Emotiva misa de Jorge García Cuerva en la Catedral de Buenos Aires para despedir a Francisco

El arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge García Cuerva, cerró los homenajes al papa Francisco en la Ciudad ante 300 sacerdotes, el nuncio apostólico y funcionarios de todo el país junto a más de 70 delegaciones diplomáticas.

La ceremonia religiosa tuvo lugar frente a las escalinatas de la Catedral de Buenos Aires, donde el papa vivió y ejerció gran parte de su actividad pastoral como sacerdote. Comenzó después de las 10 horas.

El lunes pasado, día del fallecimiento del Santo Padre, el arzobispo de la arquidiócesis, había ofrecido una homilía en la emblemática sede de culto católica.

Participaron Victoria Villarruel, Axel Kicillof y Jorge Macri, entre otros dirigentes del arco político nacional. Cientos de personas estuvieron presentes.

Al finalizar la ceremonia en Buenos Aires, se realizó un abrazo simbólico a la Plaza de Mayo, mientras se proyectaron varios videos de Francisco en pantalla gigante.

El grito de “Viva el Papa”, retumbaba en la Plaza de Mayo, mientras cientos de feligreses, con sus pañuelos en alto, comenzaron una peregrinación por la Casa Mama Antula, Constitución, los hospitales Borda, Tobar y Rawson, el Hogar de Cristo sede San Alberto Hurtado y la parroquia Virgen de Caacupé.

Vale recordar que, desde la madrugada, la Catedral vivió una vigilia con canciones, velas y banderas en medio de la lluvia, a la espera de la misa porteña y del funeral en la Plaza San Pedro del Vaticano.

El arzobispo de Buenos Aires encabezó la misa en homenaje al papa Francisco. “Dios nuestro, que recompensas con justicia a todos los hombres, concede que tu servidor, el papa Francisco, a quien constituiste sucesor de Pedro y pastor de toda la Iglesia, pueda gozar eternamente en el cielo de los misterios de la gracia y del perdón, que él administró fielmente en la Tierra”.

“El Evangelio de hoy nos dice que los que habían acompañado a Jesús estaban afligidos y lloraban, como nosotros hoy. Lloramos porque no queremos que la muerte gane. Lloramos porque se murió el padre de todos. Lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física. Lloramos porque nos sentimos huérfanos. Lloramos porque no terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial», expresó.

Además, enunció: “No terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho y no queremos que nos pase lo que cantaba Carlos Gardel en uno de los tangos: las lágrimas taimadas se niegan a brotar y no tengo el consuelo de poder llorar», expresó el arzobispo.

“Recordemos palabras del Papa cuando nos decía ´al mundo de hoy, nos falta llorar´, lloran los marginados, aquellos que son dejados de lado, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades, no sabemos llorar”, recordó García Cuerva.

El arzobispo sostuvo que Francisco, a lo largo de su pontificado, “desenmascaró proféticamente a varios demonios que hacen sufrir mucho a la humanidad. Por ejemplo, el demonio de la guerra. Y nos decía: como hombre de fe, creo que la paz es el sueño de Dios para la Humanidad”.

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