Así llegó D'Alessio a declarar ante el juez Ramos Padilla. Foto: Rolando Andrade.

D’Alessio fue imputado por asociación ilícita y vuelve a declarar este lunes

El abogado Marcelo D’Alessio declaró este domingo durante cuatro horas ante el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla. Además de lo extensa que resultó la indagatoria, que va a seguir hoy, la sorpresa de la primera jornada de declaración fue que D’Alessio, detenido por la extorsión al empresario Pedro Etchebest, quedó imputado por asociación ilícita, lo que indica que para el juez podría haber más personas involucradas en los hechos investigados.

Como es sabido, las personas denunciadas por Etchebest incluyen al fiscal Carlos Stornelli, ya que D’Alessio le pedía los 300 mil dólares en su nombre. Además aparecerían otros, en la línea de lo que el operador ya declaró el martes al presentarse “espontáneamente” ante otro juzgado –cuando todavía no había sido arrestado– para adelantar la línea de lo que será su descargo.

En ese adelanto aseguró, sin pruebas, que los responsables del pedido de dinero fueron dos ex comisarios de la Policía Bonarense, supuestamente vinculados a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi.

La indagatoria fue suspendida hasta mañana por un planteo de D’Alessio, que se manifestó agotado y quiso tomar un descanso. Ramos Padilla dispuso que continúe detenido para ser trasladado hoy otra vez al juzgado.

A su vez, según confirmaron a PáginaI12 fuentes con acceso al caso,  el fiscal Juan Pablo Curi pidió ampliar el requerimiento de instrucción. Una herramienta que supone el pedido de más medidas de prueba y es utilizada para incluir hechos nuevos, o más imputados.

Ramos Padilla ordenó detener a D’Alessio el viernes pasado, tras realizar dos allanamientos a sus propiedades en los que le encontraron tecnología para el espionaje, armas, una placa de la DEA y remeras del FBI. También elementos sobre un patrimonio desmedido: además de su casa en el country de Saint Thomas, el operador resultó ser dueño de un departamento en Puerto Madero, otra propiedad en el Chaco, diez automóviles de alta gama, dos motos de alta cilindrada, un yate y una colección de relojes que por ahora no se sabe si son legítimos o tan truchos el título de experto en seguridad desde el que D’Alessio operaba, sostenido en su renombre por los medios que operan para el gobierno.

En la denuncia por extorsión que hora investiga el juez Ramos Padilla, Etchebest señaló por el requerimiento de dinero tanto a D’Alessio como a Stornelli, en nombre de quien el abogado le pidió el pago de los 300 mil dólares que, supuestamente le evitarían aparecer mencionado en la causa de los cuadernos. Está probado que el abogado cobró 14.700 dólares de la extorsión. En la demanda inicial, Etchebest acompañó su escrito con grabaciones de audio, capturas de pantalla de conversaciones por whatsapp y fotografías sobre la relación que D’Alessio mantenía con el fiscal, de la que hacía gala para apurarlo a poner el dinero.

D’Alessio ya había dado a conocer cuál sería una de sus líneas defensivas en una primera declaración hizo en la madrugada del martes, presentándose de manera “espontánea” en los tribunales de Lavalle, en un juzgado llamado de habeas corpus, abierto 24 horas. Aseguró que recurría a la Justicia porque los ex comisarios, en especial Bogoliuk, lo estaban persiguiendo para evitar que contara cómo lo habían contactado para “investigar” a Etchebest. El abogado dijo que lo estaban siguiendo con varios autos – una Kangoo, un Peugeot 308 y otros–, que su vida peligraba y que que había logrado despistar a sus perseguidores en la Costanera.

En esa presentación dijo fue convocado a “investigar” a Etchebest por Ricardo Bogoliuk, un comisario de la Policía Bonaerense que –asegura– se presentó ante él como espía de la AFI. Involucró además a un segundo (y conocido) comisario de la fuerza, Aníbal Degastaldi. Ellos, sigue su planteo, lo cebaron para que le pidiera a Etchebest los 300 mil dólares, en nombre de Stornelli, cosa que hizo convencido de que así se podría seguir “la ruta del dinero K a la inversa”, es decir, ver de dónde sacaba el dinero el empresario. Pero en realidad (completó su insólita versión) todo era una operación de los comisarios para perjudicarlo a él y a Stornelli.

Sobre por qué había accedido a hacer este encargo, dijo que no era un trabajo pago, sino que lo encaró para obtener repercusión en los medios y el prestigio de ser un buen investigador.

Página/12

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