El gigante asiático encontró el mayor depósito natural de torio, un mineral radiactivo mucho más potente y abundante que el uranio. Y que podría suministrarle energía por 60.000 años, ganándole así la carrera a EE.UU. y Rusia. Eso se suma al lanzamiento de su «sol artificial».
Es el anhelo de todo país. Conseguir una fuente de energía que le garantice el suministro para siempre. Más en épocas donde se debate la finitud de esos recursos por el crecimiento descomunal de la demanda. Y ese sueño que parecía inalcanzable comienza a parecerse bastante a una realidad. Por lo menos si los anuncios que acaba de hacer China son tales.
Desde el gigante asiático anunciaron el hallazgo de un enorme yacimiento de torio, un mineral naturalmente radiactivo que es mucho más potente incluso que el uranio. El descubrimiento fue concretado en el complejo minero Bayan Obo, en la región autónoma de Mongolia Interior.
Según un informe geológico desclasificado, este hallazgo podría suministrar energía al país durante 60.000 años, con un potencial estimado de un millón de toneladas de torio si se explota por completo. Eso le otorgaría a China un potencial que sobrepasaría y dejaría atrás a otros gigantes como EE.UU. y Rusia.
La investigación identificó 233 zonas ricas en torio en China y también sugiere que los residuos mineros contienen cantidades importantes de ese mineral, algo que hasta el momento no fue explotado. Para graficarlo: sólo cinco años de esos desechos sin aprovechar podrían cubrir la demanda de energía de EE.UU. por más de 1.000 años. Por eso el potencial de Bayan Obo -ubicada en Mongolia Interior, la región autónoma de China que limita al norte con Mongolia- puede resultar ser una «Caja de Pandora» capaz de sustituir otras fuentes energéticas para siempre.
El torio es considerado una alternativa al uranio para reactores nucleares. Los especialistas explican que no es directamente fisible como ese elemento, pero puede convertirse en uranio-233, capaz de sostener reacciones nucleares en cadena. ¿Cómo ocurre eso? En un reactor de sales fundidas, el torio se mezcla con fluoruro de litio y se calienta a 1.400°C, donde es bombardeado por neutrones para iniciar la reacción. Los expertos encuentran ventajas adicionales a ese proceso ya que señalan que es más eficiente que los reactores convencionales, genera menos desechos radiactivos y reduce el riesgo de accidentes nucleares.
El descubrimiento de este mega yacimiento de torio no es algo casual para China. La segunda potencia del mundo viene realizando grandes inversiones en tecnología nuclear basada en ese mineral. A tan punto que ya está en marcha la construcción del primer reactor de sales fundidas de torio en el desierto de Gobi que, cuando empiece a operar en 2029, se estima que generará 10 megavatios de electricidad.
Su apuesta en la materia apunta a una estrategia mucho más profunda que tiene como objetivo alcanzar la total independencia energética, reduciendo el uso de carbón y combustibles fósiles importados. Y, con ello, ir dejando de lado esos recursos contaminantes que encima tienen una finitud próxima.
Encima, si se tiene en cuenta que el torio es 500 veces más abundante que el uranio-235, principal combustible de los reactores nucleares tradicionales, su potencialidad aumenta. Según la Asociación Mundial de la Energía Nuclear, el torio puede generar 200 veces más energía que el uranio, lo que podría convertirlo en una alternativa muy prometedora para el futuro.
Sin embargo, aún resta ver si los procesos de explotación y el desarrollo de reactores basados en la utilización de torio resulta algo plausible y rentable. Eso aún es un enigma. Además, el torio es un residuo radiactivo de manejo delicado ya que su extracción -ya sea mediante digestión ácida o alcalina de monacita, o como recuperación de colas mineras- complica la gestión de residuos con el uso de ácidos o metales alcalinos que generan aguas residuales tóxicas y radiactivas, según explican los expertos.
