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Hugo «el Coya» Condorí, expreso político e histórico militante de derechos humanos en la provincia, murió cerca de la medianoche en una clínica de San Salvador de Jujuy, donde había sido internado en la mañana del sábado con un cuadro de meningitis bacterial. Tenía 70 años y era uno de los referentes en la lucha por memoria, verdad y justicia, sobreviviente del terrorismo de Estado y valioso testimoniante en los juicios por los delitos de lesa humanidad cometidos en Jujuy durante la dictadura cívico militar.
Apenas conocida la noticia de su muerte, las redes se inundaron de mensajes, muchos de ellos cargados de incredulidad. «Todavía no era tiempo», escribió una mujer que aseguró sentirse «nieta del corazón» del Coya.
«El Coya fue de los compañeros más comprometidos con la denuncia de la complicidad empresarial y la defensa de los derechos humanos en Jujuy», recordó alguien más.
Condorí fue el primer presidente de la Asociación de ex Presos Políticos de Jujuy y Presidente del Partido Solidario (PSol) de la provincia. Fue también de los que batallaron sin pausa para que se juzguen los delitos cometidos en Jujuy durante la dictadura cívico militar, y su testimonio aportó información clave en el primer juicio, en 2012, donde relató su traslado y detención en la Unidad 9 de La Plata, aportando pruebas para condenar a los genocidas.
Había sido titular de la obra social del Sindicato de Obreros de Ledesma, y compañero y amigo de dirigentes sindicales que hoy permanecen desaparecidos. Sufrió prisión y tortura, y era el único integrante que quedaba vivo de la Comisión Directiva de la obra social del Ingenio Ledesma de los años setenta.
“Lo más doloroso de muchos de los tormentosos recuerdos que todavía nos asaltan por las noches es que aún, aunque con distinta magnitud y claramente en otro contexto, existen violaciones a los derechos humanos en nuestro país”, dijo recientemente.
Esperaba con ansiedad el inicio del próximo juicio de lesa humanidad en Jujuy, previsto para el próximo año, porque será el que devele los hechos conocidos como la Noche del Apagón y la participación del Ingenio Ledesma en la represión que se llevó a muchos de sus compañeros.
Una de sus últimas apariciones públicas reclamando al estado nacional que acate la resolución de Naciones Unidas y libere a Milagro Sala y a los otros tupaqueros, entre ellos, Raúl Noro.
El velatorio es en Ramírez de Velazco 137, desde las 8 de este domingo hasta el mediodía del lunes, cuando sus restos serán trasladados para su cremación.
«Hasta la victoria siempre» es el saludo más repetido, al que se suma El Submarino Diario con la convicción de que ni el sufrimiento ni la lucha del Coya habrán sido en vano.
