Por Julio Quintana Tendencia Partido Obrero. Los obreros de la finca estatal Rio Negro-Chalicán, quienes se declararon unánimemente en huelga por tiempo indeterminado desde el lunes pasado, acaban de conquistar una parte importante de su pliego.
Obtuvieron la duplicación del tiempo de trabajo para los compañeros contratados (10 meses), la categorización de los regadores, la reparación de maquinarias y mejora de los canales de riego; y la reposición de la ambulancia permanente en la finca, que fue sustraída por el gobierno hace tiempo.
Golpe al vaciamiento
Estás importantes conquistas son parte de un pliego más extenso. La actual administración, en manos del puntero radical Ricardo Vargas, no realiza los aportes previsionales y a la obra social, ni paga ART. Tampoco reconoce licencias ni horas extras e incumple el pago de una suma a cuenta de la paritaria azucarera en curso, ya que los obreros de Chalicán están afiliados al sindicato de obreros del azúcar del ingenio La Mendieta y venden su producción de caña al ingenio Ledesma.
Pero además, los obreros denunciaron que el actual administrador dirige un proceso de vaciamiento de la finca, ya que no hacía inversión y mantenimiento alguno sobre la maquinaria e insumos de trabajo mientras promovió y promueve el avance indiscriminado del arrendamiento de las tierras de la finca en detrimento de una producción bajo administración. Por lo mismo, los empleados contratados solo llegan a trabajar apenas 4 meses y medio. La calidad de la caña de azúcar producida es muy baja y no se ha sembrado toda una serie de hectáreas, por lo que el año que viene habrá menos producción y trabajo. De hace años no se habilita la efectivización de los contratados para reemplazar a los obreros que se jubilan, por lo que crece la precariedad laboral. Por el trato despótico y arbitrario por parte del administrador, los trabajadores reclamaron también su remoción.
Gobierno doblegado
Desde que comenzó esta huelga, el gobierno de Morales decidió ningunearla. Sus funcionarios del ministerio de producción exigieron el levantamiento de la medida de fuerza para “dialogar”, pero los trabajadores rechazaron de inmediato esta extorsión.
El punto de inflexión se produjo cuando este miércoles los obreros decidieron cortar la ruta 34 junto con sus familias y la población de Chalicán. Reclamaron además la refacción de la escuela local que se cae a pedazos y tiene los baños colapsados, el cumplimiento de los acuerdos de sesión de tierras para viviendas, que se vuelva a dotar de una ambulancia al centro de salud del pueblo y muchos otros reclamos. El gobierno respondió al corte con amenazas policiales primero, lo que llevó a mantener el piquete sobre una calle interna de la finca, frente a la administración, pero rápidamente tuvo que abrir una reunión con los delegados de los obreros admitiendo que el paro siga.
Una nueva etapa de lucha
La lucha de los obreros de Finca el Chalicán ha superado el escollo de la actual directiva del sindicato de obreros azucareros de La Mendieta, quien oficia como una correa de transmisión de la patronal y del Estado; y que los había abandonado a su suerte desde casi el inicio de su mandato, permitiendo una avanzada antiobrera de la administración de Vargas. Con este paro y este triunfo parcial, los obreros de Chalicán han cerrado ese ciclo y tienen por delante ahora toda una agenda de lucha, que refleja su profunda comprensión sobre el proceso de vaciamiento en curso de la finca y que de conjunto sigue siendo la orientación del actual administrador y del propio gobierno de Morales.
Su reclamo de una rendición de cuentas sobre los ingresos y egresos de la finca, especialmente sobre los fondos provenientes de los arrendamientos sigue pendiente, junto con otras reivindicaciones particulares.
Ahora es necesario garantizar el cumplimiento del acta recientemente firmada, sobre todo en lo que hace a las inversiones para poner en pie los tractores y otras maquinarias y poner en condiciones el sistema de riego. Esto plantea la necesidad de mantener y reforzar la organización obrera bajo la perspectiva de un control obrero sobre la producción de la Finca Río Negro- Chalicán.
Esta huelga obrera puso de relieve el estado de ánimo que recorre a la clase obrera jujeña ante la debacle social y sanitaria que atraviesa a la provincia y que ya ha desatado reclamos y movilizaciones del personal de salud, docentes, trabajadores de diferentes ramas ante los contagios de covid-19 (mineros, azucareros, rurales, choferes), ocupaciones de tierra por el hacinamiento y la falta de vivienda, etc. Esta victoria es un round de una pelea más general de los trabajadores jujeños, contra un gobierno cada vez más repudiado y con menos recursos políticos para maniobrar contra los trabajadores.