Se estima que el torio es entre tres y cuatro veces más abundante que el uranio en bruto en la corteza terrestre. Hasta hace poco tiempo, se creía que las reservas chinas -las mayores del Mundo- serían de entre 100.000 a 300.000 toneladas. El descubrimiento de un potencial reservorio de 1 millón de toneladas en Bayan Obo revoluciona todos los pronósticos, convirtiéndola en la mina de «tierras raras» más grande del planeta, consolidando a China como el mandamás en el control mundial de la producción del materia, titulo que ya detenta porque maneja el 70% de esos minerales. Pero ahora su hegemonía pasaría a ser casi absoluta.
El descomunal hallazgo del yacimiento de torio vino a confirmar una realidad: las ventajas naturales comparativas que tiene China en cuanto a la riqueza mineral de sus suelos. Algo que la colocan en un lugar privilegiado ya que tendría recursos de energía prácticamente ilimitados. La ventaja comparativa es clara, más si se tiene en cuenta que todas las grandes potencias están buscando alternativas para la sustitución de los combustibles fósiles ya que hasta el momento el suministro de fuentes renovables no alcanza para cubrir la demanda y para reemplazar aquellos recursos.
Sin embargo, se supone que la utilización del torio en grandes dimensiones no sólo requiera de grandes inversiones sino que implique un debate en cuanto a los marcos regulatorios en la materia para garantizar, a su vez, una energía nuclear segura y sin mayores riesgos. Pero China ya viene realizando pruebas del uso de reactores de torio como el TMSR-LF1 de 2 MW y su futura versión escalada de 10 MW que podría estar lista en 2029 o 2030. Si eso funciona, estaría el camino allanado para una escala mayor: centrales nucleares de torio de 100 MW.
Este mega descubrimiento de torio no es algo aislado dentro de la política atómica de China. El gigante asiático está construyendo 24 nuevas plantas nucleares que concluirá en 2030. En ese contexto, este hallazgo retroalimenta sus expectativas ya que el potencial desarrollo de su programa de reactores de torio, hacen más plausible la posibilidad de que esa fuente de energía reemplace para siempre a las hoy hegemónicas.
En ese camino, en octubre pasado, la Autoridad de Energía Atómica de China anunció que su reactor HL-2M fue activado exitosamente. Está instalado en la ciudad de Chengdu, al suroeste del país, y es un generador de energía limpia ilimitada a partir de la fusión nuclear controlada, que alcanza los 150 millones de grados Celsius. Semejante potencia hizo que los propios desarrolladores lo bauticen como el ‘Sol artificial’. Y eso que puede sonar una exageración pero no lo es: representa 10 veces lo que se da en el núcleo del Sol, sonde se alcanza solamente 15 millones de grados Celsius.
El Tokamak Huanliu-3 (HL-3) -auspiciado por el gobierno chino- logró crear una estructura de campo magnético avanzada por primera vez en la historia, de ahí también que se haya acuñado el concepto de «Sol artificial». El nuevo reactor -desarrollado bajo la tutela de la Corporación Nacional Nuclear de China (CNNC)- demostró ser estable y funciona integrando una cámara de vacío en donde la alta temperatura y la presión extrema de gas se combinan, produciendo un plasma para iniciar la fusión nuclear. Entonces, la fusión de los núcleos en los átomos genera energía con menos desechos nucleares; en comparación con la fisión nuclear, el proceso opuesto que divide a los átomos y que hoy se realiza en centrales eléctricas.
Según Yang Qingwei, ingeniero jefe del reactor, “el HL-2M es capaz de generar plasma de más de 150 millones °C. La duración de la descarga es de alrededor de 10 segundos, con un tiempo de confinamiento de energía de unos pocos cientos de milisegundos“. Por eso muchos especialistas lo consideran un importante avance científico, que podría conllevar a un camino para impulsar una energía de forma más segura y limpia. Y que, junto al fenomenal hallazgo del mega yacimiento de torio, promete en convertirse en una revolución en la materia. Una revolución que puede cambiar la historia y el futuro de la Humanidad. Y generar una «energía infinita».
Por Gabriel Michi, en Mundo News