Por Luis Paz*. En este crepúsculo civilizatorio y decadente, Milagro lleva 3000 días presa. Esto significa que son 8 años, 2 meses y 16 días. Son los fríos datos del encierro de Milagro, encierro que es consecuencia de una decisión clasista, por ser ella una mujer indigenista, coya, lideresa y negra.
Leo y releo el fallo del Tribunal Oral Criminal Nº 3 de Jujuy y no tengo dudas de lo que venimos diciendo desde el 16 de enero de 2016: que su detención constituyó un verdadero laboratorio de persecución política, usando al vergonzante Poder Judicial. Algunas líneas más abajo desarrollaré este oprobioso transitar disfrazado de justicia.
También debo decir que “la política” hizo poco y nada. Durante aquellos años privaron arbitrariamente de libertad a muchos compañeros y compañeras. Un emblema fue Amado Boudou, ex vicepresidente, pero sin dudas la detención de Julio de Vido fue la entrega total de las banderas del peronismo. Con la honrosa excepción de la mayoría del bloque kirchnerista, el Congreso votó su desafuero en lo que fue un acto de claudicación de la política a manos de la derecha rancia y sus acólitos.
En diciembre de 2022 el entonces presidente argentino se comprometió con Abuelas, Madres e Hijos de desaparecidos a encontrar el mecanismo para liberarla.
Mientras tanto, hoy Milagro se deteriora física y psicológicamente, en forma paulatina y sin pausa, a pesar del humano y profesional tratamiento que recibe en la ciudad de La Plata para mitigar la trombosis venosa profunda que la aqueja.
Abogadas y abogados de algunos espacios fuimos capaces de imaginar herramientas para destrabar o mitigar esta herida democrática causada por el revanchismo.
Recuerdo a Paula Casal, abogada penalista y docente de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Avellaneda; a Sergio Job, abogado, doctor en Ciencia Política y docente de la Universidad Nacional de Córdoba, y Gabriela Carpineti, abogada y exdirectora nacional de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la Justicia. Trabajamos para darle al presidente Alberto Fernández los fundamentos de un indulto en una carta que titulamos ‘La libertad de Milagro Sala es posible si existe decisión política’.
Muchos tenemos la convicción de que el Derecho en la Argentina ha muerto y que debemos construir uno que se acerque a lo que necesita el pueblo, las grandes mayorías, en lugar del que está vigente hoy, que beneficia a pocos.
El Poder Judicial argentino, algunos jueces y juezas, son la raíz de nuestros problemas.
Y el Poder Legislativo es lento y viejo, sin capacidad para responder a las corrientes de la urgencia.
A pesar de todo esto, debemos seguir dando a conocer el proceso ilegítimo de detención y persecución de la organización que Milagro lidera, como también denunciando la vulneración de sus derechos humanos, y la existencia y vigencia de un plan siniestro de espionaje ilegal en Jujuy. Y debemos seguir exigiendo un justo proceso y la libertad de Milagro, mientras abrazamos con nuestra solidaridad a quienes durante todos estos años fueron criminalizados por su compromiso con el pueblo pobre, con el pueblo trabajador.
La persecución política, judicial y mediática a la que es sometida Milagro Sala y mis compañeros de la Organización Barrial Túpac Amaru tiene una autoría intelectual política y judicial clara: el exgobernador Gerardo Morales y ciertos miembros de la Corte Suprema de Jujuy, algunos jubilados y otros “renunciados”.
El claro objetivo fue diezmar la organización popular que había logrado quebrar el monopolio en la construcción de viviendas sociales y elaborar presupuestos participativos en la materia; que puso en jaque al sistema político y económico jujeño al denunciar pactos mafiosos con la última dictadura cívico, eclesiástica y militar, y que dio prioridad y protagonismo a las personas excluidas, indígenas, desocupados y desocupadas, con discapacidades, jóvenes, como sujetos de derechos y de transformación social.
Milagro Sala está presa por ser una dirigenta política que enfrentó al poder real.
En estos 3000 días, Gerardo Morales logró uno de sus objetivos: encarceló a Milagro. Pero no logró quebrar moral y políticamente a Milagro. Ella y nuestra organización están de pie.
A Milagro la acusaron de asociación ilícita, fraude en perjuicio de la administración pública y extorsión. Lograron sentarla en el banquillo de las acusadas, lograron que vaya a la cárcel y que en la prensa nacional e internacional su obra y su figura fuera denostada. Pero también fue conocida y conocida.
Milagro nunca supo de qué se la acusaba. La acusación no contenía indicación de fechas, ni modos de comisión de los delitos que le imputaban.
Milagro llegó a juicio sin conocer concretamente por qué estaba sentada frente a un tribunal.
La falta de claridad y la sorpresa sobre los hechos de los que acusaron a Milagro fueron continuas, algo que no se despejó en las instancias superiores de revisión.
Tampoco le permitieron incorporar pruebas periciales, documentales y testimoniales de descargo en la causa conocida como Pibes Villeros. El Tribunal Oral Criminal Nº3, en su resolución del 27 de junio de 2018, rechazó la totalidad de la prueba pericial y documental ofrecida, y admitió la declaración de solo seis testigos sobre los 83 que propusimos.
Milagro fue excluida del debate oral por más de 60 días, desde el 30 de agosto hasta el 6 de noviembre de 2018. La expulsión se dispuso por un hecho que ocurrió fuera del tribunal, en el marco de otra causa, y que no había puesto en riesgo la continuidad del proceso.
El tribunal de juicio negó categóricamente cualquier tipo de registro de las audiencias, lo que impidió dar a conocer su descargo y sostener las denuncias de irregularidades. Se impidió la presencia de la prensa -salvo declaración jurada de confidencialidad- y la toma de notas o registros: ni lápiz ni papel.
Compañeros y compañeras del campo popular, Milagro representó históricamente el acceso a derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de los miles y miles de postergados en Jujuy.
Tras 3000 días de su detención arbitraria e ilegal, sigamos exigiendo la Libertad para Milagro.
Por una democracia plena sin presas ni presos políticos.
Queda en nuestras manos terminar con este desaguisado.