La Universidad Nacional de Tres de Febrero le entregó el viernes el Doctorado Honoris Causa a Estela de Carlotto pero, en rigor, las figuras centrales fueron dos. Junto a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Alberto Fernández, en su primera aparición pública tras el cierre de campaña, concitó las cámaras, selfies y entrevistas en el rectorado de la Untref, en barrio norte. «¡La homenajeada es ella!», alcanzó a exclamar el candidato entre la nube de fotos del ingreso. «Sólo puedo decir que vengo a acompañar a Estela. Y a las Abuelas y las Madres, que son seres enormes», se limitó a decir ante las consultas periodísticas, recordando la veda.
Sin custodia y bien dispuesto para las selfies con los trabajadores de la universidad, Fernández ingresó al rectorado y se tomó unos minutos en privado para hablar con Estela y con los anfitriones. Sentado en primera fila entre Guido y Remo Carlotto, siguió luego la ceremonia, en la que fue mencionado en varios tramos. «De ahora en adelante, Alberto, caminamos juntos», cerró el acto la flamante doctora Honoris Causa, de pie y bien firme sobre su bastón, tras unas emotivas palabras y ovacionada por quienes llenaron la sala del recotrado, y también por los muchos que siguieron la ceremonia desde el patio. Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, Lita Boitano de Familiares, Horacio Pietragalla, Victoria Montenegro, Alejandro Grimson y Tununa Mercado, entre muchos otros, estuvieron presentes. También Victoria Tolosa Paz, el rector de la Untref Aníbal Jozami y Eduardo Jozami, quienes tomaron la palabra.
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— Aníbal Fernández (@FernandezAnibal) October 26, 2019
«Por su activismo infatigable en la búsqueda de las nietas y nietos apropiados con alteración de su identidad; por su valiente denuncia contra la dictadura cívico-militar y los crímenes de lesa humanidad; y por su militancia permanente en defensa de los Derechos Humanos», se escuchó entre los fundamentos del Honoris Causa. Entre los muchos saludos afectuosos que recibió al ingresar, un grito de «¡Gracias, Estela!» sintetizó de algún modo una trayectoria que, se recordó varias veces durante los discursos, lleva ya 42 años de lucha «sin venganza ni rencor, con la guía del amor, y de la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia».
«Estela siempre habla de ‘nosotras, las Abuelas’, de sus compañeras de lucha. Hoy le pido disculpas a las Abuelas, pero voy a hablar de Estela», comenzó Tolosa Paz. «Porque si esta maravillosa construcción colectiva fue posible, tuvo que ver mucho con la luminosidad de Estela. Ella es el espejo en el que nos miramos todos los militantes populares», definió. «Para las mujeres que hacemos política, la lucha inclaudicable de estas mujeres que nunca bajaron la cabeza, que nunca desfallecieron, aunque atravesaron varios momentos oscuros, y no solo los de la dictadura, ha sido el gran ejemplo a seguir», destacó la concejal platense, mencionando a Néstor y Cristina Kirchner y a Alberto Fernández, y su rol en la derogación de las leyes de impunidad.
Aníbal Jozami dio la bienvenida al acto destacando que la de Tres de Febrero es una de las universidades jóvenes del Conurbano, en la que un 80 % de sus egresados es primera generación de universitarios. «Estos han sido años difíciles para esta universidad. Sabemos que su gobierno va a tener en cuenta la educación pública», dijo, dirigiéndose a Fernández.
Eduardo Jozami, director del Centro de Estudios de Memoria e Historia del Tiempo Presente de la Untref, tuvo a su cargo la laudatio, el «elogio» que formalmente se pronuncia en una ceremonia de investidura de estas características. Recordó la historia de Estela, desde sus épocas de docente, y el modo en que la desaparición de su hija, y la noticia de que tenía un nieto nacido en cautiverio, le cambió la vida y la transformó en una referente de la lucha por la verdad a nivel mundial.
«Por ellas, por las Abuelas, por las Madres, por los organismos, este país puede ostentar con orgullo el ser un lugar donde se juzga a terroristas de Estado, y ser ejemplo en el mundo», aseguró el académico. Al repasar la historia de Abuelas, su conformación y los pasos que dio el organismo, mencionó a Víctor Penchaszadeh, el genetista creador del famoso «índice de abuelidad», que es profesor de esta casa de estudios y estaba presente en el acto. «El ejemplo de los organismos nos da fuerza, querido Alberto, para enfrentar esta hora con confianza y optimismo», finalizó.
Estela ya había avisado que prefería que este no fuera «un acto formal», y así fue. Cuando le tocó el turno de hablar, eligió hacerlo parada, «así los veo bien a todos. Veo el amor en sus miradas, esas miradas de tantos años en este camino de lucha, y las miradas de los nuevos militantes de la vida. Aquí estamos, seguimos caminando para tener el país que querían nuestros hijos, el país de la justicia social», comenzó la titular de Abuelas.
«Yo recibo estas distinciones, pero este título es de todas las Abuelas de Plaza de Mayo, mis compañeras del alma. Sola, ninguna de nosotras podría haber hecho nada», compartió Estela. «Hay una condición de mujer en todo esto: Ninguna madre se queda quieta cuando su hijo no vuelve. Ninguna se queda en su casa diciendo ‘ya vendrá’. Todas salen a buscarlos», comparó. «Hoy, 42 años después, nosotras podemos mirarnos a los ojos y reconocernos en este amor de nuestros hijos, que fue el que nos sostuvo. Nos seguimos viendo distintas, en lo político, en lo religioso, en tantas cosas. Pero este amor no nos va a separar mientras tengamos vida. Y aún quién sabe», concluyó, dirigiéndose a sus compañeras.
Por Karina Micheletto, en Página/12