El libro «Jujuy: laboratorio de represión», un trabajo de Elizabeth Gómez Alcorta y Valeria Vegh Weis, es presentado como «una radiografía del entramado represivo construido en la provincia durante las gestiones de Gerardo Morales». El procesamiento y encarcelación de dirigentes políticos, sociales o sindicales; el disciplinamiento a través de la persecución judicial, y finalmente la detención arbitraria de personas «comunes» aparece como un patrón en las estrategias desplegadas por los gobiernos autoritarios, hace casi diez años en Jujuy y actualmente a nivel nacional.
En diálogo con El Submarino Radio (FM Conectar 91.5), Gómez Alcorta, quien integra el equipo de defensa de Milagro Sala, explicó el concepto de «punitivismo neutralizador», el mecanismo por el cual desde diciembre de 2015 se disciplinó a las organizaciones que podían interferir en el proyecto que buscó llevar adelante Morales desde la gobernación.
El trabajo de investigación y recopilación muestra cómo el poder judicial, las fuerzas de seguridad y los medios de comunicación se articulan para acallar la disidencia, criminalizar la protesta y desarticular las organizaciones populares. «El libro es, a la vez, denuncia -en particular del caso de Milagro Sala-, herramienta de análisis, pero también llamado urgente a sostener la resistencia frente al avance del autoritarismo punitivo», señalan sus autoras.
De manera inevitable, Gómez Alcorta se refirió a la avanzada autoritaria que se da a nivel nacional. «Este es un un momento donde tenemos situaciones gravísimas, incluso con cinco personas detenidas, ya no solo con inicio de causas sino con prisión», describió, en referencia a Alexia Abaigar, Eva Mieri, Iván Díaz, Alana Muzzi y Candelaria Montes Cató, apresados en los últimos días en relación a un escrache en la casa del diputado libertario José Luis Espert.
«Algunos en 2016, cuando detuvieron a Milagro, pensaban que esto le estaba pasando a una ‘negra’, en Jujuy, y mucha gente subestimó el nivel de persecución, el laboratorio represivo que se estaba dando», analizó la abogada, y recordó los allanamientos masivos y violentos que se produjeron en la provincia durante aquellos primeros meses del primer mandato de Morales.
Cristina y Milagro
Para Gómez Alcorta, es fundamental reflexionar sobre esas prácticas más allá de la situación puntual en Jujuy. «Lo de Cristina no es lo mismo, pero más o menos es lo mismo -planteó-. A Cristina la condenan en la causa de vialidad con exactamente la misma imputación que a Milagro en la causa Pibes Villeros, de asociación ilícita y administración fraudulenta. Y cuando empezás a ver, resulta que las prácticas son similares».
Y repasó: «Son causas que están atadas con cinta scotch, que no tienen prueba, donde no dejaron hacer las pericias que correspondían. Hay muchísimas similitudes. La idea de que la Tupac Amaru era una organización ilícita en sí, cuyo fin exclusivo era cometer delitos. Lo mismo hicieron con Cristina respecto de su mandato presidencial».
En este sentido, explicó que aparecen ciertos patrones de comportamiento de los poderes autoritarios: «Hay una coordinación represiva entre un poder político, un poder ejecutivo, un poder legislativo que sostiene ciertas prácticas, un poder judicial y claramente los medios de comunicación».
«Es importante entender que hay una racionalidad. En 2016 pensamos que solamente haciendo una defensa desde lo legal se podían desechar los argumentos de ellos, que fungen como legales. Pero cuando se ven las barbaridades, aparecen algunos de los principales patrones del poder judicial», detalló.
Uno de los patrones que se revelan a través de la investigación es «la puesta en marcha de múltiples causas contra una misma persona, algunas avanzan y otras se quedan en el camino», algo que, afirmó Gómez Alcorta, «se ve con Cristina y en todas las grandes persecuciones».
En el libro se sistematizan y detallan ejemplos de otro mecanismo repetido. La abogada precisó: «En todas las causas aparece una persona que en principio no estaba, podía alguien que estuviese imputado, y solo con los dichos de esa persona se involucraba a Milagro. Cuando empezás a ver quiénes son esas personas y cuáles eran las condiciones en las que estaban antes y después de declarar, se observa un patrón al que llamamos ‘palo y zanahoria'».
