceptualmente Macri será presidente hasta que jure Alberto Fernández.
En la Casa Rosada están esperando que se designe a quien será el secretario general de la Presidencia para finiquitar estos temas, aunque ya hubo diálogos entre Santiago Cafiero, la mano derecha de Alberto Fernández, y Marcos Peña, el jefe de Gabinete. Es seguro que no habrá fin del mandato de Macri a las cero hora y el presidente actual estará en la jura de la fórmula Fernández–Fernández en el Congreso.
Desde el regreso de la democracia no hay dudas sobre el juramento: se hace en el Congreso, ante la Asamblea Legislativa, es decir, los diputados y senadores reunidos. El juramento ni siquiera lo toma el presidente saliente sino el Escribano Mayor del Gobierno. Nunca hasta 2015 hubo un presidente interino por algunas horas ni se adujo que el mandato cesaba a las cero horas.
La entrega de los atributos presidenciales sí tuvo variantes. Raúl Alfonsín, por ejemplo, recibió el bastón y la banda de manos del general Reynaldo Bignone en la Casa Rosada. También Carlos Menem juró en el Congreso y recibió los símbolos presidenciales en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. El mismo criterio se utilizó cuando asumió Fernando De la Rúa: juramento en el Congreso y posterior ceremonia del bastón y la banda en Casa Rosada.
En cambio, Eduardo Duhalde le entregó los atributos a Néstor Kirchner inmediatamente después de la jura, en el recinto del Congreso, en aquella ceremonia en la que el fallecido presidente jugueteó con el bastón simulando que no sabía cuál era el puño y cuál la punta. Cuatro años después, en la ceremonia de asunción de CFK se hizo también todo junto, ante la Asamblea Legislativa.
En el equipo de Alberto Fernández sostienen algo parecido a lo que decía CFK hace cuatro años: el bastón y la banda son sólo símbolos, lo que vale es el juramento. Por lo cual lo mejor es hacer todo junto ante la Asamblea Legislativa. Dicen que Alberto le dijo a los suyos: «miren, es tan simbólico, tiene tan poco valor legal que, si quieren, pueden mandarme el bastón y la banda por correo».
Los allegados a Alberto Fernández sostienen que la voluntad es que todo se haga en el Congreso, que sea una ceremonia respetuosa y sin silbidos. En esa línea, se está conversando para que haya una cena el 9 de diciembre en la que estén presentes tanto Alberto Fernández como Mauricio Macri.