la noche de los lapices

La juventud y la Noche de los Lápices

la noche de los lapicesPor AJI-20 (agrupación estudiantil universitaria). El genocida golpe patronal-militar de 1976 tenía ordenadas, como ha reconocido el mismo Antonio Bussi, desde un mes antes de producirse, las listas de personas que debían ser borradas de la faz de la tierra.

 Este listado del programa de exterminio sistemático no estaba formado sólo por militantes de agrupaciones armadas sino, mayoritariamente, por obreros y estudiantes que desde su posición en las distintas organizaciones civiles, sindicales y políticas, habían logrado crear y mantener una conciencia de la necesidad de cambio social que tenía el país.

 La idea de fondo era descabezar cualquier movimiento crítico para “pacificar” a las clases dominadas del país, transformándolas en temerosas e inertes para así imponer a sangre y fuego un modelo económico que no termina de perfeccionarse sino hasta la época de Menem.

 Como se preveía un cambio de fondo, el terror se extendió a absolutamente todas las generaciones y grupos que estuvieran en condición de generar, en ese momento o en el futuro, alguna idea de un país mejor.

 El tema de la juventud les importaba especialmente, pues, por un lado serían éstos los hombres del futuro, por otro, los momentos históricos que estaba viviendo América Latina entera proporcionaban una experiencia de caminos críticos, independentistas y dignificantes, allá estaban las experiencias de la victoriosa revolución cubana, del camino democrático al socialismo de Allende en Chile, del Cordobazo en nuestro país.

 Para los ojos de los militares estas experiencias hacían que una buena parte de la juventud fuese considerada como “definitivamente perdida”. Por todo ello los estudiantes secundarios constituían para los militares un área de intervención.

 El cuidadoso seguimiento de la inteligencia militar a su generación víctima se inició ya en tiempo democráticos y fue acumulando fojas de sus cabecillas, que fueron considerados “subversivos”.

 Por esto se toma como hito de origen de “la noche de los lápices” a la protesta estudiantil por el reclamo de un boleto estudiantil, realizada en 1975, antes del golpe de estado.

 En esencia, la protesta fue seguramente el origen del seguimiento militar, pero las causas de la decisión de terminar con sus vidas se conecta, con la finalidad más profunda de realizar un batacazo generacional.

 Los estudiantes desaparecidos en la noche de los lápices no resultaban un peligro para los fines militares por esa protesta, sino por el mismo espíritu de protesta que poseían y por las ideas de un futuro mejor que podían esparcir a otros miembros de su generación.

 Por la militancia comprometida de estos chicos y por sus dotes de liderazgo, matar a ellos era matar a toda la generación. Al menos eso creyeron los rústicos militares que, aún habiéndonos robado a nuestros líderes e impuesto el peor de los modelos económicos, nunca pudieron acabar con las ideas que sustentaban y sustentan la lucha de los jóvenes, adultos y ancianos que siguen buscando un mundo mejor.

 Al final, como dijo el poeta: “podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”.

x

Check Also

Periodistas Argentinas responden al pedido de disculpas de Brieger

El colectivo Periodistas Argentinas dio a conocer una respuesta al pedido de disculpas del periodista especializado en temas internacionales Pedro Rubén ...