Opinión: Que Morales clarifique los alcances del Código Contravencional y su aplicación

Las primeras explicaciones que llegaron desde el Gobierno y la Policía de la provincia generan más preguntas de las que se levantaron apenas conocidos los hechos en la Facultad de Ciencias Agrarias. 

El primer comunicado de prensa del Ejecutivo justificaba el accionar policial a partir de reclamos de los vecinos que aparentemente se habrían quejado de ruidos molestos provocados por los estudiantes que estaban compartiendo un asado dentro del predio universitario.

Por su parte, el jefe de Policía, Aldo Soles, desmintió que hubiera habido violencia por parte de su personal, remarcó que el forcejeo «se debió únicamente a la actitud negativa y la resistencia de las dos personas que fueron demoradas, y no detenidas como se indicó» y avaló la intervención de los uniformados porque la reunión «no tenía autorización».

Se habló además de si los asistentes al asado habían o no tomado alcohol, cuando se trataba de un evento privado, y se invocó el Código Contravencional. 

Más allá de los repudios surgidos desde los más diversos sectores, una serie de preguntas comenzaron a aparecer en la ciudadanía en general, por lo que resulta imprescindible que el gobierno clarifique los alcances del Código Contravencional que, según dijeron, estaban aplicando los efectivos policiales. 

Si el problema es la música a alto volumen o la realización de una fiesta “no autorizada”, como indicaron en un primer momento, habría que dejar en claro si los ciudadanos deben pedir autorización para organizar una reunión en una casa particular.

¿Hay que pedir permiso para beber alcohol? ¿Hay que pedir permiso para poner música? Si el vecino se queja de «ruidos molestos», ¿la policía está habilitada para patear el portón de mi casa y obligarme a bajar el voluman?

Que el gobierno haga honor a su eslogan de “unión, paz y trabajo” y signifique esas palabras con los hechos. Porque en tanto el pueblo esté a merced de policías habilitados por el poder político para avasallar sus derechos, serán palabras vacías de contenido. O peor: la unión será solo la de quienes adhieren a un pensamiento único impuesto desde el poder real; la paz será la pasividad y sumisión de los ciudadanos frente a las prácticas autoritarias, y el trabajo quedará reducido a mantener a cualquier costo el empleo que se tiene o a salir a buscar changas después de haberlo perdido. 

Gabriela Tijman. Editora de El Submarino Jujuy