Tras cuatro días de reuniones bajo el liderazgo del cacique Raoni Metuktire, más de 600 indígenas firmaron una carta-manifiesto en la que denuncian la política genocida que aplica hoy el Gobierno de Jair Bolsonaro contra los pueblos nativos.
Nombrado Manifesto de Piaraçu, por la aldea ubicada en el estado de Mato Grosso (centro-oeste), el texto denuncia el proyecto en curso del Gobierno, al que califica de ‘genocidio, etnocidio y ecocidio’. Citando obras controvertidas realizadas en la Amazonia, como la represa hidroeléctrica de Belo Monte, el líder indígena afirmó que esos proyectos no eran buenos para las comunidades originarias.
‘El hombre blanco es muy codicioso’, dijo Metuktire, de 89 años, en su último discurso antes de firmar el pliego. En varios momentos, de pie en el centro de la Casa de los Hombres, sede del evento en Mato Grosso, fue interrumpido por los aplausos. Anteriormente, los participantes habían honrado al cacique con danzas y canciones típicas de sus grupos étnicos.
El documento destaca el reconocimiento de los derechos de los indígenas en los artículos 231 y 232 de la Constitución Federal de 1988, además del convenio internacional que establece que en el caso de proyectos que impacten a los nativos, éstos deben ser consultados previamente.
‘El actual presidente de la República está amenazando nuestros derechos, nuestra salud, nuestro territorio’, alerta la carta, en referencia a las intenciones de Bolsonaro de liberar la minería, el agronegocio y el arrendamiento de tierras, con la elaboración de proyectos de ley en curso.
En una de sus apariciones internacionales en 2019, el mandatario ultraderechista declaró en la Asamblea de las Naciones Unidas que no reconocía al Raoni como líder indígena en Brasil. Por este episodio, la misiva reafirma el papel central del cacique en su lucha firme y pacífica por los derechos de estas comunidades. ‘Por eso apoyamos su candidatura al Premio Nobel de la Paz’, atestigua el documento que deberá ser entregado al Congreso Nacional los próximos días.
‘Quien nació primero no fue Brasil, fuimos los pueblos originarios y fuimos masacrados, pero seguimos resistiendo para existir’, declara el escrito.
Según el último censo nacional, unos 900 mil brasileños se reconocen como indígenas. Sin embargo, en las últimas décadas, los expertos dicen que este número ha ido en aumento. Se trata de familias mixtas expulsadas de sus territorios a lo largo del tiempo y que ahora buscan recuperar su identidad colectiva.
Prensa Latina / El Comercio