El bien común y la paz social

Por “Un solo Jujuy, el de todos”. La paz social no puede ser entendida como una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de un sector sobre el otro. Esto sería una falsa paz, que serviría como excusa para justificar un poder que silencie o tranquilice a los más pobres, de manera que aquellos que gozan de los mayores beneficios puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los más relegados sobreviven como pueden.

Las reivindicaciones sociales, que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión social  y los derechos humanos, no pueden ser sofocadas con el pretexto de construir  un consenso de escritorio para una minoría feliz. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Toda paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia.

Los ciudadanos de Jujuy estamos viviendo en tensión entre la coyuntura del momento y el tiempo del horizonte mayor, convencidos de que el tiempo es superior al espacio es que  nuestra generación debe comprometerse a trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Uno de los errores que a veces  advertimos en la actividad sociopolítica, consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos, intentando tomar posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación.

Vivimos en permanente conflicto, no podemos ignorarlo o disimularlo. Hay que asumirlo. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el sentido de la unidad profunda de la realidad.

Debemos situarnos ante el conflicto, aceptar el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso. De este modo, se hace posible desarrollar una comunión en las diferencias, debemos construir una amistad social: siempre la unidad es superior al conflicto.

También estamos convencidos que “la realidad es superior a la idea. Entre las dos se debe instaurar un diálogo constante, evitando que la idea termine separándose de la realidad, es peligroso vivir en el reino de la sola palabra y de la imagen. La idea desconectada de la realidad origina idealismos ineficaces, que a lo sumo clasifican o definen, pero no convocan. Lo que convoca es la realidad iluminada por el razonamiento. Hay que pasar de la idea a la acción. Hay políticos  que se preguntan por qué el pueblo no los comprende y no los sigue, si sus propuestas son tan lógicas y claras. Posiblemente sea porque se instalaron en el reino de la pura idea y redujeron la política a la retórica.

No debemos perder de vista lo nuestro, lo local nos hace caminar con los pies sobre la tierra, siendo capaces de dejarnos interpelar por el diferente y de valorar nuestra propia cultura e idiosincrasia, siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos.

Pero hay que hacerlo sin evadirse, sin desarraigos. Es necesario hundir las raíces en la tierra fértil y en la historia del propio lugar. Trabajemos en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia. Del mismo modo, una persona que conserva su peculiaridad personal y no esconde su identidad, cuando integra cordialmente una comunidad, no se anula sino que recibe siempre nuevos estímulos para su propio desarrollo.

Es nuestra intención desde nuestra agrupación, “Un solo Jujuy, el de todos”, reflexionar junto a ustedes y con la ayuda de la exhortación del Papa Francisco “Evangelii gaudium”, sobre cómo alcanzar, en nuestra querida provincia la tan ansiada paz social y el bien común.