El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, dispuso «toque de queda» y «militarización» del Distrito Metropolitano de Quito y sus alrededores, en medio de fuertes protestas contra el ‘paquetazo’ en la capital ecuatoriana.
La medida rige a partir de las 15:00 horas (hora local) y fue anunciado con apenas 38 minutos de anticipación; mientras miles de personas permanecen en las calles de la urbe.
Según Moreno, la medida «facilitará la actuación de la fuerza pública frente a los intolerables desmanes de violencia».
«Vamos a restablecer el orden en todo Ecuador», dijo el mandatario, minutos después, en una breve cadena de radio y televisión.
La Secretaría General de Comunicación de la Presidencia amplió la información. Señaló que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional «patrullarán las calles para dar cumplimiento a esta disposición».
«Esta medida se adopta para identificar claramente quiénes están alterando el orden y la paz en la capital ecuatoriana, y para resguardar la seguridad de los ciudadanos y de los bienes públicos, incluido el patrimonio cultural nacional», reza el comunicado.
Miles en las calles de Quito
En Quito, hay miles de manifestantes apostados en el centro de la urbe, principalmente del movimiento indígena, agrupado en la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE); que han resistido durante estos días una fuerte represión policial y militar.
Los miembros de este movimiento son de diferentes provincias del país.
Ante el toque de queda, la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia pidió al movimiento indígena que se resguarden en la Casa de la Cultura de Quito, que curiosamente fue un blanco de la represión policial hasta horas de la madrugada de este sábado; y en los centros de acogida que han proporcionado las universidades aledañas.
Pero, en las calles quiteñas no solo está el movimiento indígena. A ellos se han sumado otros cientos de descontentos provenientes de diferentes provincias y barrios del norte y sur de la capital.
La disposición de la Presidencia dio a estos ciudadanos apenas un poco más de 30 minutos para que se trasladen a sus hogares.
Tras la entrada en rigor de la medida, las manifestaciones no cesaron en la capital ecuatoriana.
Recomendación a turistas
El Ministerio de Turismo, por su parte, recomendó a los turistas que se encuentran en la ciudad permanecer en sus lugares de hospedaje o en algún sitio seguro.
«Esta disposición estará vigente hasta nuevo aviso de fuentes oficiales», señala la entidad.
¿Y el diálogo?
El mandatario anunció esta medida poco después que la CONAIE anunciara que acepta el diálogo directo con el mandatario sobre la derogatoria o revisión del Decreto Ejecutivo 883.
La CONAIE respondió, de esta manera, al llamado que había hecho el mandatario la tarde de este viernes.
El decreto 883, que desencadenó estas fuertes protestas, establece la eliminación de los subsidios a los combustibles y, por ende, el aumento de sus precios.
En otro comunicando, poco después del anuncio del toque de queda, el Gobierno envió un mensaje a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Quito y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana para que agilicen la instalación del diálogo «a la brevedad posible».
Las manifestaciones se han extendido por 10 días y han dejado un saldo de seis muertos, 937 personas heridas y 1121 detenidos, según información proporcionada por la Defensoría del Pueblo al mediodía de este sábado.
La policía lanza gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que intentan acceder a la Asamblea Nacional de Ecuador pic.twitter.com/RdmecKrSV3
— RT en Español (@ActualidadRT) October 12, 2019
Además del alza del combustible, que fue la medida que detonó las manifestaciones, ahora los descontentos piden al Gobierno detener la represión contra el pueblo.
Este jueves se vivió uno de los momentos más tensos en la capital ecuatoriana. Miles de personas del movimiento indígena se apostaron frente a la sede del Parlamento, la marcha estaba liderada por mujeres, quienes con sus niños estaban junto a los policías.
Cuando tenían un par de horas en el lugar, cantando, comiendo e, incluso, dialogando con los uniformados, los policías decidieron arremeter con bombas y gases lacrimógenos a la multitud. La represión se extendió hasta horas de la madrugada en las inmediaciones de la Casa de la Cultura.