Los policías son ahora más violentos que antes con las personas trans

El colectivo trans asegura que nada cambió: siguen padeciendo el maltrato policial. Los efectivos las detienen y les piden “favores sexuales” para liberarlas. Aunque hay matices. Dicen que los policías antes se cuidaban de lo que decían, aunque no de lo que hacían. Ahora, en cambio, ni siquiera miden sus palabras. “Digo lo que que quiero porque sé que no me va a pasar nada”, parece que pensaran. Así lo aseguró a El Submarino Radio Lourdes Ibarra, de la Fundación Damas de Hierro.

La semana pasada se realizó una jornada nacional de la Red Diversa Positiva en San Pedro, con participación de representantes del colectivo LGBTIQ de varias provincias del país. Hubo capacitaciones sobre salud y derechos, y reuniones para definir acciones para este año. Ibarra está satisfecha con el resultado del encuentro. Dice que “la gente se fue completamente contenta” y señala la cuestión del cupo laboral para personas trans como la reivindicación central en las acciones que se vienen.

Pero queda pendiente un viejo problema: el de las fuerzas de seguridad. El plan es armar una comisión de trabajo con participación de la justicia, la policía y las organizaciones de la sociedad civil, para capacitar en temas como paridad de género y violencia institucional. “La idea es empezar a corregir estas cuestiones que están pasando tan fuertemente en la provincia en relación a la violencia de la policía”, explica.

-¿Qué opinan del Código Contravencional? Se han levantado voces diciendo que es muy coercitivo para con los grupos de sexualidad diversa.

-A mí no me parece que sea así. Hay cosas del Código en las que nosotras hemos trabajado. Por ejemplo, con los artículos como el que prohibía la vagancia, el de la vestimenta, el que hablaba del atentado a la moral, nos atacaban a nosotras y la policía nos detenía todo el tiempo y nos hacía lo que quería.

-¿Eso cambió?

-No, lo sigue haciendo. No es que desde el primero de enero cambió algo, sigue siendo exactamente lo mismo. En realidad la policía empeoró con el cambio. Por eso creemos importante que se cree un organismo para que los efectivos empiecen a cumplir. Lo que pasa es hacer una ley no significa que la gente cambie automáticamente. Mucho menos la policía. Hay una cosa muy hipócrita, porque el policía sigue pensando que puede hacer lo que se le cante. Andan por la calle y nos amenazan, con el mismo nivel de impunidad. La seccional de acá de Palpalá tiene más o menos unas 20 denuncias de casos de jóvenes que han sido golpeados o maltratados por un policía. Es la violencia institucional.

-¿Hablaron con el ministro de Seguridad, Ekel Meyer?

-No hemos tenido la posibilidad de hablar con él. Sí hablamos con el jefe de Policía, y acá en Palpalá estamos a la espera de entrevistarnos con el jefe de la unidad 8, que se acercó a nosotras, se presentó y nos pidió juntarnos para ver de qué modo podemos colaborar, con un taller o algo así, para tratar este tema. Porque es real esto de la violencia.

-¿La policía está más violenta que en la gestión anterior?

-Antes la policía mostraba con su acción, no decía nada; en cambio ahora acciona y te lo dice. Me parece que antes había una cuestión de “hay cosas que no puedo decir porque me va a ir mal, pero igual la maltrato”, y ahora piensan “la maltrato y le digo lo que quiero porque sé no me va a pasar nada”.

-¿En qué consisten esas acciones, ese maltrato?

-De todo. Está el favor sexual, el limpiar… para dejarte libre. Todo eso sigue pasando.

-¿Favor sexual? ¿Felatio, penetración…?

-En ese orden. Y no solo con uno; a veces con varios.

-¿Se puede hacer algo para evitarlo?

-¿Cómo qué?

-Hablar con el ministro, que es el responsable político de lo que hace la policía.

-Intentamos. Pero la verdad es que ahora estamos concentrando nuestra energía en el cupo laboral. De hecho apuntamos empezar a trabajar con el Inadi desde las bases, desde la escuela de los policías, y empezar desde la formación. Hay que trabajar con las cabezas.