Piñeiro: «Nos quieren hacer creer que las provincias están en contra del aborto legal, pero no es así»

La escritora Claudia Piñeiro participa este lunes de una disertación que se realiza en San Salvador de Jujuy bajo el título «Derechos sexuales y reproductivos», en el marco de la serie de actividades organizadas en torno a la ley de aborto legal, seguro y gratuito que ya tiene media sanción de Diputados y que se debatirá el 8 de agosto en el Senado. «La idea es desmitificar que en las provincias la  mayoría de la gente está en contra de la legalización del aborto», señaló Piñeiro en diálogo con el programa Día 6

Junto a la escritora, estará María Luisa Storani, quien es parlamentaria del Parlasur, socióloga y psicóloga social, fundadora y coordinadora del Centro de la Mujer de San Fernando. La cita es a las 17.30 en el Hotel Palace Jujuy, Salón Augusto.

«En la votación en Diputados, fue un tema transversal entre los partidos políticos; ahora frente a la votación en el Senado, nos damos la mano todos los que estamos de acuerdo en que no mueran más mujeres por abortos clandestinos», comentó Piñeiro.

La actividad de este lunes es una más de una serie que se están desarrollando en todas las provincias del país. Arrancaron con mayor intensidad luego de que la vicepresidenta Gabriela Michetti afirmara que «en el interior del país» la mayoría de la gente está en contra de la ley.

«Queremos desmitificar la idea de que en las provincias están en contra. Estuve en Salta, que está mostrada como paladín de los que están en contra, y me encontré con pañuelos verdes en todas partes, incluso en un grupo de gente que hacía tai chi chuan en una plaza. Y en Tucumán participé de un festival de literatura, y estaba lleno de chicas con el pañuelo verde que se acercaban a mí para sacarse fotos», relató.

Es que Piñeiro integra el grupo de mujeres que encabezan la campaña para abrir el debate, presentar argumentos y despejar las dudas, con el objetivo de que se entienda que el aborto es un problema de salud pública y como tal debe ser encarado por los legisladores.

«Nos quieren hacer creer que en las provincias es distinto, pero no es así. Ocurre que la gente que tiene el poder nos baja un discurso y lo único que vale es lo que ellos creen. Sobre todo la iglesia», analizó.

Para ella, este tramo de la campaña también resulta esclarecedor. «En Buenos Aires aprendimos a mirar las provincias, vamos adonde nos convocan, nos pasamos material, videos, información. Nos estamos tomando de las manos. Hay en todos lados grupos de mujeres muy organizadas y muy en contacto para que salga la ley», describió.

-Por estos días se está trabajando en el dictamen que finalmente llegará a la Cámara alta el 8 de agosto. ¿Podría haber cambios en el proyecto que tiene media sanción?

-El dictamen que salió fue muy estudiado, pensado y corregido. No es exactamente el de la Campaña. Los diputados hicieron cambios y quedó uno muy bueno. Si ahora se necesita incorporar otros cambios para sumar a los senadores que no están de acuerdo con lo que se aprobó pero tampoco están de acuerdo con que mujeres mueran o queden mutiladas por abortos clandestinos, va a ser una gran victoria. Si tenemos los votos para que salga como está, mejor. Y si no, podemos ofrecer una variante. Como sociedad debemos llegar a un punto de encuentro.

-Si se incorporan cambios debería volver a Diputados. ¿No se correría el riesgo de que algunos diputados que votaron a favor cambien su voto por presiones? 

-Acá hay un problema de salud pública. La mujer aborta de todos maneras. Hay que apoyar todo lo que lleve a que haya menos abortos, como la educación sexual integral, las consejerías y todo lo que está contemplado en la ley. Los otros, los que están en contra, ofrecen la nada misma, ofrecen que todo siga igual que ahora. Es más, hay gente que en diputados votó en contra y hoy está arrepentida porque ahora tiene todos los argumentos. Entonces piensan «cómo no lo voy a aprobar después de todo lo que pasó».

-¿Cómo observa los episodios de violencia que se dieron en varios lugares del país en torno de este debate? 

-La agresión existe, y sale cuando no hay argumentos. En este punto la iglesia tiene una gran responsabilidad, porque los obispos están militando mucho para que no salga la ley. Incluso antes de dar la bendición, lo que no es correcto, los curas se despachan hablando en contra. Yo creo que tienen que ser responsables porque su palabra ejerce mucho poder en su gente. Está lanzando a la gente a la calle como a misionar, diciendo cosas como que «están asesinando» o que es «un genocidio de guante blanco», como dijo el Papa. La gente se puede desmadrar y eso es lo que está pasando. Pero yo pongo la responsabilidad en la iglesia y en los núcleos de poder, más que en la gente, porque cualquier persona puede tener algún problema de agresividad, lo que sería un problema psicológico de cada uno.

-Esta campaña ha mostrado una enorme participación de la gente joven. ¿Qué lectura hace de este aspecto?

-Es una de las cosas más hermosas. Volvió la política, el interés por una causa. Los jóvenes quieren una causa y saben que esto es para ellos. Ven gente grande, que está absolutamente fuera del aborto, decidiendo lo que ellos van a tener que hacer. Y es vergonzoso que vean esa violencia de parte de los adultos. Ellos nos están dando el ejemplo a nosotros, sobre todo por la alegría con la que están peleando por un derecho. Los que están en contra hablan de muerte y critican que estamos alegres. Pero no me corran por ese lado. Estamos pidiendo por un derecho, por la libertad. Estamos pidiendo que no se obligue a una mujer a ser madre si no quiere serlo, que una niña de 12 años no esté obligada a ser madre después de haber padecido una violación de su padre.

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