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Las presidentas de Brasil, Dilma Rousseff, y de Alemania, Angela Merkel, acordaron ayer en Brasilia un mecanismo de diálogo político intergubernamental, que incluirá encuentros bianuales de jefes de Estado, para darle mayor dinámica a las relaciones económicas y comerciales, retomar las negociaciones para un acuerdo Mercosur-Unión Europea, y señalaron sus respectivas metas contra el cambio climático. “Alemania es la cuarta economía del mundo y Brasil la séptima.
Alemania es la mayor economía de Europa y Brasil la mayor de América latina, por lo que en este escenario de incertidumbre internacional, esta sociedad (entre ambos países) es aún más importante”, declaró la mandataria brasileña, que invitó a las empresas germanas a invertir en Brasil.
Merkel, a su vez, presionó al gobierno de Brasil para que abra más sus mercados a compañías extranjeras, y dijo que veía una oportunidad de alcanzar un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el bloque sudamericano Mercosur.
Así como Merkel, Rousseff valoró la retomada de las negociaciones para un acuerdo comercial entre el Mercosur y la UE, de las que aseguró que se encaminan hacia un intercambio de ofertas antes de fin de año, y consideró que llevarlas a buen puerto será “un gran paso hacia una mayor cooperación” entre ambos bloques.
La canciller, sin embargo, no descartó la posibilidad de que el acuerdo de libre comercio entre ambos bloques se realice de manera que algunos países adhieran al tratado en “velocidades diferentes” al resto.
“Debemos considerar si podremos encontrar formas que permitan velocidades diferentes”, dijo ayer la jefa del gobierno alemán. En el Mercosur presionan a favor de un tratado de libre comercio con la UE Uruguay y Paraguay; este año se sumó Brasil, cambiando el balance a favor de esa opción.
Mayor inversión. Según afirmó Merkel, “las empresas alemanas quieren y están dispuestas a invertir más en Brasil”. Hoy actúan allí 1.400 empresas germanas. Los empresarios europeos se han mostrado preocupados ante el avance de la crisis brasileña, asociada a un debilitamiento del gobierno de Rousseff, cuya renuncia piden amplios sectores de la población.
En un intento por reactivar la economía, que se contraerá este año y también el año que viene, Rousseff aprovechó el encuentro con la gobernante más poderosa de Europa para presentarle su plan de inversiones en logística lanzado en junio. Es un ambicioso programa de concesiones en obras en puertos, aeropuertos, carreteras y vías férreas, que destinará inversiones estimadas en 198.400 millones de reales (unos 51.800 millones de euros).
La reunión entre ambas mandatarias se produce cuando el gobierno brasileño atraviesa una crisis económica y política, y un día después de que el Banco Central anunciara que el país en “recesión técnica”, ya que los dos primeros trimestres del año tuvieron actividad económica negativa.
Merkel llegó a la capital brasileña en la noche del miércoles, acompañada de seis ministros y varios secretarios de Estado. La comitiva alemana fue recibida en el Palacio de la Alborada, residencia oficial de la presidenta, donde se celebró una cena.
