Por Camilo Kay Haro Galli. Juan Antonio Guanuco fue detenido durante la brutal represión del sábado 17 de junio en el corte que aún mantienen las comunidades originarias en Purmamarca. Tras ser excarcelado, volvió al corte y desde allí le contó su experiencia a El Submarino Diario.
Nació a mediados de la década de 1980 en Mina El Aguilar, pero cuando tenía 8 años su padre quedó desocupado cuando la empresa suspendió sus operaciones durante el gobierno de Carlos Menem. Así, sus padres se instalaron en Tilcara, como muchas de las familias mineras por esos años.
Tras terminar su secundaria, Juan Antonio emigró a Tierra del Fuego. Allí pasó por una experiencia similar a la de su padre: en 2017, Hitachi lo dejó sin trabajo por su militancia sindical. Y se volvió a Jujuy. De regreso, trabajó en restaurantes y otros servicios turísticos hasta que decidió manejar un remis y, mientras tanto, cursar la tecnicatura en Turismo. Junto su pareja y sus hijos logró construir una casa en el Barrio Sumay Pacha, un loteo popular entre Maimará y Tilcara.
El sábado pasado fue junto a su compañera a la manifestación en Purmamarca, cansados de “los sueldos de hambre”, a pesar de que era un fin de semana largo y su trabajo está vinculado al turismo.
El sábado 17, el Gobierno de Jujuy envió a unos 400 policías uniformados y una cantidad similar de infiltrados a esa localidad quebradeña con el objetivo de despejar la protesta contra la reforma constitucional que despoja a los pueblos indígenas de sus derechos más básicos. Fueron cuatro operativos represivos. Guanuco perdió su calzado, sus llaves y le robaron el celular. Lo detuvieron. Lo liberaron a las 2 de la madrugada y volvió a la movilización a colaborar con la olla popular.
Pasados unos días, contó su experiencia. Asegura que lo redujo «personal civil, infiltrados”, un grupo de cuatro personas, que lo trasladaron directamente al penal, algo que no corresponde.
«Estuve todo ese día descalzo, siempre les pedí agua y zapatillas, ir al baño, y nada. Me sacaron fotos desnudo. La experiencia no es recomendable para nadie”, repasa.
En el penal, lo ubicaron junto a otros detenidos en «un SUM, un tinglado grande, nos tiraron unos colchones y unas frazadas; hacía mucho frío”. Gracias a la intervención del Comité de Prevención de la Tortura, los cambiaron a unas aulas. Agradece que “los organismos (de derechos humanos) exigieron que nos dieran comida”.
Juan relata: «Todo ese tiempo con incertidumbre. Tenía mucha bronca, tensión y dolor de cabeza por el estrés. Yo sufro de ansiedad. Pero no había atención. Nos hicieron sentir como unos delincuentes”.
Sobre la reforma constitucional que llevó adelante el gobierno de Gerardo Morales que motivó las protestas, afirma que es «inconstitucional y antidemocrática» y que va «en contra de todos nuestros derechos». Y aclara: «No sólo de los que estamos acá, los aborígenes, los docentes, los de salud… sino de todas las personas. No garantiza una forma digna de vivir».
“Gerardo Morales salió a decir en Buenos Aires que instauró la paz, pero no es así. Al contrario. Siempre nos reprimió, nos silenció, nos cercenó y nos censuró. A los docentes los tenía amenazados de que si hacían una marcha los afectaba en sus planillas”, afirma.
Y agrega: «Esta reforma que hizo entre gallos y medianoche, arbitrariamente, atenta contra todos, contra todos los jujeños, especialmente mis hermanos».
Para Guanuco, “Jujuy nunca vivió en democracia, por lo menos desde que asumió Gerardo Morales».