«Una persona llegaba imputada como autor de una tentativa de homicidio, por ejemplo. Declaraba en contra de Milagro, lo absolvían y lo metían en protección de testigos. Otra persona que estaba presa declaraba contra Milagro y quedaba en libertad. Todo eso lo sistematizamos y lo ponemos con nombre y apellido», describió.
Otro de los ejemplos que aparecen en el libro es el de la reapertura de causas judiciales que se habían cerrado, tal como ocurrió con la causa de Vialidad en la que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner había sido sobreseída. «Eso es una práctica que también sucede en el caso de Milagro», dijo la abogada.
Y hay más: las maniobras para involucrar a la persona en el supuesto delito a pesar de que no estaba presente al momento en que se presuntamente se cometió. «Si vos me querés imputar por un robo, vos tenés que conseguir pruebas de que yo estuve. Pero como estas mujeres no están en el lugar de los hechos ni hay prueba, lo que hacen es imputarlas como instigadoras o jefas», explicó.
Puede ser cualquiera
Estas son solo algunas de las prácticas del «punitivismo neutralizador» que se desarrollan en el libro en relación a la actuación del poder judicial. Por otro lado, está descripto el modo en que «se busca destruir a la organización y no solo a la principal dirigente», a través del quite de la personería jurídica y el secuestro de sus bienes».
«Después se va contra otras organizaciones, después contra ciertas personas, algunas en particular, y después a cualquier persona -continuó-. Porque lo que tiene este modo de intervenir es que busca diseminar temor. Hay racionalidad en eso. La gente piensa ‘bueno, van contra los dirigentes’, pero la neutralización llega a todos. Porque si es cualquiera, podés ser vos».
Para Gómez Alcorta, esto es también lo que está sucediendo a nivel nacional respecto de los ataques y denuncias del presidente Javier Milei contra periodistas. «Ataca a Romina Maguel, a María O’Donnel, a Julia Mengolini, a Joaquín Morales Solá. Ataca por derecha y por izquierda, no al periodismo independiente. Porque lo que busca es disciplinar».
«Es importante entender las estrategias del punitivismo neutralizador, pero también lo es estar preparados para nuevos abusos de ese poder totalitario, porque sabemos que el poder totalitario se expande, no está en retroceso», planteó Gómez Alcorta.
Un aprendizaje
A su entender, la experiencia jujeña debe dar lugar a un aprendizaje. Y en este sentido, comentó los dichos del dirigente social Coco Garfagnini, quien planteó que el primer mes de la detención de Milagro Sala en enero de 2016 «era central» para tener la posibilidad de torcer la voluntad del gobierno provincial. «El silencio, no solo en Jujuy sino a nivel nacional, es lo que posibilitó que nueve años y medio después Milagro todavía siga detenida», concluyó la abogada.
Esos primeros momentos en los que actúa el autoritarismo, entonces, son clave para comprender lo que sucede y actuar en consecuencia. En el caso de Morales, Gómez Alcorta señaló dos momentos clave que se dieron en las primeras semanas de su gobierno: «Uno es el llamado al reempadronamiento de las organizaciones sociales, y el otro es la reforma del poder judicial y las designaciones en lugares claves».
«En base a esas dos decisiones que se toman desde el momento uno, ese gobierno totalitario pudo desarmar muy rápidamente las organizaciones y tener los principales actores para esa persecución», remarcó, y agregó: «Verlo las fechas, ver cuáles fueron las decisiones, es tremendo».
Aporte para la resistencia
El libro «Jujuy: laboratorio de represión» fue editado por Clacso y la Universidad de Konstanz. En los próximos días saldrá a la venta en formato papel, pero ya se puede descargar de manera gratuita del sitio de Clacso.
Gómez Alcorta explicó la decisión de liberarlo: «Queremos que sea un material de circulación, porque permite tener herramientas. No es un libro para ganar dinero, sino es un libro para compartir experiencias, para discutir y seguir pensando. Y para hacer un aporte a la lucha y la resistencia contra los poderes totalitarios».
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